CAPITULO 26

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¿En qué momento había perdido el rumbo de mi vida?

Tome el lápiz y la libreta que me habían dado para que pasara el tiempo comenzando a anotar cada cosa que pensaba.. Ya no estaba segura de nada, no recordaba la sensación del sol sobre mi piel ni del viento cálido en mi rostro, estaba condenada a esa minúscula habitación con retrete y sin ventanas.

Dirán que estoy exagerando demasiado, pero hacia tres días que estaba aquí, en el mismo lugar, en la misma posición y sin las mismas ganas de antes. La cabeza no dejaba de dolerme nunca y había entendido que la única manera de sobrellevar esto era afianzándome a las reglas de Gerold y sus estúpidos guardias.


Afiance mi agarre en el lápiz, necesitaba mantenerme cuerda y tranquila así que volví a repasar lo que había escrito:

A: Dejar de torturarme mentalmente por lo que estaba pasando afuera, no lo sabía pero, no debía preocuparme por algo que no podía controlar.

B: No bajar el agua del retrete antes de que algunos de los guardias venga (el olor a pis les molesta).

C: Manejar bien mis pensamientos y no excederme con mi loca imaginación imperativa que a veces llega a ser abusiva y me asusta.

D: Si ninguno de los otros tres funciona, debo contar del uno al mil millones para calmarme y si eso no funciona....

*c ahorca con uno de los cordones de las botas *



Si, definitivamente lo tenía todo bajo control. Guardo el lápiz entre la libreta y la dejo en el piso a mi lado suspirando mientras me recuesto en la pared.

Nunca creí decir esto, pero extrañaba la trompeta de Ned cada mañana y las mini discusiones de Russel, incluso el silencio de Martin y las miradas intensas de Asher.

Por cierto, luego de mi raro sueño con ella no había podido conciliar de nuevo el sueño, la voz de Ned me torturaba cada vez más y la mirada de Ash estaba impregnada en mi mente.

-Arriba princezná- se mofo el guardia de turno entrando a mi celda -Es hora de su baño.

Le puse mala cara dejando que me ayudara a ponerme de pie, admitía que hasta a mí me daban ganas de reír cuando me llamaban "princezná" sabía que su significado era "princesa" pero no sabía por qué Gerold me llamaba así. Ese lord Geskal, ash me estaba hartando enserio.

Salí al pasillo de piedra y luego al gran salón, subí las escaleras al segundo piso y como ya se había hecho costumbre; Legna estaba ahí esperándome.

Era unas de las damas de compañía de Gerold y por lo que había oído por parte de los guardias ella misma se ofreció para hacer el papel de sirvienta para mí. Ese título no me gustaba mucho, prefería verla como mi doncella. Y si, esta era una de las muchas cosas que no entendía. ¿Por qué se ofreció? Yo no era la gran cosa en realidad.

-Buenos días señorita.

-¿Qué tal Legni?

Sonrió y yo le devolví el gesto para no parecer descortés, como ayer y el día anterior a ese, me quito las cadenas y luego me ayudo a quitarme la ropa, había pensado antes en escapar aprovechando esto, pero la idea se fue tan rápido como vino en cuanto note que tres guardias esperaban fuera del baño.

¿Algo exageradito el sir lord gilipollas, no?

Me sumergí en la tina calentita y suspire de inmediato, Legna enjabono mi cuerpo y luego lo restregó con una esponja. Me permití ver si rostro con minucia, tenía gruesas cejas y una nariz diminuta, sus labios eran carnosos y el tabique de su nariz estaba lleno de pequitas al igual que sus pómulos. Por lo que sabía Gerold no tenía esposa, si no damas de compañía.

CACERÍA [+18] (completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora