XXI

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Esa suave voz tuya que me roza
Por favor, llama mi nombre una vez más
Estoy parado bajo la puesta de Sol congelado
Pero caminaré hacia ti paso a paso
Quiero estar contigo

En una habitación oscura sin luz
No debería estar acostumbrado a esto
Pero es tan familiar

El bajo ruido
De este aire acondicionado
Sin esto, creo que
Voy a colapsar

Riendo juntos, llorando juntos
Creo que estas simples emociones
Eran todo para mí

¿Cuándo será
Que nos volveremos a ver cara a cara?
Te miraré a los ojos
Y te diré que te extrañé

En esos bonitos recuerdos
La lluvia cae, aunque bailo solo
Para cuando esta niebla se disipe
Correré hacia ti con los pies empapados
Abrázame fuerte cuando llegue ese momento

La Luna se ve solitaria
Como si estuviese llorando en el cielo brillante
Aunque sepa que mañana vendrá de nuevo
Quería quedarme en tu cielo como una estrella

Aquellos momentos, aquellos días
Si hubiese sabido que terminarían así
Me hubiera aferrado a ellos más

¿Cuándo será
Que nos volveremos a ver cara a cara?
Te miraré a los ojos
Y te diré que te extrañé

En esos bonitos recuerdos
La lluvia cae, aunque bailo solo
Para cuando esta niebla se disipe
Correré hacia ti con los pies empapados
Abrázame fuerte cuando llegue ese momento

Detrás de la suave sonrisa con la que me miraste
Voy a dibujar una hermosa luz púrpura
Aunque nuestros pasos no estén sincronizados
Quiero caminar este sendero contigo
Quiero estar contigo

Detrás de la suave sonrisa con la que me mirasteVoy a dibujar una hermosa luz púrpuraAunque nuestros pasos no estén sincronizadosQuiero caminar este sendero contigoQuiero estar contigo

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Llegó la esperada mañana al Palacio Real de Daegu, asomando los resplandecientes rayos del sol, aún así, hacia un leve frío acogedor; merecido para un buen café recién hecho.

—Alteza, muy buenos días—. Entraba Isabel con delicadeza a mi habitación.

—Ni siquiera recuerdo estar aquí—. Susurré observando de que estaba solo en mi cama, cubierto con una bata.— Prepara mi ducha, asistiré a Busan.

—Claro alteza pero; por órdenes del Capitán, no puede ir solo—. Con voz un poco temblorosa, me miraba inquietante.

—Isabel, querida. Sabes—. Solté un par de carcajadas, adoraba sus bromas de mal gusto durante las mañanas.

—Esta vez, no estoy mintiendo. Enviará una carta poder matrimonial ante el Rey Osmán si no se percata a...

Ni siquiera deje que terminara su patético discurso primario, no siquiera me importó que por primera vez, saliera de mi habitación tan informal de lo que jamás aparentaba; pero estaba más que enfadado con la nueva postura que estaba tomando contra mí un pordiosero de quinta.

El hecho de saber que podía encontrarlo en la mesa real desayunando, fue simple suerte.

—Buenos días Alteza, perdone, es muy inmaduro de mi parte, comenzaré. Buenos...—.

—Ahorrate tus estúpidos comentario Jeon Jungkook. Espero que comprendas Pueblerino, tú y nadie me va a dar órdenes en que hacer o que no con mi vida. Ahora resulta que un criador de cerdos tiene los mismos derechos que un Princeso, ¿Una carta poder matrimonial?. No se si te das cuenta lo estúpido que suena esa palabra "matrimonio". Joder, como te explico que, tu serás el mugriento hombre campesino en esta jodida historia de amor.—Exclamé entre dientes mi disconformidad mirándolo directo a los ojos en un semblante neutro—.

—Princeso, ¿Acaso no se tiene un poco de amor así mismo?. Al principio me molestaba el hecho: campesino, pueblerino, mugriento o criador de cerdos; pero una cosa si te digo, este campesino pueblerino, criador de cerdos, te hizo gemir mi nombre una y otra vez jodidamente, murias por más—.

—Por dios, solo follamos y tú insolente cabeza se imagina lo que no, valla querido. Alfas como tú me dan asco—.

—Bien, te compartiré mis fantasías, seré abierto. No es por presumir pero cuando de follabamos, mi pene contra tus paredes hacia que tu rostro tuviera un aspecto diferente, solo que ni tú te das cuenta—.

—Vete a la mierda Jeon, no voy a permitir que un mugroso campesino me diga que necesito autorización para hacer de mi vida lo que él cree prudente. ¡Yo soy el Princeso Kim Taehyung, y yo seré el mismo infierno para ti!—.

—Correcto, me parece perfecta su última palabra. ¡Esta prohibido la salida del Princeso Kim Taehyung de este palacio, y quién intenté desobedecerme, pagará con su vida!—.

Mi sangre estaba hirviendo al ver tanta insolencia, hecha gracias a un pordiosero maldito sin fines de lucro en mi vida. Cerré mis puños, en tensión de lo que estaba pasando, el hecho de sentir vergüenza ante las órdenes de un simple hombre sin estatus, mi dignidad estaba quedando a la burla de todos.

—Con su permiso Alteza, deseo desayunar a gusto así que siéntate y disfruta de este manjar, es un buen día para ir a Busan acompañado, y si no se da. Nadie de los dos, irá de visita en este día a ningún lado. ¿No lo cree Princeso Kim?—.

Su mirada era tan penetrante, bastó con hacer que terminará sentado en la mesa real lejos de él, estaba molesto de sentir otra vez esa opresión inquietante punzando mi corazón, no deseaba caer en la tristeza profunda del mismo sentimiento cuando obtenía esa misma respuesta de parte de mi propio padre, no deseaba ésto.

Yo no soy rebelde, me defiendo de este corazón que ha sido herido alguna vez, de este corazón que nació frágil y que han roto miles de veces, está opresión que me ha dejado en mar de llanto durante noches oscuras. Te necesito madre.

—Esta bien, no me dejas opción Jeon, voy a sacar a mi perro a pasear, se que lo necesitas, sueles concentrarte en el trabajo que te olvidas de tu alrededor.—Alcé mi rostro a un buena colación para elevar mi orgullo, el único que puede desplomarse a toda costa.— Tienes razón Jeon, espero me perdones mi insolencia, te he juzgado mal, me portaré bien está vez, soy un pésimo Omega. Perdoneme.

Esta vez utilicé mi orgullo para otros deberes, tenía razón, no puedo mostrar mi máximo resplandor si no me comportó como un ordinario Princeso Omega como acostumbrados tienen las reyes, debo aparentar debilidad de poco a poco, lograr darle la suficiente confianza a un imbécil Alfa, ¿Quieren ver a un ordinario Omega inútil?, Lo tendrán, solo necesito perfeccionarlo.

—Que bien que nos estemos entendiendo con buenos términos—.

—Tengamos sexo más seguido Capitán, admito que su pene es glorioso—.

A pesar de intentar fingir, creo que esa parte no resultó en mí, si fui sincero en todos los sentidos. Me avergonzaba pero dicha experiencia abrió mi mente a nuevas formas de apreciar la naturaleza sexual, como si fuese una magia adictiva dentro de mi cuerpo recién creada, era como, ir al cielo estando pecando, "joder que rico"

—¿Me crees estúpido Princeso Kim?—.

La Manuscrita Del Santuario RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora