♣️2♣️

238 27 3
                                    

Sábado en la mañana y aún está tirado en la cama mientras su amigo le habla de la fiesta a la que fue, aunque más específicamente del chico al que conoció en ésta, lo que tiene con los oídos cansados al pobre rubio que no lo ha dejado de escuchar ...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Sábado en la mañana y aún está tirado en la cama mientras su amigo le habla de la fiesta a la que fue, aunque más específicamente del chico al que conoció en ésta, lo que tiene con los oídos cansados al pobre rubio que no lo ha dejado de escuchar desde hace 45 minutos que se presentó en su habitación gracias a la copia de la llave que le dio para cuando tuviera problemas en su casa, pero éste, solamente se aprovecha de su generosidad y entra cada que quiere a cualquier hora del día y cualquier día de la semana.

—... Y entonces me llevó hasta la pista y ahí nos íbamos a besar, pero llegó esta rubia de último año y quiso que nos separáramos, pero él no dejó y...

—Y quiero seguir durmiendo, Han, de verdad, por favor— se colocó una almohada en la cara para ahogar un grito de frustración.

—Te hubieras ahorrado todo esto si hubieses ido conmigo, también me dijo que tenía un amigo muy lindo y que...

—No estoy para chicos lindos, Hannie. Déjame dormir 30 minutos más y te juro que te escucho todo lo que quieras, ¿trato?— el castaño lo miró fijamente unos segundos hasta que suspirando aceptó.

—Está bien, hazme un espacio que también tengo sueño, ese chico me desveló toda la noche y...

—Que duermas— respondió antes de que su amigo siguiera hablando y cerró los ojos sintiendo al castaño abrazarse a su espalda, costumbre que tiene desde que se conocen.

—Perdón por hablar tanto, Lix. Debes estar muy cansado, que duermas bien— fue lo último que escuchó antes de caer en los brazos de Morfeo una vez más.

El peligris abría lentamente los ojos acostumbrándose poco a poco a la luz que daba directamente en su rostro, provocando que soltara un quejido por la penetrante luz en sus débiles ojos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El peligris abría lentamente los ojos acostumbrándose poco a poco a la luz que daba directamente en su rostro, provocando que soltara un quejido por la penetrante luz en sus débiles ojos.

—Hyunjin, cariño— reconoció la voz de su madre y volteó la cabeza tratando de localizarla, lográndolo cuando ésta se acercó a la camilla—. ¿Cómo te sientes? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?— preguntó rápidamente.

—Agua— fue lo único que respondió con la voz rasposa.

La mujer le dio de beber un vaso de agua y éste se recostó nuevamente una vez estuvo satisfecho e hidratado. Una doctora entró revisando el historial médico y lo miró durante unos segundos hasta que se acercó a la camilla revisando sus pupilas y la forma en la que su corazón latía.

—¿Qué es lo último que recuerdas?— le preguntó colgando el estetoscopio en su cuello y tomando el bolígrafo.

—Estaba en una fiesta de la universidad, le pedí permiso a mi madre para ir— la mujer asintió y el chico siguió hablando con cierta dificultad—. En algún momento de la noche me mareé demasiado y salí a tomar algo de aire, así que comencé a caminar por los alrededores de la casa hasta que me alejé demasiado y no sabía cómo volver. Le quise pedir ayuda a unos chicos que pasaban por ahí, pero a cambio me golpearon y asaltaron, dejándome tirado en un callejón. Comencé a caminar hacia donde había más luz pensando que era el lugar de la fiesta, pero en cambio me encontré con la imagen de una chica sentada en el pórtico de una pequeña casa y me tiré ahí con ella y no sé qué más pasó después— las mujeres lo miraron mientras la médico anotaba toda la información y volvía a hacer la revisión rutinaria por si no habían complicaciones en las zonas golpeadas.

—Te recomendaré unos medicamentos cada ocho horas por dos semanas, reposo y nada de actividades físicas demasiado pesadas, como por ejemplo algún deporte o tener relaciones sexuales— habló mientras escribía—. Pueden pasar a recepción para que te den el alta, con permiso.

Terminó de hablar, entregó la receta médica y salió de la habitación dejándolos completamente sorprendidos por su tosca actitud, o eso les pareció a ellos.

—¿Estás bien, cariño?— la mayor volvió a acercarse a la camilla y el peligris asintió.

—Sí, ya estoy mejor. ¿Cómo supiste dónde estaba?— hizo la pregunta que tanto había formulado una y otra vez en su cabeza.

—La "chica"— hizo la comilla con sus dedos y el menor la observó confundido por la acción—. En realidad era un chico, encontró tu pase de conducir y te buscó en internet y así consiguió nuestro número, así que nos contactó y nos informó acerca de tu paradero— fue al pequeño armario y sacó la ropa que había traído para él.

—¿Le agradeciste?

—Claro que sí, cariño, era lo menos que podía hacer.

Lo dejó solo mientras iba a recepción y él cambiaba su ropa hasta que terminó y se subió a la camilla, donde sus pies quedaban colgando en el aire, a esperar a su progenitora mientras revisaba sus redes sociales en el teléfono de su madre y notó varios mensajes de su amigo en Instagram y Facebook, donde le respondió con un simple: "Estoy bien, te cuento luego" por el que no esperó respuesta, sabía que su amigo seguramente seguía durmiendo.

La mayor llegó y ambos salieron del hospital, subiéndose al auto familiar en el que el chófer los esperaba con la puerta trasera abierta. No pasó mucho tiempo para llegar y rápidamente bajó del auto encaminándose a su habitación y cerrando la puerta detrás de él, subiéndose a la cama abriendo el ordenador portátil que descansaba sobre su escritorio.

Revisó cuidadosamente cada mensaje del grupo de la universidad por si algo más había ocurrido en el resto de la noche, encontrándose con todo tranquilo, nada fuera de lo normal, así que fue a sus redes sociales y revisó foto por foto, donde notó que su amigo estaba muy pegado a un chico que estaba seguro no era de la universidad, su ropa lo delataba, además de que no lo había visto nunca y se preguntó a sí mismo qué era lo que pensaba su amigo para estar con una persona como esa y dónde la había conocido, ya que no sabe los lugares a los que su mejor amigo recurre con frecuencia hace varios meses.

Después de un rato de ir de publicación en publicación y de foto en foto, se dio por bien servido al no encontrar nada extraordinario.

Miró la hora y ya era tiempo de la cena, por lo que bajó las escaleras encontrando a su madre y hermanos sentados en la mesa cada uno con sus teléfonos, lo que no le gustó en absoluto, se sentía excluido y no tenía con quién hablar. Su madre estaba revisando un catálogo de modas en el iPad mientras escribía más cosas en su teléfono y sabía que no le prestaría atención; y sus hermanos... Bueno, ninguno de ellos pasa de los 15 años y están concentrados en lo que sea que hagan los chicos en sus teléfonos.

La cena se sirvió y cada quien en completo silencio, terminó y se fue levantando hasta perderse en sus habitaciones. Él fue el último en ponerse de pie y caminó hasta las escaleras escuchando la conversación que mantenía su madre con alguien por teléfono y por primera vez en lo que va del día se preguntó sobre el paradero de su padre, se le hizo extraño que no lo haya visto en todo el día.

Abrió la laptop y pidió un nuevo teléfono a la empresa de sus padres y volvió a entrar a las redes sociales, donde habló y le explicó lo sucedido a su mejor amigo, que quiso ir enseguida a la casa del menor, a lo que no se negó, se sentía solo y necesitaba hablar con alguien acerca de los vagos recuerdos de su salvadora, o salvador, según descubrió. Además, le debía una explicación de su desaparición repentina a su mejor amigo.

Pasaron gran parte de la noche hablando hasta que el sueño los venció y quedaron profundamente dormidos.

Sabes que no soy bueno -Hyunlix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora