Me sentía fatal. No quería volver a hablar con Mateo nunca.
No era una persona que explotara con facilidad. De cierta forma, había aprendido a manejar mis emociones. Cuando mis padres murieron fue muy difícil para mí, pero no quise rendirme, di la batalla para poder seguir levantándome todas las mañanas, para seguir sonriendo cada día, para luchar por mi misma.
Luché para afrontar que esta cabaña iba a ser mi nuevo hogar, que mi nueva familia éramos mi tía y yo, que nadie me iba a amar como lo hacían las personas más importantes de mi vida que había acabado de perder.
Había sido capaz de seguir adelante hasta hoy, había sido capaz de llorar las noches en las que no aguantaba pero volver a sonreír en las mañanas y trabajar en la cafetería.
Mi mayor problema, la muerte de mis padres era un tema que tenía totalmente controlado.
Mateo estaba haciendo que mis emociones colapsaran en mi interior, y no quería eso para mí. A pesar de que esta mañana me sentía muy bien con él, la vida se encargó de restregarme en la cara la realidad.
Y sin haberlo querido, me di cuenta de que me había ilusionado con Mateo. Y ya era hora de despertar.
Me levanté para ir al baño y lavar mi cara que estaba llena de lágrimas.
Entré a YouTube para ver a uno de mis youtubers favoritos, solo para pasar el rato y porque no tenía nada que hacer; además no quería pensar en nada más.
Cuando llegó la noche creí que ya me había visto todos los videos del internet. Salí a dar una vuelta por la cabaña pero no tenía nada que hacer. Mi tía estaba durmiendo, y mi único amigo...
Volví a mi habitación y entré a YouTube antes de terminar deprimiéndome. Me metí a un canal que me gustaba buscando que video elegir. Fruncí el ceño viendo un título.
—¿Reacciono a batallas de rap?
En la miniatura salían varios nombres.
Wos.
Replik.
Tru...
Solté el celular cuando tocaron a mi puerta.
—Pasá —le dije a mi tía.
Cuando la puerta se abrió, me sorprendí al ver a Mateo entrar. Por un momento me cuestioné haberme dormido y estar soñando, pero en menos de un segundo reaccioné.
—¿Qué hacés aquí? —me incorporé en mi cama.
Sé que esto tendría que enfadarme, pero en el fondo, que Mateo hubiera regresado hasta mí me... ¿emocionaba?
—Vine para que vayamos a la fiesta.
Rodé los ojos.
—Ya te dije que no me gustan las fiestas —repliqué.
—Sí, pero pues, esta es diferente, porque vas conmigo —dijo Mateo y yo negué con la cabeza.
—No quiero —dije seria—, para ir a pasarla mal prefiero quedarme aquí —espeté y enseguida me tensé cuando lo vi acercarse a mí.
Dirigí mis manos frente a mi pecho con la intención de frenarlo pero antes de que pudiera lograrlo, él ya me había atrapado en sus brazos, logrando que mi corazón martilleara mi pecho.
—Perdoname, boluda. No te quería hacer eso. Soy un tonto, un... grandísimo tonto, pero por favor... te quiero muchísimo.
El aire pareció abandonar cada parte de mi cuerpo.
—¿Posta?
—¿Hm? —preguntó hundiendo su rostro en mi cuello, causando un cosquilleo por mi cuerpo que me costó disimular.
—¿Me querés? —inquirí.
—Pero obvio...
Lo dijo de una forma tan segura que antes de poder discutirlo conmigo misma, mis manos se abrieron paso para corresponder su abrazo.
Sé que podía parecer una tonta en estos momentos, pero desde que mis padres murieron, la única persona que me ha dicho estas palabras ha sido mi tía.
—En realidad, no sé si me creas, Amber, pero sos mi mejor amiga...
No me sentía desilusionada por no ser más que una amiga para él, al contrario, me sentía demasiado especial. Él sacó su rostro de mi cuello para mirarme a los ojos y puesto que no tenía palabras, le ofrecí una sonrisa.
—¿Y yo? ¿soy tu mejor amigo?
Me reí y él alzó una ceja curioso.
—Claro —dije omitiendo el hecho de que, en realidad, él era mi único amigo.
—Piola —sonrió amplio antes de soltarme—. Ahora organizate para irnos.
—¡No! Mateo, no quiero ir —me quejé.
—Dale, yo te ayudo a escoger la ropa —dijo él y sabía que me había puesto colorada.
Holiii<3 Esta historia se pone cada vez más intensa.
Gracias, gracias, gracias por leer. No saben lo feliz que me hacen<3
