Ese perfecto acto entre nuestros labios, era una sensación de adicción perfecta. Sus manos de deslizaron sobre mi cuello dejando una conexión eléctrica con los pulgares que me hicieron echar la cabeza hacia atrás.
Sentir la presión entre sus carnosos labios contra los míos, esa fuerza que me impedía salir de lo que fuera; posterior, sus manos ya estaban sobre mis hombros, rozando mis brazos cambiando de lugar en un posicionar sus manos sobre mi región lumbar.
Había ligeros escalofríos inquietantes pero placentero. Intenté estrecharme contra él con un leve mordisco en sus labios.—Perdón, creo que me estoy... excediendo—. Aclaré un poco más el tono de mi voz.— No te vallas, me interesó mucho tu argumento sobre el quedarte a dormir junto a mi—.
—¿Por qué siempre tienes que hablarme de manera formal?, Sin contar los insultos, claro—. Preguntó en un tono un poco de burla.—Solo quiero saber.
—Necesito descansar, necesito despegarme del mundo Jeon, buenas noches—. Interrumpí su sermón, me acosté a dormír olvidando su pregunta.
Recién había cerrado mis ojos cuando sentí sus manos en mi cintura izquierda, tan cálidas pero un poco incómodas al no estar acostumbrado.
—Con el tiempo te acostumbrarás—. Me acercó hacia él con una sola mano—. Te amo.
Gracias a Jeon, no podré sacar de mi mente esa cursi palabras tan candente, esa voz gruesa intermitente.
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Un nuevo día llegó al Palacio, quien diría de que todo estaba tan raro de repente, sucesos extraños, los empleados siendo más organizados; parece que no existiera, inclusive el clima es favorable.
—Buenos días Alteza, ¿Gusta su té de arándanos, de frambuesa, de zarzamoras? O mejor aún, leche de plátano—Exclamó con voz agitada dicha sirvienta.
—No es necesario, en la mesa hay tanta variedad, hoy será un día libre de comer todo lo que guste: carne de cordero, pollo al vapor, una ensalada de frutas, otra de verduras con pasta, kimchi, filete de pescado, pastel de tres leches y...—.
Era yo o todos estaban actuando de la manera más rara en toda mi existencia.
—Gracias Isabel—. Aclaré un poco mi voz con el ceño fruncido—No era necesario tantos gestos.
Me adentré al comedor con rápidez, nuevamente fui sorprendido, ¿Hoy no es el día de los inocentes o algo parecido?.
—Alteza, buenos días, no se moleste en nada, nosotros somos sus sirvientes y estamos para servirle, soy su admiradora, usted es tan valiente—Decia con una sonrisa enorme que adornaba su cara.
—Wow, yo. Gracias de verdad, es un placer...—En tono preocupante dentro de una leve sonrisa y actitud.— El...
—El Capitán Jeon llegará en unos momentos, fue a realizar algunas cosas personales, me dijo que prosiga a comer, hágalo por favor, soy su admiradora, usted es tan valiente—. Repitiendo la última oración.
Se supone que me encantaba el total silencio en el Palacio, pero está vez si se pasaron.
Con la misma proseguí para sentarme, agarré los cubiertos con delicadeza, con la misma elegí que desayunar carne de Cordero.
En el transcurso que comía, me tensaba el hecho de tener el silencio en todos lados, parecía como si fuese una oscuridad silenciosa. No solo eso, si no estar más incómodo por las miradas atentas de mis sirvientes, como estuvieran en espera de una orden mía, eso causa miedo.De la nada comencé a toser por atragantarme con la comida, gracias a estar yo más atentas con ellas.
—Lo sabía, tu carne de cordero es un insulto contra nuestro Rey, ¿Acaso quieres envenenarlo?, No sabes cocinar—. Reclamó contra una de las sirvientas
—Oh, no hables de comidas por qué tu pastel de tres leches está muy dulce para el paladar de Alteza, tu no sabes cómo preparar bien en unto, ¿Y te llamas Reyna de los pasteles?, Todo revuelto—. Ofendida le respondió.
—Oigan, estuvo rico tod...—.
—Ustedes dos no saben lo que es la dedicación a la cocina, yo me especialice en comida culinarias de alto rango—. Alzando la voz.
—Ay si, mira quién habla, la golfa que se la pasa acostada mientras tengo que pelas las papas y hacer el té—.
—Mira, tu no hables, tu te comes los panqueques que deja el Rey cada vez que se llena, eres una ratera—.
Comenzó una pelea verbal entre las sirvientas, una contra la otra mientras; eso no fue todo, continúo con una excelente guerra de comida.
—¡¡Ya!!...
En el instante que me levanté para poner un fin a la pelea, escuché la voz de mando de Jeon resonar por todo el gran comedor, callando a más de uno, incluyéndome.
—¡Cómo se atreven hacer este tipo de atrocidades enfrente del Princeso Kim!, ¡¿Que no tienen vergüenza!?, ¡¿Les comió la lengua!?.
—Lo sentimos capitán—. Exclamó con culpa.
Vi como se acercó a dicha sirvienta, observando a cada una de ellas.
—¡Esto no tiene perdón, su comportamiento es una deshonra para la nación, insolentes, su castigo es la muerte!—. Con voz firme.
No me esperaba dicho castigo por un acto de tan infantil, pero por su forma de expresarlo, esto iba enserio, a tal grado de que comenzaron a hincarse ante sus pies llorando.
Desvié mi mirada por la ventana, pude observar a mi sirvienta personal Isabel llegar con dos persona cubiertas con grandes capas oscuras—Jeon, ya déjate de juegos. Limpien todo esto, ¡Rápido!. Tenemos visita—. Me levanté de mi asiento.
Posterior, comencé a caminar hacia la entrada principal del palacio con rápidez, tenía cierta curiosidad de saber quiénes eran hasta que los vi en persona, y era algo del cual no me esperaba.
—¡Atención, El Princeso Park Jimin y el Capitán Min YoonGi están aquí!—.
¿Capitán?, ¿Acaso han casado a mi primo al igual que lo hicieron conmigo?
—Oh por dios Taehyung—. Exclamó Jimin al abrazarnos después de tanto tiempo sin vernos.
—¿Que sucede?, ¿Por qué estás en Daegu y no en la capital?...—
—¿¡Por qué te vas a enfrentar a muerte contra Bogum!?—Preguntó de manera breve.
—Primero contesta mi pregunta, y te responderé, estás alterado—.
—Fui exiliado, un traidor confesó que fui yo quien mando a matarlo mientras dormía día después del intento, mi hombre iba asesinarlo, supo todo, me obligó a casarme junto a él, fui exiliado después de que el Rey falleciera.—Aclaro su voz un poco.—cambió de opinión ese día, alguien nos avisó que nos mandarían a matar después de tu decisión, huimos de la capital, buscamos refugio, trajimos todo lo necesario, nuestras reservas de oro junto con las tuyas están escondidas en este Estado, tu marido sabe.
Era el único imbécil que no sabía que tenía más reserva de oro en Daegu, tenía que ser más astuto en esos factores.
—Tae, no puedo perderte a ti, no puedo, después de que te casaste con el Capitán Jeon, no se nada de Seok Jin en su viaje a Japón en barco, espero este seguro pero; tú—Al borde de sollozar.
—No puedo retractarme, la libertad de este imperio merece un gran sacrificio, sacrificio que quedara marcado en la historia de este imperio—.
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Spoiler: en el capítulo 30, se nos viene la Guerra de Trono a muerte contra hermanos, me ayudarías mucho a compartir este maravilloso fanfic con la comunidad, de ante mano agradezco a las personas que esperan con ansias las actualizaciones 😳💜.
Las amo :3 <3, Saranghae chingus.💜😌
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La Manuscrita Del Santuario Real
FanfictionTodo comienza en el año 1509, cuando el Reynado de Osman estaba en un completo caos, decisiones injustas que abrazan la codicia en que se destacaba la subordinación imperial. Ese mismo año, nacería un Princeso, el primer heredero oficial del Rey y s...