CAPITULO 28

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Eso es... ¿carbón?

Ladeo mi cabeza sintiendo una almohada bajo mi cara, es suave, al igual que el colchón en el que mi cuerpo descansa. Entreabro mis labios inhalando, el dulce oxigeno corre por mis pulmones abriéndome las vías respiratorias.

Capte de inmediato un olor a carbón en mi nariz y desinfectante, no sabía que estaba pasando, ni en donde estaba, pero por el aroma pude reconocer que no estaba sola.

Abrí mis ojos lentamente adecuándolos a la luz que me rodeaba, el olor a carbón y olivo se fundió en el ambiente mientras enfoque a lord Geskal, como suponía, estaba allí frente a mí. Me estaba dando la espalda, no sé qué manía tenía con hacerlo pero ya me estaba acostumbrando a ver su espalda cubierta de la gruesa capa de oso blanco.

Me incorpore en la cama sentándome sin hacer ruido, estaba en una habitación con únicamente la cama en la que estaba, todo estaría vacío de no ser por la ventana por la que Gerold estaba viendo el exterior nevado. Abrí mi boca para decir algo pero me interrumpí a mí misma en cuanto note algo más.

Siempre me había preguntado porque el olor a carbón pertenecía a su aura, pero lo supe en cuanto vi su mano. La tenia elevada a la altura de su pecho, de la punta de cada dedo salía un color azulado, como un gas. Fue bastante lógico aquella suposición cuando vi la bola de fuego que se formaba brillante y ardiente en la palma de su mano.

Su don, su habilidad era esa.

Controlaba el fuego.

-Espiar a las personas no es adecuado.

Quede tan embelesada viendo la maestría con la que jugaba con la bola llameante que cuando giro a verme di un respingo sobresaltada.

Aclare mi garganta disimulando mientras registraba sus palabras, en cuanto lo hice no dude en rodar los ojos -No es primero que me dice eso.

Eleva sus cejas -¿No es la primera vez que espías a alguien?

-No es la primera vez que me atrapan haciéndolo- le refuto gruñendo.

Gerold sonríe cerrando su mano haciendo que la llama se extinga, le veo con curiosidad, su piel no está irritada ni nada. Es como si no hubiera había nada allí hace unos segundos.

-Es parte de mí- murmura viéndose así mismo la mano -Es mi don, no puede lastimarme.

Asiento a la explicación antes de sorber por la nariz -¿Qué hago aquí Gerold?

Por un minuto creo que me amenazara con colgarme del puente de Fostervian por llamarlo por su nombre pero contrario a lo que creía, él no lo hace, ni siquiera se mueve.

Se mantiene firme viéndome con fijeza -Siempre he tenido el ideal que todos merecen saber su verdad, sin importar quien sea ni de donde provenga- aclara caminando a la salida -Y tú, hija del sol y la luna, no eres la excepción- abre la puerta y sale dejándome allí.

Tardo unos minutos en decidirme si seguirlo o quedarme allí, pero claramente me inclino por la primera, mayormente porque si no lo hago mi curiosidad no me dejara en paz. Pongo mis pies en el frio suelo y me coloco las botas ¿Quién me las abra quitado? No tengo ni idea, pero bueno no esperaba menos, no sé ni cómo llegue aquí. En realidad, no sé ni donde estoy.

Me apresuro a salir por donde antes se ha ido Gerold y me encuentro con que me está esperando, está recostando su hombro a la pared mientras se ve los pies, me detengo frente a él. Me mira ladeando la cabeza y luego sonríe como si acabara de triunfar en algo.

Se despega de la pared, me da la espalda y comienza a andar por el pasillo de paredes azuladas, lo sigo sin decir nada mientras observo mí alrededor. Parece que es una cabaña, o bueno es lo que creo por las vigas que sostienen el techo de madera. Hay miles de cuadros con distintas fotografías por todos lados, en cada foto aparece un niño o niña distintos. Todo es rustico y rural. Me entra un mini paro cardíaco cuando pasamos frente a una cocina llena de sillas pequeñas.

CACERÍA [+18] (completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora