Fever Love

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San se encontraba molesto, primero consigo mismo, porque, aunque las palabras que le dijo él líder de los porristas no le sentaron bien, admitía que tenía razón, si su archi-nemesis engañaba o no a su pareja, era problemas de ellos dos, él no tenia porque involucrarse, aunque el hecho de saber que ese imbécil era un infiel le enfurecía a tal extremo de querer estrellar el puño contra su rostro.

En segundo lugar, le molestaba mucho la actitud que Mingi había tomado hacia él, anteriormente no le prestaba mucha atención, solo sabía que era amigo de Woo Young y de Yeo Sang, sin embargo, no solía pasar tanto tiempo con ellos, por el contrario, solía irse con otras personas y era el castaño quien solía ir detrás de él a cada rato, pero el rubio no le daba importancia a sus suplicas.

¿Cómo es que pase por desapercibido la gran influencia que tenía?

San era considerado como el rey de la escuela, más eso a él lo tenía sin cuidado, no es como si se aprovechara del hecho de que la gente lo admiraba o que algunos le confesaran su amor, al principio si fue molesto que donde quiera que fuera, acompañado o solo, hubiera ojos a la expectativa de lo que hacía o no, no obstante, con él paso del tiempo fue ignorando todo aquello y siguió siendo él mismo.

Era consciente que Hwa era popular porque siempre mentía, no existía un día en que las mentiras no se escaparan de su boca, y era por eso por lo que siempre terminaba realizando el trabajo de otros por no saber expresar sus verdaderos sentimientos, en cuanto a Hong, bueno, su querido amigo era el caso contrario al otro, porque era su extrema franqueza y actitud fría lo que hizo que llamara la atención de los demás.

- ¡San! - el pelinegro se detuvo y miro sobre su hombre para ver quien lo llamo, se sorprendió al ver que era el peliplata, quien corría hacia él - ¡Llevo rato buscándote! - le confeso al colocarse frente a él - ¿Estas bien?

San enarcó una ceja, claramente, confundido ante la pregunta, ¿por qué debería encontrarse mal? Y, sobre todo, ¿Por qué él debería preocuparle si no lo estaba?

- Escuche que Min discutió contigo - explico Yeo al notar que el otro no entendía porque lo interrogaba sobre su bienestar - No se que fue lo que sucedió entre ambos - alzo la mano en señal de alto al ver que San comenzaba a abrir la boca para discutir - Tampoco es algo que tenga que ver conmigo - el pelinegro se cruzó de brazos - Solo quería pedirte que no tomaras a pecho lo que te dijo, desde la mañana andaba de mal humor, así que cuando anda de malas suele ser muy grosero y no mide lo que dice, estoy seguro de que él mismo vendrá a pedirte perdón cuando su estado de ánimo mejore...

- No quiero sus disculpas - dijo San con honestidad - Tampoco necesito que vengan a pedirme disculpas en su nombre... - Yeo sintió una puñalada en el corazón por lo indiferente que le veía y hablaba el otro, pero antes de que pudiera responder fue interrumpido por Woo.

- ¡Choi San! - grito el castaño mientras caminaba hacia ellos, evidentemente, enfurecido, los puños los tenia fuertemente apretados - ¿Qué diablos le dijiste a Min?

- ¿Yo? - la indignación comenzaba a apoderarse de San, quien se encaro a su rival dándole un empujón en el pecho cuando lo noto demasiado cerca de su cuerpo - ¿Qué le hice yo a él? ¿Por qué el responsable soy yo? ¿Por qué no preguntar que me hizo él a mí?

- ¡Conozco a mis amigos muy bien y se que son capaces de hacer! - exclamo el castaño, le hecho una mirada de reojo a su amigo antes de regresarla a San - Se bien que clase de personas son, así como se que tuviste que haberle dicho algo a Min para que explotara, se perfectamente que Yeo vino a disculparse por él y a decirte que no le hagas caso...

Se encontró a Min en el vestidor exclusivo para los porristas y jugadores de futbol, fue a buscarlo porque escucho el cotilleo de varios estudiantes preguntándose que sucedió entre San y su amigo en el receso debido a que muchos vieron que estuvieron hablando y en un punto se les noto que discutían, sin embargo, debido a que los amigos de Mingi se encontraban resguardando el área, nadie puedo acercarse para oírlos.