Mateo
Corrí todo lo que pude y respiré en cuanto pude deshacerme de ellas. No, la puta madre, esto no podía pasarme aquí.
Quería irme a casa pero tenía que volver por Emilio. Más le valía no haber abierto la boca mientras me fui.
Esperé un rato y caminando muy lento, regresé a la cabaña. Allí estaba Emilio, y para mi alivio, con él estaba Amber, sola, sin el cheto ese ahí babeándola. Le tiene unas re ganas, yo lo sé.
—Vamos, Emi —le dije a mi hermano y él se despidió de ella.
—Nos vemos... —le dijo ella con una sonrisa.
—Definitivamente, tenés mucho talento para la cocina...
—Sí, para qué negarlo... —dijo ella haciéndome sonreír.
—Debo irme pero nos vemos mañana. Sé que cierran al medio día los domingos —dije y ella asintió—. Así que seguramente salgamos.
—No lo creo, la mejor opción para un domingo es dormir...
—Nada que ver. Como sea, mañana nos vemos... —le guiñé un ojo y vi como se ponía colorada enseguida. Sonreí y me di la vuelta para irme con mi hermano.
Como me mataba tener ese efecto en ella siendo Mateo y no Trueno.
Estaba acostumbrado a tener ese efecto en las pibas. Soy rapero, y me he vuelto famoso por mis competencias de Freestyle, pero desde que saqué mi primer tema, había pegado un brinco en la fama y mis seguidores de instagram superaban los tres millones.
En Buenos Aires sobre todo, sin embargo, habían lugares en los que me podía pegar un respiro, como por ejemplo este lindo pueblo. Tenía miedo de que muchas personas me conocieran aquí, pero por suerte no era así. Me había encontrado con un par de chicas ya, pero estaba haciendo todo lo posible por pasar unas vacaciones normales, sin ser Trueno, sino solamente Mateo.
No me refiero a que ser Trueno no me gustaba, me encantaba de hecho, rapear era lo que más me apasionaba, pero... la fama solía ser algo intenso muchas veces.
Cuando llegué a mi casa, saludé al intenso de mi abuelo y me fui a tirar bajo las cobijas. Recibí una llamada de Camilo y de una contesté.
—¿Qué onda, gil? —saludó y yo sonreí.
—Todo piola, ¿vos? —pregunté.
—Re piola, sí... todo pinta muy bien por acá en Buenos Aires. La gente pregunta mucho por vos.
—El pueblo está muy zarpado, no sabés... —dije.
—Wos se pasó esta mañana a saludarte. Está re ofendido porque te desapareciste así nomás.
—Uh, extraño a los pibes un montón, pero te juro que lo estoy pasando súper bien. No es que esté haciendo cosas extremas ni viviendo experiencias locas, pero este respiro... Amigo, lo necesitaba.
—Me imagino. ¿Y qué hay de la wacha que te gustó? —Me preguntó—. La rubia que me dijiste.
—Na, solo me la quiero comer, wacho.
—¿Y ya te la comiste?
—No... he estado... concentrado en otras cosas...
Al pronunciar aquello, en mi cabeza apareció ese rostro que me está mareando de tanto aparecer en mi cabeza.
—¿Qué otras cosas? —dijo curioso.
—Hmmm, nada... Hablamos luego —colgué.
Ya tenía la cabeza en otro lugar, no me iba a concentrar por más que quisiera.
Carolina era una mina que estaba buenísima, pero solo me la quería coger. Mientras que Amber... era preciosa, y me volvía loco que a ella le agradara Mateo, no Trueno. A pesar de lo que causo en ella, puedo ver intenciones limpias, no parece tener las garras listas para atraparme.
Sé que eso acabaría en cuanto se diera cuenta de quien soy, por eso no quiero que lo descubra, quiero pasar el resto de mis vacaciones junto con ella. Sin embargo, la mejor forma de hacerlo era permanecer como amigos. Si buscara algo más en ella solo terminaría mal, porque sea como sea se daría cuenta de mi "otra vida", y además, yo me voy en casi dos meses.
Debía admitir que me moría por comerle la boca y otras cosas más... pero no podía. No lo haría sabiendo que quiera o no, nuestro romance solo sería algo pasajero.
Lo más seguro que tenía con ella era nuestra amistad, aunque luchar con lo que ella me provocaba me estaba volviendo la mente un quilombo.
AAAAAA Tercer capítulo con una gran confesión por parte de Mateo. ¿Qué piensan?
Me voy a dormir y seguro mañana actualice. Las quiero, gracias por haber leído el maratón. Comenten la historia para saber qué les va gustando<3 vivan la historia conmigo. Que descansen, bellas.