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–Los declaro por El Primer Consentimiento Real como ''Esposos'', ahora largo de aquí

Nunca me imaginé que esto fuese más letal que la misma muerte física, sentir como una flecha atraviesa tu corazón desgarrándote lentamente, sentía que el fuego me consumía desde los pies hasta mi cuello asfixiándome sin piedad.

–¡Su majestad!, por favor asesinenme antes que tal infamia. Prefiero morir. –Me Hinque abrazando sus pies mientras lloraba amargamente rogando por rectificar su desición. –Juro por mi vida dársela; pero no me castigue de está manera, ¡Su majestad escuchénme!, ¡padre por favor, te lo suplico por dios. Matame!

Ninguna respuesta de su boca salio a la luz, permaneció frio durante mis suplicas, había olvidado lo cruel que podía ser, tanto así que no le importaría el gran valor de mis sentimientos. Sus guardias me sacaron de sus aposentos a la fuerza en mi, insistencia por una respuesta.

–Señorito Kim...

–En tu perra vida me vuelvas hablar Sara, te daré la muerte más lenta en algún momento, en uno donde se te olvide mi palabra.

Por primera vez desaté mi irá contra una persona no mereciente, quien diría que se siente tan bien quitarlo del alma.

Al llegar a mis aposentos y adentrarme en él, me acerqué a mi balcón iluminado por la luz de la luna sobresaliente en el lugar, pronto entiendo, a veces debes arriesgar algo para obtener algo a cambio.

La tormenta es temporal, cada dura demasiado, para muchos parece serlo, en nuestra imaginación están nuestros anhelos, deseo y exigencias de un mundo donde eres feliz.

Caminas en un terreno lleno de trigo, los sonidos que te transmiten gracias al viento, tu alma se libera como un niño, el atardecer abraza tu rostro y el alrededor. Esta es la razón de vivir, Paz plena. 

La Manuscrita Del Santuario RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora