XXVIII

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Del beso no paso absolutamente nada necesario, fue lo suficientemente complaciente dicho detalle. El tiempo de la noche marchaba, no podíamos continuar, me quedé dormido entre sus brazos tan fornidos, eran como almohadas más cómodas para mí.

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—Buenos días Park, Capitán Min. ¿Que les está pareciendo el desayuno?—Pregunté con voz dulce entre una sonrisa.

—No lo sé; pero el amor te ha cambiado, ¿Soy yo o te veo más a tu...no importa, te vez feliz y lo transmites—. Aclaró en su conclusión.—Eso es una buena señal.

—Dejemos de hablar de mi, necesito saber que está sucediendo en la capital, es muy favorable comenzar desde el inicio.—Observé a los dos con interés.—después de mi casamiento, necesito todo.

—Odio cuando sueñas a una persona políticamente hablando, me pones nervioso—.

—Hambruna, gladiadores con bajo rendimiento para una guerra, escasez de alimentos, robos, la capital está en banca rota—Min habló al instante sin pensarlo, fue al grano.— la capital ya no tiene ingresos, comenzará a subir los impuestos.

—Gracias Capitán Min, me sorprende que sea sincero—.

—Lo mismo digo de usted, pelear contra su hermano a muerte es relevante, no descansaré hasta que mis súplicas lo protegan—. 

Fue sincero, neutro y serio en ese aspecto, acepte dicho discurso con una leve reverencia.

—Isabel—. Exclamó ante mi petición, esperando su presencia.

—Alteza buenos días, ¿Desea algo en especial?—. Preguntó mientras realizaba una reverencia.

—Muero por saborear algo salado, no lo sé, pescado con una ensalada de verduras, queso parmesano—. Me acomodaba en mi habitual asiento.— Tal vez un consomé de pollo, ah. Muero por un café amargo, tengo curiosidad de volver a probarlo—. Recalcaba bien esa última parte.

Dicho lo anterior, le presté atención a Jimin en todos los sentidos, pero su mirada me desconcertó sintiéndome algo extraño por eso.
Llegó el desayuno, decidí degustar de lo que no suelo comer con frecuencia, incluso el café amargo fue tan delicioso que me había pedido otra taza.

—Wow, me sorprende que hallas degustado de los platillos salados, si que morías de hambre, quien diría—Exclamaba entre un leve suspiro.—Cielo, que te parece si conoces más a fondo el castillo de nuestro Alteza, se que te gusta—Dijo Jimin con calidez a su esposo.

—Oh, es verdad, discúlpeme Capitán Min, disfrute de su estancia, le puede gustar tal vez el recorrido por el palacio, se que es muy imperativo en esa cuestión, no lo juzgo—.


—Es un honor para nosotros ser recibidos en su humilde palacio, es un buen y honorable hombre Real, no deseo interrumpir más, necesitan su momento de omegas, me retiro—. Reverenciaba al ya aver terminado su platillo de comida.



De unos minutos para acá, el momento se volvió una tensión entre Omega a Omega, de Princeso a Princeso, de saber y no saber percibiendolo por Jimin, el hecho que me incomodara su mirada amenazante como si hubiera cometido algún coqueteo, o algo que lo halla hecho ponerse serio en espera de una respuesta lógica por mi parte.


—No te soporto cada vez que me miras con esa cara de celos Park, no tengo cabeza para pensar en hombres Alfa—Aclaré algo que por telepatía él me transmitía.

—No tiene nada que ver con celos, se trata de ti—. Jimin ya estaba justo a mi lado, no había nadie en el lugar, éramos los únicos—Tus celos son regulares, ¿Verdad?

Todas mis espectativas se fueron al escuchar a Jimin devolverme a la realidad, no era tan fácil caer.

—Por supuesto, pero he estado estresado por mi enfrentamiento —.

—Ok, ¿Y desde cuando para acá a ti te gusta tragarte dos tazas de café amargo cuando sabemos que odias el café?—Levantada cada sospecha entre frase—.¿Desde cuándo dejaste de ser virgen?. ¿Desde cuándo me mientes?


Reaccioné en ese momento dándome cuenta de las simplemente cosas que en mi vida diaria no las considero importante, todo está teniendo sentido.

—Oh por dios, no me jodas con esa pregunta Park Jimin—. Aterrado.

Me imaginaba lo peor de lo peor, más terrible que el hecho de morir, más que perder unas minas, solo quedaba una cuestión. Supe que realmente me estaba sucediendo, estaba recordando con vergüenza las veces que me entregué en cuerpo a Jeon, como si no hubiera un mañana.

—No he tenido mi celo desde hace...4 semanas—. Poco a poco entraba en una crisis existencial con toda la información como balde de agua fría.

—No puede ser Kim Taehyung—. Decía con emoción cubriendo su boca con una mano—. Estás en cinta.

El hecho de no estar listo para algo, llega cuando menos te lo esperas, sufrir por ello llevará grandes consecuencias, como te explico que esto es una tortura, un apagón para mí autoestima, mi libertad o cualquier cosas que se implemente ser madre responsable.

Me levanté de la mesa para luego reaccionar de una forma más violenta que antes.

—En tu perra vida me felicites por un engendro como ésto, es es un error, estás equivocado si tú crees que esto me va a detener— La rabia se apoderaba de mi, el solo escuchar alguna palabra como Bebé o cachorro, me revolvía el estómago del coraje.

—¿Cómo te atreves a hablar de esa manera?—Se había levantado de golpe con molestia de mi respuesta.— Ese cachorro no tiene culpa de tus calenturas con Jeon, ya madura Kim, ya no estamos jugando a las muñecas de trapo.

—¿Madurar?, Mírate tú, huyendo de la capital como el inútil Omega que siempre eres, uno del cual no lucha por la justicia de su aldeanos—.

—Claro que lo pienso, lo hago a diario, pienso en mejores opciones, no me aviento a la primera donde valla a terminar muerto como idiota por un Alfa que es mucho más superior que tú, sabes que te destrozara el puesto, tú solo eres un Omega, reconoce tu posición—.

Al escuchar tal confesión por parte de Jimin supe que había cometido un gran error.

—Era justo lo que quería escuchar Park, quería ver lo víbora que te has vuelto, pero adivina qué, yo moriré en honor, ¿Y tú?, Terminarás siendo dama de compañía por unas mugres monedas vendiendo te—.

—No pensé conocer esta versión tuya Taehyung...—

—Para ti soy Alteza, o te acoplas o te jodes, te quiero fuera de mi palacio en 2 horas, necesito que la mierda salga de mi palacio.—


—No te preocupes por eso—. Sollozando habló.—Pero aquí la ramera prostituta que salió con su domingo siete eres tú, por imbécil—.

—¡¡¡Guardias!!!, ¡Desalojen los aposentos del Princeso Park y Min con todo lo que tengan, no los quiere un segundo vas!, ¡Por qué ya no eres bienvenido!

Mi ego estaba herido recurriendo a desquitarse con todos los que hubiera en el camino, no podía mostrar un corazón débil ante la corona, debo ser fuerte, no me sirve llorar, aquí solo existe la venganza, buscar quien lo pague.



(Jamás naceras, eres una escoria, engendro de mestizo de clase baja, entre él y yo hay una diferencia enorme, este bebé mestizo no va a interrumpir mis planes como Rey, así tenga que hacer lo peor por eliminar a cada uno, así será)

La Manuscrita Del Santuario RealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora