EPÍLOGO

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Ver el anaranjado del cielo mientras el sol se esconde tras las montañas y da paso a la hermosa luna es uno de los placeres que me puedo dar en este momento

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Ver el anaranjado del cielo mientras el sol se esconde tras las montañas y da paso a la hermosa luna es uno de los placeres que me puedo dar en este momento.

Nunca imaginé que yo estuviera aquí, en el momento más feliz de mi vida, al final de la meta y haber conseguido ganar la carrera, lograr todo aquello que me propuse.

Dejé atrás muchas cosas, pero ahora tengo mejores, perdí a personas que creía me hacían bien, pero ahora estoy con aquellas que me amaron desde el primer momento.

He vivido mucho en poco tiempo, pero eso solo me sirvió para convertirme en lo que soy ahora.

—Lix, bebé, ya es tarde— sonreí antes de girarme a él.

—Solo unos minutos más, ¿Está bien?— besé su mejilla y me volví nuevamente al paisaje frente a mis ojos.

El sol se ocultó, pero aún quedaban rastros de lo que fue su brillo en lo más alto del cielo, permitiendo que la brisa fresca golpeara contra mi rostro y pudiera inhalar ese aire tan puro que me rodeaba.

—Eres hermoso— susurró contra mi oído y sonreí cuando pasó sus manos por mi cintura en un abrazo.

—Tú lo eres más— me recosté contra su pecho y afirmó el agarre a mi alrededor.

—Hice bien en no dejarte ir, pequeño.

—Porque me quisiste incluso cuando sabías que no era bueno para ti.

—Siempre fuiste bueno, solo que tu alma estaba corrompida por la impureza del mundo— besó mi cuello y solté una risita.

—Ya— me quejé—. ¡Vas a dejar una marca y se notará en el show!— quise separarme, pero me lo impidió afianzando su agarre.

—Quiero que sepan que eres mío
— succionó por la zona de la clavícula, justo donde la sudadera no cubría al ser unas tallas más grande.

—Todos saben que soy tuyo, cariño.

—Quiero que tú sepas que eres mío.

—Soy completamente tuyo, Hyunjin.

Volvimos a sellar aquél juramento con un beso bajo la hermosa luna dándonos la bendición y las estrellas como testigo de nuestro amor.

Todo porque él me amo cuando estaba roto y no hallaba un lugar en el mundo.

Porque me amó incluso cuando sabía que no era bueno.

—Te amo.

—Bien, par de tórtolos, ya casi empezamos así que andando, a los vestuarios— mi mejor amigo, ahora con el cabello azul, llegó a la azotea para interrumpirnos.

—Ya vamos— me quise negar, pero me tomó del brazo y me arrastró con él—. ¡Te amo!— le grité una última vez.

No me puedo quejar de todo lo que he hecho en mis cortos 22 años de vida. Estoy junto a la persona que más amo, y aunque no todo sea color de rosa, podemos hablarlo y arreglar todos nuestros malentendidos.
Hago lo que más me gusta y lo mejor es que mi mejor amigo sigue junto a mí, apoyándome en lo más mínimo y dándome los merecidos golpes cuando hago algo malo.

Sabes que no soy bueno -Hyunlix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora