CAPITULO 11

123 11 0
                                    

-¿Qué aquí no oscurece nunca?- se queja Ken acomodando la manga de su camiseta sobre su frente, hace un rato que hemos comenzado a caminar entre el océano de arena, las luces no han disminuido su brillo ni un poco, es más, han comenzado a irradiar calor. Ahora si estábamos en el desierto.

Miro al castaño a mi lado, aunque somos rivales, solo nos tenemos uno al otro, no hay mucho más a lo que aferrarse, unas cuantas horas atrás se quitó la camiseta amarrándosela alrededor de la cabeza y cuello imitando la capucha de un ninja que solo deja ver sus ojos y parte de su tabique nasal.

Termino de hacerme un moño que ate todo mi cabello -Al parecer no- le contesto por fin volviendo a céntrame en mis pasos.

Tengo las botas llenas de arena y las piernas adoloridas, la espalda no me da mucha molestia pero si el sudor que se escurre por ella.

Ya comienza a parecerme infinito el terreno arenoso frente a mi cuando una gota liquida me cae en la mejilla, me detengo abruptamente descolocada, Ken se gira a verme -¿Qué haces ahora?

Llevo mis dedos a la gota liquida limpiándola de mi piel, es agua –Creo que...

-Kellid- lo miro mal por interrumpirme pero al ver su cara de terror puro me callo, está viendo algo detrás de mí -Corre.

-¿Por qué corr...- me silencio cuando un trueno se oye a lo lejos, me giro sobre mi eje viendo detrás de mí, siento la sangre bajarme hasta los pies cuando veo nueves torrenciales y cielo oscuro acercándose dejando lluvia por su camino.

Estrecho la mirada al tiempo que viento gélido me golpea el rostro y el cuerpo, abro los ojos al extremo al captar de qué se trata.

-Es una tormenta.

-¡QUE CORRAS!- Ken me hala del brazo con fuerza obligándome a seguirle el paso, los truenos se hacen más audibles volviéndose insoportables para mis oídos, me esfuerzo y jadeo logrando igualar las grandes zancadas desesperadas del castaño que ya me ha soltado y no pierde ni un segundo para mirar atrás.

Los muslos me queman y los talones me punzan pero no me detengo, el corazón en mi garganta y mi respiración irregular me asegura que esto es esta pasando.

Alzo la vista enfocando a unos metros una estructura de madera, parpadeo visualizándola mejor -¡Un bote!- lo señalo y Ken lo ve -¡HAY QUE IR HACIA EL BOTE!

-¡QUE YA TE OI OYE, NO ESTOY SORDO!- gruño ante su amargura habitual reprimiendo las ganas de golpearlo y dejarlo varado aquí, sigo corriendo mientras mi cabeza piensa a toda velocidad.

Si hay un bote, a dé a ver agua.

Reduzco un poco mi velocidad confundida cuando ya estamos por llegar al bote, observo la arena, ahora esta pastosa, lo que solo ocurre cuando se moja y aun la lluvia no nos ha alcanzado así que...

-¡Ken espera!

Muy tarde, el castaño suelta un grito desgarrador cayendo al agua, jadeo exhausta y asustada a partes iguales, las nubes me cubren la cabeza por completo y los truenos comienzan a dejar caer rayos por todas partes -Mierda- me subo al bote por un lado viendo el largo mar que se expande frente a mí ¿Cómo es que no lo vimos antes?

Me concentro tomando una soga amarro una punta en mi cintura y luego me asomo por el barandal del costado buscando al castaño -¡Ken!

-¡Kellid!- lucha por mantenerse a flote en las aguas turbulentas, se hunde y luego vuelve salir tomando aire -¡Kellid ayúdame!

-¡Sujétate de esto!- lanzo el otro tramo de la soga cerca de él -¡Vamos Ken, apresúrate!

Nada contra la corriente intentando tomar la soga, gruño cuando no lo logra pero vuelvo a animarlo, suelto un chillido cubriéndome cómo puedo la cabeza cuando un rayo cae en la madera del bote dejando una fea marca negro -¡KEN!

-¡KELLID!- el castaño hala de la soga y yo halo con todas mis fuerzas caminando despaldas, suelto un grito ahogado y me esfuerzo al máximo hasta que su mano logra sujetarse de la baranda, corro hacia él y lo sujeto del brazo con mis manos ayudándolo a subir -Diablos... esta helada...

Se estremece y yo suspiro -Debemos irnos de aquí.

Él asiento y ambos vamos hasta la cabina de conductor, Ken enciende el motor y baja la palanca metálica poniéndonos en movimiento, la marea nos mece de un lado a otro y yo cierro los ojos dejándome caer sentada en una caja de madera que hay allí.

-Las olas están de nuestro lado, no tardaremos en salir de la tormenta.

-Eso es bueno- me limito a contestar sintiéndome cansada.

Un par de rayos iluminan a través del vidrio de al frente haciéndome erizar, los veo caer en el mar y perderse dentro de él. Doy un respingo cuando un trueno resuena levantándome de golpe. Suspiro pasándome la mano por la cara y miro lo caja en la que antes estaba sentada, la abro viendo que contiene. Hay dos mochilas, botellas de agua, una pequeña sartén y una gran manta tochanada.

Miro a Ken tembloroso y luego de vuelta a la manta sacándola, me acerco a él por detrás y pongo de puntillas colocándosela sobre los hombros, me mira de reojo pero no le devuelvo la mirada. Se la acomodo mejor y vuelvo a acuclillarme frente a la caja.

En las mochilas hay sogas y una navaja, una linterna, una sudadera de manga larga, un aerosol para los mosquitos y sobres de comida instantánea. Ambas contienen lo mismo.

-Los cinco elementos...- elevo mi vista a Ken -...ya hemos pasados dos.

-Tres- refuto yo poniéndome de pie -La primera habitación metálica cuenta como una.

-Cierto- asiente viéndome rápidamente antes de volver la vista al frente -Tierra, agua, metal, aire y fuego.

Vuelvo a guardar todo en las mochilas y me acerco a su lado dándole de la botella de la que antes yo bebía agua.

CACERÍA [+18] (completa✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora