Cap 3

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¡¡Mierda!! Las siete palabras que no quería oír. Sentí que mi estomago había dado un vuelco.

La verdad es que no entiendo porqué me lo pide a mi. Él es uno de los chicos más popular de todo el colegio, y puede tener a cualquier chica, sin necesidad de que él lo pida. Literalmente todas las chicas de este colegio caen rendidas a sus pies (y con *todas* me refiero a las chicas plásticas que lloran cuando se rompen una uña).

- Oh....humm...no. Hoy ya he quedado - digo y me encamino hacia la salida. Escucho que me sigue.

- ¿A si? ¿Qué harás?....Podemos quedar otro día - sugiere. Y al ver mi reacción de disgusto, añade - Como amigos...Si tu quieres.

- Esta bien. Pero sólo como amigos - decido que no puedo odiarlo cuando no lo conozco. Todos merecemos una oportunidad....solo espero no arrepentirme. Automáticamente una gran sonrisa se expande en su atractivo rostro.

- ¡Genial! Mañana ¿Te parece bien? - dice abriendo la puerta de salida para mi.

- Okay - digo sonriendo cordialmente. Corro hacia el coche donde están las chicas esperándome.

Al subir se giran hacia mi y me interrogan con la mirada. Ya que está el padre de Ana no podemos hablar. No es que quiera que su padre se entere de mi vida amorosa.

¡¡Wow!! ...espera... espera...espera...he dicho ¡¿amorosa?! Me golpeo mentalmente.
Esa palabra no puede ir en la misma frase con el nombre Tayler Piterman. Aunque llegue un apocalipsis zombie o la tierra arda. Nunca.

Nunca digas nunca.

Habla una voz en mi cabeza. Hago caso omiso, y les digo a las chicas - Os lo explicaré luego - moviendo los labios, pero sin que ningún ruido salga de mi boca. Ellas asienten.

Llegamos a casa de Ana. Subimos directo a su habitación después de agradecerle a su padre.

- ¡¿Que ha pasado?! - chillan las dos al mismo tiempo.

- Me lo ha pedido - digo entrando al baño como si nada.

- ¡¿Y?! ...- me siguen. Hoy ¿Que... Se han sincronizado a la hora de hablar?

- Le he dicho que si - y estallan de alegría pero antes que se emocionen demasiado - Pero...solo como amigos - les digo firme.

- ¿Cómo es que solo quieres ser su amiga? Esta super bueno - dice Carla y Ana asiente eufórica de acuerdo con ella.

- No es mi tipo - digo encogiéndome de hombros.
El pequeño espacio del cuarto de baño, se llena de las carcajadas de las dos.

- ¡Es el tipo de todas! - dice Ana recuperándose de la risa.

- Os dije que era rara. Pero sí, admito que está bueno, pero su personalidad no va conmigo - explico. No siguen insistiendo, solo se han limitado a decir que "esto" no va a a ser como amigos.

- Bueno, venga que tenemos que alistarnos - digo para distraerlas. Funciona perfectamente, ya que las dos, se sumergen en el armario.


****


Nos bajamos del taxi y llegamos a la entrada del club. El guarda nos da paso, sin pedir carnet de identificación por ser la inauguración. Menos mal porque sino, estuviéramos sentadas en un banco, esperando para colarnos con un grupo de personas más grandes y desconocidas.

¡Dios, siento que este vestido va cada vez mas arriba!

Las chicas me han convencido, o mejor dicho, obligado, a ponérmelo. Es de Ana, es un vestido de color rojo de tirantes, escote corazón, y ajustado ( demasiado ajustado ), y tacones negros.

Cuando entramos, nos vamos directo a la barra, veo a Carla pedirle algo al barman, pero no escucho. S&M de Rihanna retumba por todo el local. Las luces de neón siguen el ritmo de la música.

Ana, toca mi hombro para llamar mi atención. No me había dado cuenta que me había apartado de ellas. Nunca me han gustado las discotecas, y mucho menos estar vestida así y que todos vean lo que llevo.

- Toma - dice Ana poniendo en mi mano un baso de shot - ¡Feliz cumple Carla! ¡De un trago! - grita por encima de la música.

Con un movimiento rápido, hago la cabeza hacia atrás, y vierto el liquido en mi boca. Al instante trago, siento el ardor desde mi garganta, hasta mi estómago, haciendo que mi cara se contraiga.

- ¡Este es sólo el principio cariño! - grita Ana en mi oído.

Dos horas mas tarde estamos en medio de la pista, bailando al ritmo de 7/11 de Beyoncé. No soy buena bailando, es decir, no sé bailar. Pero hoy parece que puedo hacer cualquier cosa, HASTA IMITAR A BEYONCÉ.

Ana estaba bailando con un chico, que nos había invitado a unos tragos. No recuerdo su nombre....¿Asntron... Antolín? ....o algo así.

- ¡¡Voy al baño!! - grito a Carla que está en la barra esperando su bebida. Ella asiente.

Llego al baño, y abro bruscamente la puerta, golpeando a una chica.

- Whoops, lo siento - digo con una sonrisa de disculpa. Ella no dice nada. Tiene todo el maquillaje corrido, y el cabello revuelto, como si la hubieran atropellado.

Vaya, así debo de estar yo, o peor

Entro en el pequeño espacio del retreter, golpeándome la frente con la puerta. No me pregunten cómo, porque no tengo ni idea. Habrá sido el karma. Una risa se escapa de mi boca a causa del pensamiento.

Cuando salí del...demasiado estrecho baño, me puse delante del espejo.

- No estoy tan mal - dije en voz alta. Tenia una ligera capa de sudor, tenía menos labial que cuando llegamos, los risos que las chicas me habían hecho, estaban casi intactos. Me lave las manos y me encamine a donde las chicas.
Divisé a Ana. Seguía bailando con el chico.
Busque a Carla con la mirada, también estaba bailando.

Pensé que si me sentaba un rato, el alcohol se me pasaría. Así que me senté en uno de los taburetes de la barra, o mas bien "lo intenté". No calculé bien la distancia del asiento y me senté antes de tocar el taburete. Todo pasó a cámara lenta. Mañana amanecería con moratones en el culo...O no. Unos brazos me sujetaron en el aire.

Levante pesadamente la vista y me encontré con un par de ojos azules grisáceos.

- ¿Estas bien? - pregunta, y sin necesidad de gritar le he escuchado perfectamente. Parpadeo un par de veces.

- Sí - es lo único de lo que soy capaz de decir. Pasan unos segundos y seguimos viéndonos fijamente.

Me doy cuenta que su brazo sigue sujetándome. Él mira hacia su brazo y lo quita. Por un momento quiero decirle que no lo haga.

¡¿Pero que me pasa?!... Ni siquiera lo conozco.

Definitivamente el alcohol me corrompe la mente.

El barman le entrega una botella de agua. La coge y me la entrega. Con manos temblorosas la cojo.

- Otra - ordena al chico del otro lado de la barra - Bebe, mañana me lo agradecerás - dice con una hermosa sonrisa.

Torpemente abro la botella y bebo del liquido refrescante.

- ¿Cómo te llamas? - pregunta sentándose a mi lado.

- Sam... Samantha - digo sin poder evitar ver sus labios. Son carnosos, el de abajo mas que el de arriba, son de color rosa. Me aclaro la garganta. Y a pesar de que acabo de beber agua, tengo la boca super seca - ¿Y tu? - me las apaño para preguntar.

- Cameron - dice. Le tiendo la mano educadamente. Pero él me sorprende inclinándose hacia mi y deposita un beso en mi mejilla. Me quedo congelada, siento un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Y puedo afirmar que mis mejillas están en llamas - Encantado - dice con su sonrisa que no desaparece de su perfecta cara.

¡¡Ser tan dolorosamente guapo debería ser ilegal!

Y llegue a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora