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El rubio se tiró nuevamente a la cama por el cansancio de ese solo día, solamente era lunes y ya quería que la semana acabase

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El rubio se tiró nuevamente a la cama por el cansancio de ese solo día, solamente era lunes y ya quería que la semana acabase.

¿Qué tan jodido podría estar si disfrutaba que otro hombre lo humillara y tratase como si fuera un animal? Porque sí, sabía que tener relaciones nuevamente con ese tipo del instituto solamente convendría un poco de sexo duro y salvaje, algo con lo que no estaba en desacuerdo, pero tenía su límite, siempre lo tenía y nunca les importaba su bienestar.

Escuchó la puerta principal abrirse y luego cerrarse y supo que su padre había regresado, algo que lo pudo haber puesto feliz, pero su relación no era la mejor de todas, al contrario, él la consideraba como un asco y fracaso total.

¿Cómo podía hacer amigos donde sea que estuviera, pero le parecía una misión imposible mantener una relación estable con el único familiar que le quedaba? Porque sí, le era muy fácil entablar conversación con los demás, pero no podía siquiera mirar a los ojos de su padre sin sentir que algo se remueve con incomodidad dentro de él al saber el tipo de persona en el que se ha convertido y sabe mucho más que ha sido la más grande decepción de su padre.

Y odiaba sentirse de esa manera, débil y dependiente de alguien. Tenía su límite, como todos lo tenían con ciertas personas y situaciones, pero él no sabía hasta donde podía llegar si se acercaba demasiado al que lo engendró y, por primera vez en años, deseó que su madre estuviera ahí con él, ella sabría qué hacer en esa situación, pero él no estaba nada de cerca a ser el tipo de persona perfecta de manera física como lo era el ser que le dió la vida; y odiaba eso todavía más, el estarse comparando con la persona que lo abandonó dejándolo a él y su padre a su suerte.

—Te odio tanto, madre— susurró en un tono de voz un poco alto—. Te odio por dejarme abandonado a mí y a mi padre, te odio— expresó con un tono de voz grueso y lleno de resentimiento.

—¡Lee Félix, adivina quién volvió a follar con el chico de la fiesta!— un emocionado Jisung entró a la habitación dando un portazo que retumbó por todos lados

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—¡Lee Félix, adivina quién volvió a follar con el chico de la fiesta!— un emocionado Jisung entró a la habitación dando un portazo que retumbó por todos lados.

—Te felicito, amigo— le brindó una pequeña sonrisa de labios cerrados al notar la emoción del castaño—. ¿Pero eso cuándo fue?— se enderezó en la cama sentándose correctamente.

Sabes que no soy bueno -Hyunlix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora