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En cada escuela siempre existen aquellos alumnos que destacan más que otros, ya sea por un increíble atractivo físico, por una inteligencia superior al promedio o porque destacan en algún deporte, y el Colegio Deliar no es la excepción, no era una institución particular, mucho menos era para los hijos de personas adineradas, es simplemente una sencilla, pero prestigiosa institución educativa.

Deliar contaba con la presencia de cinco estudiantes ejemplares que eran admirados por el resto de sus compañeros, quienes eran apodados como los ¨5P¨, ya que, aunque todos ellos eran extremadamente guapos, no podían simplemente ponerles el grupo algo referente a su aspecto físico, o el grupo de los nerds, porque no todos eran tan inteligentes, pero eran populares, así que era mejor que nada.

El primer lugar lo ocupaba Choi San, quien era conocido por todos como Sanshine, ya que era una persona de carácter alegre y positivo como el sol que se llevaba bien con todos y trataba de apoyar en todas las actividades en las que lo solicitaban, pero que al mismo tiempo podía ser todo un horror cuando se encontraba de mal humor.

El segundo lugar lo ocupaba el archi-nemesis de San, Jung Woo Young, conocido como Woo, el jugador estrella del equipo de futbol de la escuela y a nivel nacional, además de ser bastante solidario con los demás, nunca dejaba el hecho de ser tan famoso se le subiera a la cabeza, el único defecto que solía tener es que no se tomaba las cosas con seriedad y disfrutaba mucho molestando a San.

El tercer puesto le pertenecía a Park Seong Hwa, conocido por todos como Hwa o el hada blanca, ya que era la única persona que lograba controlar a San cuando se encontraba verdaderamente molesto, generalmente siempre después de un incidente con Woo, y porque no importaba lo que pasara, siempre se mantenía con una sonrisa en el rostro. Era quien estaba siempre a cargo de los eventos estudiantiles por su gran capacidad de liderazgo y organización.

El cuarto lugar era ocupado por Kim Hong Joong , el mejor amigo de San, quien siempre se mantenía a distancia de las otras personas, por lo que decían que era el príncipe del hielo, aunque solía ser muy amistoso dentro de su círculo de amistades. Era el presidente del club de lectura y había sido ganador de varios premios a nivel regional en concursos de literatura.

El último lugar era para Kang Yeo Sang, quien era el mejor amigo de Woo, era una persona bastante reservada, pero al igual que su amigo, solía apoyar a sus compañeros siempre que le pedían su participación, además de que él fungía el papel de Embajador dado que trataba de mantener bajo control a su voluble amigo y, sobre todo, impedía la mayor parte del tiempo que molestara demasiado a San.

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Yeo Sang había llegado tarde el primer día del nuevo clico escolar, ese día en que quería que las cosas fueran diferentes, pero por culpa de su adorado hermano menor, paso toda la noche jugando videojuegos hasta que salió el sol, por lo que cuando sonó la alarma de su celular para avisarle de que era el momento de arreglarse, apenas y tuvo el tiempo suficiente para que no se le notara lo desvelado que se encontraba.

Llego al segundo piso que estaba destinado a las taquillas de todos los estudiantes, corrió hacía la suya, tomo los libros de las clases que aún quedaban y estuvo a punto de chocar con un grupo de chicas de primer año, quienes al verlo se le quedaron observando, pero cuando les regreso la mirara, ellas se sonrojaron y comenzaron a reírse por lo bajo.

Una pequeña sonrisa se marcó en sus labios, ya era normal que usara su cara de póker para librarse de estas situaciones fastidiosas, ellas hicieron una leve reverencia en señal de respeto a su superior, sin embargo, en cuanto les dio las espalda y logro dar unos pasos las escalares que lo llevarían al tercer piso, las escucho susurrar.

- Si el embajador no hubiera llegado tarde,  Woo no hubiera hecho eso… - dijo una de las chicas y sus amigas asintieron al comentario.

Yeo Sang se detuvo en seco al escuchar eso, inhalo una gran cantidad de aire y regreso junto a las cuatro jóvenes que seguían mascullando en voz baja, puso la mejor sonrisa que tenía y les pregunto de que hablaban en un tono casi seductor.

Fever LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora