Capítulo 31

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Mi corazón late muy rápido, más de lo que nunca a latido jamás. El simple hecho de saber, que desobedecería las órdenes de Hades; de que, rompería aquella promesa que le hice de no ir a buscar sus alas... me partía el alma en mil pedazos.

Pero, ¿cómo dejaría que el inframundo cayera sin apenas intentarlo?

¿Cómo viviría una eternidad en el cielo, sabiendo, que Hades y los demás habían caído a consecuencia de mi felicidad?

No podría vivir con ello...

Necesitaba una forma de evadir a mi dios del mal; de salir de su rango de vista, de su manto de protección aunque fuera por una hora aproximadamente.

El escabullirte de un ser supremo y todo poderoso; no sonaba cómo la tarea más fácil del universo; sino, que sonaba a ser algo imposible.

Veo a Cosmos y a Hades hablando de la guerra; pensando en diferentes técnicas que podrían hacer para ganar esta batalla, pero, no creo que ninguna funcione.

Hades, tenía que salir del inframundo a luchar, pero, con sus alas. Tenía que surcar los cielos, dando todo su potencial; y así... poder enfrentar a su hermano Azael.

Comienzo a pensar en mil excusas y maneras de salir de aquí, para ir a las catacumbas y poder intentar aquello. Poder tratar de rebasar la luz blanca y pura, para así, liberar las alas del rey del inframundo.

Tengo que tratar de pensar en algo que no implique mentirle a Hades, sino, éste, me atraparía fácilmente en el acto.

—¡Piensa Mar, piensa! —Murmuro para mí misma. —Tiene que haber algo... —Paso mi mano por mi rostro ya un tanto desesperada.

Luego de haber quemado algunas cuantas neuronas de mi cerebro; creo, que llegué a la excusa perfecta.

A paso lento, me acerco al dios del mal; mi estómago está hecho un revoltijo; mis manos sudan, y creo, que la expresión en mi rostro es cómo si una docena de avispas me hubieran picado. *Sí, ésa era mi cara de terror; lo sé, patética; pero, la verdad es qué, nadie se ve bonito cuándo tiene miedo o llora, bueno... a excepción de Ian Somerhalder, él sí se debía ver bien*.

Al estar al lado de Hades, éste, voltea el rostro y me mira; yo, trato de no mirarlo con ojos de que iré a desobedecerle o a quebrantar mi promesa.

—¿Estás bien? —Hades pregunta y mi corazón salta de mi pecho.

¿Qué le contesto?

¿Cómo puedo evitar que sepa que le miento?

—Estoy preocupada. —Contesto sabiendo que eso no es una mentira.

—Creo que a este punto, todos lo estamos. —Suspira mi rey del inframundo.

Yo asiento y ambos, nos quedamos callados por unos momentos.

—Hades; creo que quiero ir a mi habitación. —Digo en voz baja, jugando con los dedos de mis manos de manera nerviosa.

Hades, se me acerca y pasa la parte trasera de sus dedos por mi mejilla.

—Es una buena idea; todo esto, es mucho para ti... lo entiendo. —Me regala una sonrisa en tanto asiente.

Me siento muy mal por mentirle a Hades, pero, era necesario para poder llegar a sus alas sin que éste se diera cuenta.

—Sí, gracias. —Asiento tratando de disimular mis nervios.

—Cosmos te llevará a tu habitación. —Toma una de mis manos entre las suyas. —Lee un libro, habla con Michi... no lo sé, distráete un poco; cuando la guerra haya terminado, yo iré a buscarte. —Se me acerca y me regala un beso corto en la frente.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora