Dos mundos y dos personas completamente diferentes que son unidas por azares del destino. Se caían mal, no se soportaban pero se dieron cuenta que se necesitaban para sentirse bien. Pero no todo lo que brilla es oro y sabe que debía luchar contra vi...
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Esa es la única palabra con la que podía describir el sentimiento que le hacía presión en el pecho.
Verse en el espejo que tiene al frente mientras su amigo termina de maquillarlo se ha vuelto una tarea muy difícil para él. No sabe en qué momento calló tan bajo que ahora es capaz de hacer cosas que antes le parecían estúpidas solamente por un poco de droga, no importa el tipo, solo quiere hacerlo para sentirse bien, pero ha ido demasiado lejos y ya no sabe qué hacer sin ella.
Era viernes en la noche, día de su primera aparición como bailarín en el show de "Ana y sus bailarines" y la verdad, no tenía ánimos de nada, aún se encuentra en shock por lo ocurrido hace pocos días, ha sido demasiado difícil sin tener otro soporte que lo ayude a no caer aún más, siente que está siendo mucha carga para Jisung y cree que en cualquier momento éste podrá alejarse de él y abandonarlo como los demás lo han hecho.
—¿Listo para esta noche?— Jisung masajeó sus hombros para brindarle apoyo y el rubio asintió formando la primera sonrisa de la semana.
—No, pero hay que hacerlo, no ensayé para nada toda la semana— se puso de pie y abrazó al castaño en una forma de agradecer todo lo que hace por él, además de pedir un poco de afecto, del cuál, estaba necesitado.
—Ve y dalo todo, tigre— recibió una nalgada y rió por el apodo.
—Prefiero ser un pollito— soltó una sonrisita que dejó enternecido al castaño.
—Entonces, pollito, ve y lúcete como la estrella que eres.
Salió del camerino que compartía con algunos trabajadores y llegó a la carpa principal, donde ya había un gran público esperando por el show, show que él debía abrir como si fuera el anfitrión de esa gran fiesta. Así que, con su gran sonrisa, aquella que dejaba ser sus blancos dientes y los colmillos largos y brillantes se robaban la atención de todos los presentes, causando chillidos y aplausos por la aniñada sonrisa del rubio.
—Buenas noches, señoras y señores, niños y niñas— saludó con una gran sonrisa que provocó los gritos de los más pequeños y el asombro en los más grandes por lo ronca y gruesa de su voz—. Bienvenidos un día más al circo de "Los hermanos Wang". Es un placer y un honor para mí estar delante de un público tan hermoso como ustedes— volvió a sonreír ganándose más aplausos y ovaciones por parte del público.
—¡Félix, cásate conmigo y te mantengo!— se escuchó un grito en las gradas y el público estalló en carcajadas por la ocurrencia de la mujer.
El rubio sólo pudo sonreír sintiendo cómo sus mejillas se colocaban calientes por la vergüenza que estaba pasando, aún así, se sintió feliz después de una semana complicada. Estar delante de todo ese público, y más aún de los más pequeños, le provocaba una felicidad inimaginable, llenando su pecho de una calidez abrasadora.
