Capítulo 16

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Capítulo 16

Llegar a su casa fue más complicado de lo que pensó. Sabía que habrían muchos muertos, ya que fue por culpa de estos que no logró volver en todo ese tiempo, pero tenía la esperanza de que se dispersaran en ese tiempo que estuvo lejos.

Las calles estaban llenas de ellos así que tuvieron que hacer lo imposible para que no se dieran cuenta de su presencia. Si alguno de ellos los notaba, tendrían que disparar o golpear su cabeza con fuerza. El ruido alertaría a otros y sería un caos. Por suerte, los que acabaron descubriendo que estaban ahí fueron eliminados por Jungkook. El alfa acabó con varios sin hacer ningún ruido y Seokjin tuvo que recordarse a sí mismo que tenía experiencia militar.

Cuando vio su casa, no pudo evitar sonreír. A unos pasos estaba su hermano. Dentro de nada podría abrazarlo. Su pecho se sintió liviano después de mucho tiempo y, sin poder evitarlo, corrió hacia la entrada. Oía a Jungkook detrás suyo y sintió mariposas al pensar en que estaba a punto de presentar a una de sus parejas a la persona más importante de su vida. Sería difícil. Sabía que lo sería. Su hermano renegaría. Probablemente no querría saber nada de ellos. Joder, seguro que hasta le apuntaría con su escopeta.

Pero estaba seguro de que si su hermano les daba una oportunidad, le acabarían cayendo bien. Estaba seguro. Así que deseó con todas sus fuerzas que no pusiera mucha resistencia a ello.

- Seokjin.- Jungkook pronunció su nombre sacándolo de su mente y las mil escenas posibles que imaginaba que podían ocurrir en los próximos momentos.

Paró de correr y se giró hacia él, pensando que tal vez había llamado la atención de algún muerto. Pero Jungkook miraba hacia su casa. Siguió su mirada hacía la entrada. Jadeó al ver que la puerta estaba abierta de par en par.

Sus pies se movieron antes de que su mente lo procesara. Entró en el edificio lo más rápido que sus piernas le permitieron. Sus oídos zumbaban de tal manera que no oía a Jungkook diciendo su nombre para que se detuviera. Recorrió los pasillos, buscando a su hermano. Quería gritar su nombre pero su garganta estaba cerrada, haciendo imposible que cualquier sonido saliera de esta.

Subió las escaleras al segundo piso, abriendo todas las puertas y sintiendo que el aire le asfixiaba más y más cada vez que comprobaba que las habitaciones estaban vacías.

Llegó a la habitación de su hermano. Se paró delante, temiendo abrir la puerta. Poco a poco llevó su mano al pomo. ¿Y si estaba ahí? ¿Y si estaba muerto? En todo este tiempo, nunca pensó que su hermano podría no seguir con vida. Ni siquiera considero esa posibilidad. Cogió aire cómo pudo y abrió la puerta de golpe. Sus ojos se llenaron de lágrimas. La habitación estaba vacía.

Su cuerpo se movió sin que supiera que estaba haciendo. Entró en la habitación, sus ojos moviéndose frenéticamente, buscando a su hermano cómo si este estuviera escondido. Hasta que pararon en el escritorio. Un objeto muy conocido para él reposaba cómo si ese fuera su sitio cuando no era así. Un peluche de una alpaca que Seokjin conocía muy bien. Su hermano se lo había regalado cuando nació y había sido su peluche favorito desde el primer segundo. Lo guardaba por los recuerdos en su propia habitación, en uno de los cajones con cosas olvidadas. Lo escondía porque le daba vergüenza que su hermano se burlara de él por conservarlo.

Se acercó al escritorio. Sus ojos fijos en el peluche y en el papel cuidadosamente doblado debajo de este. Lo cogió acercándoselo a su rostro para poder verlo mejor. Su mirada estaba empañada por las lágrimas. Deseó, con toda la fuerza de la que disponía, que fuera una carta para decirle que se había tenido que ir y dónde tenía que buscarlo. Se aferró a ese deseo para desdoblar el papel. Con la manga se limpió las lágrimas. Escuchó a Jungkook entrar en la habitación pero no se giró. Toda su atención estaba en ese papel.

"Seokjin, no sé cómo empezar esta carta. Quiero decirte tantas cosas y al mismo tiempo no encuentro las palabras indicadas para hacerlo. Estoy seguro, de que sabes que te amo, que te adoro desde el día en el que naciste. Te lo digo, aunque sé que lo sabes porque sé que esto va a ser más duro para ti que para mi.

Hace dos días desde que te fuiste. Tuve miedo. La idea de que estuvieras muerto me aterrorizaba pero se que no lo estás. Sé, de alguna manera, que sobrevives. Igual que sé que leerás esta carta algún día.

Estoy contagiado, Jinnie. Lo siento. Lo siento mucho. Hay tantas cosas que no te he contado. Y ahora que puedo, sólo logró pensar en lo mucho que lo siento. Porque para mí será rápido. Piensa en eso ¿vale?. Piensa en que no he sufrido. Te pido, por favor, que tú tampoco sufras por tu estúpido hermano. Que me perdones por no poder protegerte más. Que no sientas pena por mí porque tengo gran culpa de que esto esté pasando.

Ojala tuviera el tiempo y las hojas suficientes para escribirte todo lo que quiero pero no me queda mucho. Así que te diré lo que voy a hacer. Me encerraré en el baño de esta habitación y acabaré con mi vida antes de que esa enfermedad haga que pierda lo que soy. Cuando leas esta carta, coge los supresores de mi armario y huye. Busca un lugar seguro porque esta ciudad ya no lo es.

Por favor, cuídate y, pase lo que pase, recuérdame cómo el hermano mayor que siempre quiso lo mejor para ti. Cuidaré de ti todo lo que pueda desde dónde sea que vaya a ir ahora. Te quiero, hermanito."

La carta cayó a sus pies. Sus ojos se clavaron en la puerta cerrada a su derecha. Sus pies se movieron parándose delante de esta. Su mano se apoyó contra ella. No podía pensar. No podía. No, esto no podía estar pasando.

- ¿Seokjin?

- Ábrela. - Se oyó decir a sí mismo. Su mente estaba en blanco. Ni siquiera sabía de dónde salían esas palabras. - Por favor, ábrela.- Repitió cuando el alfa no se movió.

Jungkook se acercó. Apartándolo con cuidado para tener acceso a la puerta. Le dio una mirada confundida antes de llevar la mano al pomo y girarlo. La puerta se abrió con un clic que resonó por toda la habitación.

Seokjin se apresuró a abrir la puerta del todo. Y ahí estaba. El cuerpo de su hermano. Una pistola tirada a un lado de su mano. Estaba sentado apoyado contra la pared frente a la puerta. Seokjin ahogó un grito de terror al verlo. Sus ojos buscaron los de su hermano. Sintió que se moría al verlos abiertos, mirando a la nada.

Dio unos pasos hacia delante y todo se detuvo cuando el muerto le devolvió la mirada. 


Va  a sonar raro, pero escribí este capítulo mientras escuchaba honey honey de mamma mia XD

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