Capítulo 32

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Cosmos y yo nos quedamos mirándonos el uno al otro. Contemplando, el cómo aquella luz brillante y pura, había hecho desaparecer al alma en pena frente a nuestros ojos; demostrándonos, que esta, en realidad aún funcionaba.

—¿Todavía quieres entrar ahí? —Cosmos se tensa y mira la luz sin parpadear; apreciando lo peligrosa que era... lo letal de su tacto.

Si me preguntasen qué sentía ahora mismo, lo podría describir con gran facilidad, solo, utilizando una sola palabra... miedo.

Miedo de la muerte eterna; miedo, de dejar de existir.... miedo, de no ver a Hades aunque sea, una vez más.

Trago hondo observando la luz en silencio; mirando, aquello que puede acabar con mi vida en tan solo un segundo. Acabar con mis recuerdos y memorias, con todo aquello, que llevo dentro y conservo cuál tesoro.

Volteo el rostro hacia Cosmos, quién me mira con una expresión de preocupación; yo, tomo una gran bocanada de aire y asiento.

—¡Tengo que hacerlo Cosmos!—Hago una pausa. —¡Tengo que intentarlo! —Efectúo una mueca con mi boca; demostrándole, que sí temía, pero, que la causa por la que ponía mi vida en juego; valía más que todo el miedo que pudiera estar sintiendo en estos momentos.

El sátiro, se me queda observando unos segundos en silencio; para luego, abalanzarse sobre mí y me abrazarme.

—¡Eres muy valiente, Mar Preston; y por eso, te admiro! —Sus brazos rodean mi cuerpo con fuerza. Luego de algunos segundos, éste, se aleja de mí y me mira fijamente a los ojos. —¡Tenías razón, eres nuestra única esperanza! —Asiente mientras una linda sonrisa se le dibuja en los labios. —¡Intenta salvar a tu rey, a su inframundo... y a todos nosotros! —Suelta un suspiro y yo, solo puedo asentir con lágrimas en los ojos.

Me volteo hacia la luz, y Cosmos, da dos pasos hacia atrás; observándome a cada momento.

Tenso mis músculos y cierro mis puños con fuerza a los costados de mi cuerpo. Mi corazón se acelera al igual que mi respiración; pero sé, que tengo que hacerlo... que debo hacerlo.

Mientras una lágrima baja por mi rostro; doy una paso hacia adelante de la luz, quedando, frente a frente a ésta.

Su brillo inunda mis retinas; su pureza, la puedo sentir en el alma... volteo mi rostro por encima de mi hombro y miro a Cosmos tras de mí. Una sonrisa de tristeza y dolor se forma en su rostro para luego, asentir; cómo diciéndome, "vamos, hazlo".

Vuelvo mi rostro hacia adelante, observando aquello que decidirá mi destino, lo que dejará mi futuro a la suerte... y tras tomar un gran suspiro... finalmente, me adentro a la luz.

Silencio...

Paz...

Tranquilidad...

Eso era lo que sentía ahora mismo en mi ser; en mi alma.

Es qué... ¿acaso, así se sentía la muerte eterna?

Quizás, no era cómo todos lo pintaban, a lo mejor, ni era tan malo...

Abro mis ojos lentamente; temerosa de lo que me fuera a encontrar tras mis párpados; en frente de mí...

Cuándo mis ojos se abren por completo, y logro enfocar mi vista; veo, una de las cosas más impresionantes que había visto en mi existencia.

Las alas de Hades, estaban frente a mí; ahí, levitando dentro de una cúpula de cristal transparente; rodeadas, de un brillo el cuál, no podías dejar de mirar.

Las alas, eran enormes; igual, o más grandes que las de Azael; su color negro azabache, le daba un toque siniestro pero hermoso. Las plumas no eran perfectas, habían algunas rotas, otras dobladas, y la mayoría, simplemente impecables; dándole a las alas, el toque perfecto del rey del inframundo.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora