22. "Chantaje pelirrojo"

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Nerea
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Justo cuando pensaba que la vida no podía desordenarse más, aparece esta chica como testigo de algo que aún sigo sin entender; el beso de Alexandre, ese que ocurrió de forma inesperada.

Observé a la pelirroja con una mirada suplicante. ¿Cómo fue que llegué a este punto?

—Nerea, ella es Charlotte —declaró Derek—. Estudia aquí.

Sus ojos centellaron picardía. Hoy era mi fin, me preparé para lo peor. Mi frente se maquilló con una ligera capa de sudor, como señal de ansiedad.

—Encantada de conocerte, Nerea. —Me ofreció su mano de imprevisto—. Nunca te había visto.

¿Pero qué? Por alguna extraña razón, Charlotte volteó el juego. Su rostro se mostró impasible.

—E-Encantada.

—Tú eres nueva en la isla, ¿no? —Sonrío la pelirroja—. Cuando era novia de Alex no recuerdo haberte visto en nuestro círculo social.

¿Ella fue novia de Alex?

—Charlotte estuvo con Alex —emitió Derek—. Aunque, ¿quién no ha estado con Alex?

Derek rió de una forma extraña.

Mi mente había mareado mis ojos. Nuevamente, sentí la sangre sucia correr por mis venas. Cada recuerdo de mi cuerpo jadeando ante el contacto de Alexandre, me hacía sentir la idiota más idiota del mundo.

—Nadie puede resistirse a los encantos de Alex. —Charlotte me observó fijamente mostrando un irónico mensaje—. Absolutamente nadie.

—Nerea lleva varios meses viviendo en la isla. Nos conocimos el primer día de su llegada.

Esta escena me hacía sentir una inútil. Derek, la pelirroja y yo habitábamos cerca de mi casillero púrpura. El pasillo estaba cargado de estudiantes transitando, y mis palabras..., mi jodido lenguaje se había esfumado.

—¡Qué romántico! —vociferó Charlotte—. Quiere decir que conociste a mi Alex tiempo después.

La pelirroja enmarcó profundamente la frase "mi Alex", ya no sentía color en mis mejillas, todo esto para ella era un clásico e irónico juego de palabras.

—Sí, se conocieron meses después de su llegada. Aunque, no entiendo el interés por Alex, Charlotte.

—Derek —le interrumpí saliendo de mi fase de maniquí—, es mejor que entres a tu clase. La mía aún demora, no quiero que te retrases.

Toda mentira era justificable para salir de esta situación embarazosa.

—Tienes razón. —Me sujetó de la cintura otorgándome un beso en la mejilla—. Nos vemos luego.

No olvido que entre Derek y yo había una conversación pendiente, pero el orden de prioridades de mi cerebro me impedía reflexionar sobre el tema.

Se alejó completamente de nosotras. Al instante, la pelirroja direccionó su campo visual de manera amenazante hacia mí.

—Vaya, vaya —satirizó—. Hay que ver con lo inocente que pareces, nadie imaginaría que te liaste con los dos amigos.

Desordenas mi vida [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora