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Miró el arco frente a él y respiró hondo para calmarse, si fallaba, sería el final

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Miró el arco frente a él y respiró hondo para calmarse, si fallaba, sería el final.

Retrocedió unos pasos y sintió el aire tenso a su alrededor. Todos tenían la atención puesta en él y eso lo tensionaba más. Se acercó al balón y pateó con fuerza soltando un suspiro cuando la pelota golpeó el barrote superior, picó en el suelo y finalmente entró, marcando el gol ganador.

Las gradas estallaron en gritos y unos fuertes brazos lo rodearon fuertemente, siendo testigo de la emoción de sus compañeros y del público que los alentaba.

El partido dió por finalizado y ambos equipos se despidieron con reverencias y apretones de manos, además, felicitaciones y agradecimientos por el buen partido.

Se dirigieron a las duchas, y al goleador, lo recibieron con aplausos y chiflidos, además de un par de nalgadas por parte de su mejor amigo. Se duchó entre risas y experiencias del partido y finalmente salió de la universidad despidiéndose de sus compañeros y prometiendo que iría a la fiesta de celebración. Colgó la mochila sobre su hombro y peinó su negro cabello hacia atrás mientras era despegado de su frente con una banda deportiva negra, la cuál tenía el escudo del equipo de fútbol.

Las personas a su alrededor le pedían fotos cada que avanzaba por los pasillos, ya que hace mucho, el príncipe de la universidad no se paseaba con tanta tranquilidad, las clases también lo consumían y ponían terriblemente irritante, algo que los demás estudiantes entendían y le brindaban su espacio.

Luego de una sesión de fotos intensiva, iba saliendo de la universidad acompañado de su mejor amigo, que iba parloteando acerca de la fiesta del equipo, a la cuál, obviamente él iba a ir con su ardilla.

—¿En qué coche te irás?— preguntó una vez estuvieron recostados en el deportivo de Hyunjin, mirando fijamente el edificio del frente.

—Le pediría el auto a papá, el mío aún no sale del taller, pero sé que no me lo prestará por lo de la última vez, así que me voy contigo— se encogió de hombros texteando en su teléfono algún mensaje a sabrá dios quién.

—Ya veo— fue lo único que respondió.

Quedó mirando fijamente el edificio frente a ellos mientras tanteaba sus bolsillos buscando alguna chocolatina u otro dulce que lo ayude a distraerse.

La semana ha sido agotadora. Ha tenido entrenamiento todos los días después de clases, las sesiones de fotografías en la empresa de su padre son más frecuentes, salidas con sus hermanos a parques de atracción por petición de su madre y lo más importante... Félix ya no vive con él.

Hace dos días le pidió que lo acompañara a su casa para dejar en ella las pertenencias que se había llevado con él, y ahí mismo le dijo que ya no viviría más con él porque la relación con su padre había mejorado considerablemente, por lo que ya no sería más una molestia. Por lo que ese mismo día, se despidió de los integrantes de la familia Hwang y de los empleados que lo trataron como a uno más, sacándole una que otra lágrima a la cocinera, que se había encariñado con él, ya que la ayudaba con lo que necesitara y siempre fue muy amable con ella; así mismo pasó con la señora Hwang, que no lo quería dejar salir, pero entendió que tarde o temprano “su departamento estaría renovado” y él debía irse.

Sabes que no soy bueno -Hyunlix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora