CAPITULO 12

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Dos días.

Eran los que debíamos estar encerrados en el laberinto.

Llevábamos treinta dos horas alejados de la realidad, o eso creía según mis cálculos.

Piso con fuerza asegurándome de que las botas no se resbalaran, el bote nos había llevado a una pequeña isla llena de follaje selvático. Me había colocado la sudadera sobre la camiseta a diferencia de Ken, que había preferido mantener la camiseta puesta y la sudadera amarrársela alrededor de la cabeza.

Pateo una piedrita frente a mí y aparto una rama pasando por un lado para no golpearme -¿Sabes? Hay algo que no entiendo.

Veo a el castaño -¿El qué?

-¿Por qué no querías que supiéramos tú relación con el alfa?- me encojo de hombros incomoda, pienso en la posibilidad de ignorarlo y continuar pero, estoy aburrida y los pies ya me duelen.

-No quería que me vieran como alguien superior o con más posibilidades, quería que me admiraran por mis dotes y no por mi influencia, no lo sé creo... creo que también en parte me avergonzaba.

-¿Avergonzarte? Kellid, estas en medio del mejor círculo social en Fosterville, cualquiera querría tener tú posición.

Le enarco una ceja -¿Es tú manera de confesarme tú envidia, caballero?

Bufa con gracia -No, como crees ¿Qué tendría yo que envidiarle a una enana siniestra con problemas de ira y sarcasmo?- le estrecho la mirada y él me lanza un besito juguetón provocando que le saque el dedo grosero volviendo a centrarme en el camino.

-Está oscureciendo- murmura viendo el cielo nocturno apoderarse del firmamento.

-Era lo que querías ¿no?- me blanquea los ojos y continua caminando sin decir nada más. Doy un brinco esquivando un arbusto de espinas en medio de mi camino, me acomodo mi mochila sobre los hombros equilibrando su peso en mi espalda -Hay que buscar donde pasar la noche.

-Allí- de inmediato señalo una abertura entre dos grandes piedras enredadas en plantas tropicales.

Nos acercamos jadeando exhaustos, saco la linterna de mi mochila y él igual encendiéndola, doy un respingo cuando un audillo llega hasta mis oídos -Lobos...

Ken alumbra nuestro alrededor mientras yo entrecierro los ojos intentando captar alguna sombra entre las penumbras -Anda, hay que entrar- asiento y le doy la espalda pasando de primera, bufo cuando mi zapato se atora, ejerzo fuerza y lo saco del agujero pasando a dentro de la cueva.

Alumbro el lugar, a lo lejos logro oír gotitas de lo que supuse era agua –Mierda- Ken cae despaldas en el piso, pongo la luz sobre él, parece que también se ha atorado.

-¿Estás bien?

Hala de su pie logrando zafar la bota -Sí.

-Bien- comienzo a caminar encorvada por un caminillo -Por aquí.

-Te sigo.

Andamos por unos minutos en silencio adentrándonos en la cueva, esta helada y el oxígeno parece desaparecer cada vez que inhalo, mis pulmones se quejan por el frio viento que me azota y mi piel se eriza levemente.

Me detengo en seco cuando mis oídos no logran captar nada -¿Ken?- no me contesta, ruedo los ojos -No es momento para bromas- nada, no oigo ni su respiración.

Intento mirar atrás pero me es imposible por lo estrecho del caminillo, no me permite voltearme, miro sobre mi hombro alumbrando. No esta -¿Ken?- los pálpitos de mi corazón se aceleran y mis alertas retumban poniéndome tensa, exhalo con fuerza acuclillándome un momento para centrarme.

CACERÍA [+18] (completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora