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Los días siguieron transcurriendo, convirtiéndose en semanas y finalmente un mes y medio había pasado, siendo actualmente 15 de diciembre, a pocos días de navidad y por consiguiente de año nuevo y él no había hecho más que pensar en su pecoso, a q...

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Los días siguieron transcurriendo, convirtiéndose en semanas y finalmente un mes y medio había pasado, siendo actualmente 15 de diciembre, a pocos días de navidad y por consiguiente de año nuevo y él no había hecho más que pensar en su pecoso, a quien no veía siquiera a las afueras de la universidad hace un mes, como si la tierra hubiera decidido tragarlo y escupirlo en un lugar no accesible para él.

Hace 10 días fue considerado el peor de sus días y lo supo desde el momento en el que su alarma comenzó a sonar y con ello el recordatorio de que ese día celebraría el primer mes de novios con Félix y fue aún peor cuando la pequeña alarma en su reloj comenzó a sonar anunciando lo mismo, queriendo desprender dicha joya de su brazo, rehusándose a hacerlo sólo porque tenía el lindo recordatorio de lo que ocurrió cuando lo obtuvo.

Ese mismo día su madre llegó de Australia y tuvieron una cena familiar en la que la mayor contaba todo lo que había hecho y mostró los regalos que compró para cada uno de sus hijos y para su esposo, observando confundida las reacciones que tenían cada uno en sus rostros cuando el señor Hwang se acercó a ella para darle un beso. Y más aún cuando se levantaron de la mesa y soltaron un simple “gracias” y cada quien se dirigió a su habitación.

—¿Qué ocurre con ustedes?— preguntó preocupada al mayor de sus hijos y éste la miró con ojos sin brillo, totalmente opacos y sin vida.

—No lo sé, le puedes preguntar a papá para ver si él sabe— miró al hombre de traje y éste se tensó bajo su mirada—. Bienvenida mamá, gracias por el regalo y que pases buena noche— hizo una reverencia y finalmente se retiró del comedor hacia su habitación, dejando a su madre preocupada.

—¿Qué sucede con los niños? ¿Por qué todos actúan así? ¿Ocurrió algo en mi ausencia?— preguntó hacia su esposo, agradeciendo a los trabajadores de la casa cuando comenzaron a recoger la mesa.

Estos, miraron a la señora de la casa con un poco de culpabilidad y pena, pero no pudieron decir nada al estar bajo la amenaza del señor Hwang.

—No lo sé, cariño. Hace varios días están actuando así— se hizo el desentendido.

—¿Y dónde está Félix? No lo he visto desde que llegué, e incluso le compré un regalo a él también. ¿Sabías que viene de Australia? Es un buen chico y me gusta que nuestro Jinnie tenga amistades como él— sonrió recordando al pecoso que se dedicó tantas tardes a hablar con ella en las horas de té.

—Cariño, es gay— miró a su esposa cuando ésta ya lo estaba viendo a él.

—¿Crees que no lo sé?— tomó del vino que descansaba sobre la mesa sin despegar la mirada de su esposo—. ¿Qué tiene de malo?

—¿Que qué tiene de malo preguntas?— reprochó sin poder creer lo que estaba escuchando—. Todo tiene de malo, dios no lo va a perdonar, eso es un pecado, tiene que ser aborrecido por todos como el pecador que es. Puede estar incluso malinfluenciando a tu hijo, mujer— respondió alterado.

Sabes que no soy bueno -Hyunlix-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora