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Sus labios encajaban a la perfección con los míos, encajaban de una forma que me hacía sentir... completa. No eran sus labios, era lo que sentía por él y que justo en este momento me sentía correspondida. Me sentía completa porque quería besarlo, y estaba pasando. Sus labios se sentían bien porque eran los de él, del chico que me gustaba, porque él me hacía sentir especial.

Su lengua buscaba la mía y sin darme tiempo a seguirle el ritmo, su boca tomaba todo de la mía, lamiendo mis labios, explorando mi boca y presionando suavemente sus labios contra los míos. Sus manos soltaron mis mejillas y yo me alejé por instinto, en busca de aire..., de una explicación quizá; sin embargo sus manos tomaron con posesividad mi cintura antes de volver a buscar mis labios. No era lento, no era suave como la primera vez... estaba siendo un poco rudo y más sexy.

Su boca no le daba descanso a la mía y la verdad no quería, solo quería quedarme en este instante, en el que en medio del bosque, al lado de un lago bajo la luna y sobre la nieve, solo éramos él y yo.

Me olvidé de que éramos mejores amigos, de que su lugar es en la ciudad y el mío aquí en la nieve y de que hasta hace tres días estaba obsesionado con otra chica.

Yo, preferí enviciarme del sabor de su boca y perderme en lo suave de sus labios, en lo mágico del momento y en el deseo creciente entre nosotros. Su lengua, su lengua se sentía...

La distancia se hizo presente de pronto y él era el responsable. Mis ojos que había cerrado antes, se abrieron lentamente para poder mirarlo. El contacto había desaparecido pero su rostro seguía cerca. Sus ojos miraban mis labios, pero rápidamente encontraron mi mirada.

—Quiero besarte cada que esa idea cruce mi cabeza, sin reparos... siempre.

¿En serio esto estaba pasando? Esto se siente...

—Siempre es una palabra muy grande para dos personas que se despedirán en dos semanas...

—Siempre es... ahora. Capaz nos caiga un meteorito en este momento, o ese tronco de ahí se caiga y nos mate. ¿O qué si el mundo nos tragara? —dijo haciéndome reír, lo cual él hizo también, tirando su cabeza levemente para atrás antes de volver a mirarme—, el único siempre que existe es nuestro presente. "Siempre" es este preciso instante. 

—¿Te gusto? —pregunté, tenía su atención, sus ojos no se separaban de mí, pero no respondía tampoco—. En la fiesta, dijiste ebrio, que te morías por besarme.

—Eso es mentira —dijo y yo fruncí el ceño ante su incredulidad—. Yo no estaba ebrio.

—¿Ah?

—Me moría por besarte... sí, pero no estaba ebrio —dijo y mordió su labio inferior—. Un poco fumado, sí —dijo riendo—. Creí que no lo recordabas.

Sonreí. —Si hubiera estado ebria cuando me besaste capaz no lo recordaría...

Mateo alzó una ceja y siguió riendo antes de robarme un pequeño beso que hizo que el rubor se esparciera por mis mejillas.

—Si no me correspondías iba a largarme a llorar, te lo juro —dijo Mateo mientras acariciaba mi cabello. En el proceso, sacó de mi rostro algunos mechones rebeldes—. Me gustás mucho...

—Mateo...

—Yo creí que era obvio —Sonrió.

—¿Obvio? Si mantenés detrás de Carolina. —No quería oírme como una celosa del orto, pero era la posta.

—Y bueno... tenés razón de que no era obvio. No sé por qué miraba a Carolina, no quería aceptar que me gustabas.

—¿Por qué? —pregunté confundida.

—Bueno... Vos te sinceraste conmigo, así que supongo que yo también puedo hacer lo mismo...

—Obvio, Matu, podés confiar en mí.

—Solo porque me dijiste Matu, compradora —dijo haciéndome reír.

—Entonces... contá.

Su mirada recayó en sus manos y luego en el cielo. Tomó un respiro antes de comenzar a relatar:

—En Buenos Aires... soy alguien... no sé, ah... —No encontraba las palabras y me ponía un poquito ansiosa saber lo que quería decir—. Somos un grupo de amigos, yo más importante que algunos otros, junto con Camilo, somos como los líderes por decirlo así, suena infantil pero... ah... en fin, me hice novio de una piba que no era reconocida entre nuestros amigos, y... ah... no sé como explicarlo para que me entendás...

—No sé, la posta no estoy entendiendo nada —afirmé.

Él suspiró pensativo y yo empezaba a preocuparme.

—Quisiera contártelo con más detalles, pero lo cierto es que estaba muy enamorado de una mina que al final solo estaba interesada en obtener... beneficios... ella me estaba usando y yo como un pendejo me había re enganchado —dijo y a pesar de las preguntas que surgieron en mi cabeza, un malestar me recorrió al pensar en lo mal que lo ponía a Mateo esa situación.

Y si, era horrible. Me imagino como me sentiría yo. Fatal.

—¿Fue hace mucho? —pregunté y me preocupé al ver que negó con la cabeza.

—Hace dos meses —dijo—. Dos semana antes de venir aquí. Nunca acompaño a mi viejo a visitar a los abuelos, está mal, lo sé, pero me daba mucha paja y prefería pasar las vacaciones con mis amigos, pero tenía que despejarme. Solo despejarme, no engancharme con otra mina, pero... vos me hacías bien y creí que te veía como una amiga pero cuando menos pensé ya había caído... Todo fue de repente. Carolina era una distracción de lo de mi ex novia, pero al final terminaba buscándola para sacarte a VOS de mi cabeza.

Él se quedó en silencio y yo me quedé procesando su confesión, las palabras sobre su pasado y sobre lo que sentía por mí.

—Seguro pensarás que es re pronto porque acabo e salir de una relación y tengo un poco roto el corazón, y de hecho yo pienso que es así. Ni siquiera sé que futuro podamos tener, solo sé que en serio, no soy capaz de alejarme de vos. Te quiero cerca de mí todo el tiempo, no puedo mirarte a la cara sin pensar que quiero besarte, no puedo dejar de pensarte y no me había sentido tan bien como me siento cuando estoy a tu lado...

—Matu...

—En serio estoy perdiendo la cabeza por vos...

—Yo también por vos, y creo que lo sabés. Quizá lo mío fue más obvio, en realidad. Te quiero, me muero por besarte cuando te veo, me siento bien con vos... literalmente me identifiqué con cada palabra que dijiste. Capaz podría dejar pasar lo de tu ex y todo eso, porque creo en la genuinidad de tus sentimientos, pero... en poco más de una semana vos te vas y... yo no quiero romperme el corazón, ni es justo que vos volvás a salir herido... y yo creo que esto nos va a herir, porque... no tiene sentido.

—No tiene sentido, lo sé... —pasó una mano por su cabello—, pero no puedo frenar los latidos de mi corazón, ni todos los sentimientos que hay ahí, y todos te pertenecen a vos.

Sonaba tan romántico que no podía creer ni siquiera que se tratara de Mateo diciéndome todo eso.

—No me digás que paremos —añadió—, encontraremos una solución pero no nos alejemos. Te necesito...






¡Holis! :)

Hoy fui muy feliz, tuve un día muy lindo. ¿Ustedes?<3

Snow ; TRUENODonde viven las historias. Descúbrelo ahora