Capítulo 30

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Finalmente aquel día había llegado. El día, al cuál todos le temíamos más; a la guerra contra el cielo.

Aquel momento, en el cuál se decidiría el futuro del inframundo, el futuro de Hades... y sobre todo, el mío.

Es una guerra cómo todas las otras, en la que, solo uno ganaría todo; mientras, que el otro... lo perdería todo.

Un día, en el cuál se decidiría lo que pasaría con mi eternidad... si me quedo con la persona a la que quiero con toda mi alma, o si, paso una eternidad sin él.

Hades, ya tenía todo listo para la batalla; el ejército de criaturas... a mis espaldas; y puedo admitir, que todo esto, hacía que me diera escalofríos en el cuerpo.

El tener al rey del mal a mi lado, observando la entrada del inframundo mientras sabíamos que la guerra comenzaría en cualquier momento... me quebraba el alma y el corazón.

Escucho su respiración, agitada pero profunda. El agarre de su mano a la mía es fuerte, y siento, lo sudados que sus dedos están.

Cosmos, está a su lado derecho; Campanilla, a mi lado izquierdo.

Veo a los ángeles parados, dándonos la espalda una fila horizontal, frente a nosotros; expectantes de cualquier cosa que indicara el comienzo de esta guerra contra el cielo. En sus manos; espadas largas y tan negras cómo el azabache; tan afiladas... que no podría imaginar el daño que harían.

Las ninfas, están en una esquina escondidas. Mirando todo mientras algunas, sollozan por el miedo y la incertidumbre de lo que sucederá. Por la agonía de no saber... qué nos deparará.

—Ya están aquí. —Murmura el rey del mal e inmediatamente, mi cuerpo se tensa.

Volteo el rostro hacia él, observándole a detenimiento; queriendo meterme en su mente y leer lo que realmente pensaba por ella. Hades, solo me observa con una mirada diferente, una mirada... que no sabría descifrar.

—¿Cómo sabes que llegaron? —Pregunto con un nudo en la garganta; muy inquieta.

—Por que los puedo sentir... —Dice con una postura seria y firme.

En ése momento, Hades, extiende su mano y la tierra bajo nuestros pies comienza a temblar. Unas escaleras enormes se forman en espiral sobre la roca dónde está la entrada al inframundo, por dónde yo llegué aquella vez.

Los ángeles caídos; voltean hacia Hades esperando su señal para salir. Puedo ver, cómo sus pechos suben y bajan a gran velocidad mientras que sus respiraciones se aceleran.

Hades, se voltea hacia mí y me mira fijamente; para luego, acercar su rostro y besarme la frente con delicadeza. Mi corazón, se arruga al saber que ya estaba listo para irse; que ya, se marcharía hacia la batalla.

Sus labios se alejan de mi piel y yo le miro con el alma pendida de un hilo... destrozada.

Cuándo Hades da aquel primer paso hacia la entrada del inframundo, veo, cómo Cosmos le sujeta de un brazo deteniendo su avance.

—No lo haga... —Dice el sátiro con una expresión de aflicción en el rostro.

—Tengo que ir a luchar. —Hades frunce el ceño y suelta el agarre de Cosmos a su brazos.

—Lamento lo que le voy a decir, jefe... —Cosmos baja la mirada al suelo con miedo por lo que saldrá de sus labios. Éste, jugando eufóricamente con los dedos de sus manos. —Usted está en desventaja. —Traga hondo. —Azael puede volar; y todos sabemos que, su hermano aprovechará esta debilidad al máximo. —Cosmos se queda callado por algunos segundos; y lo veo sudar; Hades, se queda en silencio viéndole fijamente.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora