Desordenas mi vida [✓]

19."Instinto"

Alex
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Los seres humanos poseíamos comportamientos innatos, impulsos que estaban profundamente imbricados en el cerebro. Frenesí, lujuria, deseo o atracción. Eso que llamábamos ''instinto''.

Y..., algunas veces, el instinto podía ser nuestra guillotina francesa. A la espera del momento oportuno para hacerte perder la cabeza.

—¿Qué haces aquí, Nerea?

La presencia de Nerea provocaba que mi instinto derrotase al razonamiento.

—Vine a verte.

Me sentía dominado por ella, como si una fuerza sobrenatural ejerciera presión sobre mi cuerpo, una conexión espiritual que hacía que mi corazón se sobrecaliente, mis neuronas desaparezcan y mi piel se consuma.

Desde que la vi por primera, mucho antes de saber que era la novia de Derek, provocó que toda la energía eólica de mi alrededor se dosificara en grandes cantidades sobre ella.

—¿A mí? —pregunté mientras pequeños recuerdos entrecortados se presentaban en mi cabeza.

Jamás creí que fuera tan interesante observar a una persona mientras duerme. Mirarla con sus párpados cerrados, calmada, tranquila, disfrutar el instante donde en su inconciencia se giró y abrazó mi torso, a medida que su pierna se colocó sobre las mías para mayor comodidad.

«pudiste haberme apartado»

No pude apartarla. No quería apartarla.

—A ti. —La miré confundido—. Es decir... —tartamudeó—, vengo a buscar tu coche para llevarlo a arreglar.

—¿Te despertaste responsable hoy que has decidido pagar tus deudas?

—Es lo menos que puedo hacer después que salvaras mi vida.

Verla colgada de ese barranco llorando y suplicando por su vida, imaginar que le pudo pasar algo malo, me hizo darme cuenta que no quería que esta fastidiosa y torpe chica saliese de mi vida.

—Puedo preguntarle a esta Nerea responsable a dónde pretender llevar mi coche.

—Esta Nerea responsable llevará tu auto con el mejor mecánico de la zona. Se llama... —Buscó en su bolsillo izquierdo, haciéndome detallar su atuendo—. El Taller de Charly.

¿Qué rayos? ¿Y esa ropa?

—Un momento. ¿Pretendes ir vestida así a un taller mecánico?

—¿Así, cómo?

Mi cabeza estaba mal.

Para comenzar, Nerea cubría sus piernas con unos shorts de mezclilla que se ceñían a su cintura y caderas, adornando por diminutas perlitas color rosa claro. Más que una prenda de vestir, parecía una pieza preparada por las manos de Hades, incitándote a cometer el pecado.

Imaginar esas delicadas y tonificadas piernas abrazando poderosamente mis caderas, utilizándolas como eslabón para atraer mi cuerpo hacia el suyo, era demasiado.

Su torso protegido por un mini top color rosa chicle donde una llamativa donna de fresa con minúsculos brillitos resplandecientes yacía en la parte delantera de su microscópica camiseta.