Capítulo 35

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+++Perspectiva Hades+++

Todos nos quedamos mirando a San Pedro, observándolo con dudas y confusión. Esperando, a que éste nos dijera qué fue eso que dios lo envió a decir. Esperando, para saber cuál era ése trato que resolvería toda esta situación.

Mi cuerpo se tensa y siento, cómo los nervios se apoderan de mi mente en tanto pienso en lo que saldrá por la boca de ése ser que tengo parado frente a mí.

—¿Qué es lo que quiere dios? —Digo firme, haciéndole caso omiso a mis temores e inseguridades.

Mis ojos sobre San Pedro quién abre aquella libreta que lleva en manos y comienza a ojear sus páginas.

—Sí, déjame buscar aquí la propuesta de dios. —Sigue ojeando las páginas de su libreta; buscando. —¡Ajá, aquí está! —Señala con su dedo índice la página; para luego, aclararse la garganta y mirarnos.

Todos, nos quedamos a la espera de qué éste dirá.

—Nuestro dios supremo, creador del mundo y del universo; rey de lo bueno y de la bondad. Dios de dioses, señor de señores; alma pura y generosa... —Levanta su dedo índice al aire en tato habla; yo, volteo los ojos ya un poco irritado por su sermón. —Dios de todo lo pasado, presente y futuro... —Cosmos le interrumpe.

—Disculpa San Pedro. —Cosmos levanta la mano cómo si estuviera en el salón de clases. San Pedro, levanta su mirada de la libreta y le observa.

—¿Si, Cosmos? —Mira por encima de sus espejuelos.

—Es que tengo una duda. —Dice el sátiro con voz muy suave y baja.

—Si claro, dime. —Asiente San Pedro.

—¿Nos vas a dar una charla de quién es dios, o nos vas a decir de una puta vez qué es lo que te envió a decir? —Grita Cosmos y noto, cómo las venas de su rostro se sobresaltan del coraje.

Yo, muerdo mis labios para tratar de que aquella carcajada que quería salir de mi pecho, no saliera cómo una explosión.

San Pedro, abre los ojos cómo dos farolas en medio de la noche, y lo veo llevar su mano a su pecho sintiéndose ofendido.

—Pero es qué... —San Pedro trata de hablar pero el sátiro le interrumpe nuevamente.

—Vamos San Pedro; todos estamos hasta la madre ya. Estamos cansado, hartos de odio y solo queremos irnos a dar una ducha caliente, así que, solo... dinos lo que dijo dios. —Cosmos le mira con una expresión de frustración en el rostro.

—Bueno... pues.... si eso es lo que quieren. —Coloca su puño frente a su boca y se aclara la garganta. —En resumen, dios propone hacer un intercambio por el alma de Mar.

—¿Intercambio? —Digo mientras frunzo el ceño un tanto confundido.

—Sí, el alma de Mar, por otra alma. —Asiente. —Ya sabes, cosas de números y conteos. No te podemos dar el alma de Mar sin recibir una a cambio. —Sonríe cerrando la libreta y colocándosela bajo el brazo.

Yo, paso mi mano por mi cabeza un tanto confundido y agobiado.

—¿Puede ser cualquier alma? —Poso mi mano sobre mi frente y le miro con una ceja arqueada.

—Sí, la que tú decidas. Pero por favor, que no sea una tan mala... —Hace una mueca de asco con la boca. —Ya sabes, nos la llevaremos al cielo y bueno... no queremos que cause problemas. —Sonríe. —Puede ser un alma que se robó un dulce en una panadería o algo por estilo.

—¡No tengo almas roba dulces en mi inframundo, San Pedro! —Entrecierro los ojos y me miro con mala cara.

—¡Solo es un ejemplo, Hades! —Ríe nervioso. —Danos lo que sea, ya nos resolveremos dios y yo en el cielo. —Suelta un suspiro nervioso y baja su mirada al suelo.

Hades ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora