capítulo 8

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Había estado dándole vueltas a lo del beso con Tayler. No sé porqué le correspondi. Puede que solo fue porque no sabia que hacer, bueno en realidad no pude ni pensar en lo que estaba pasando. Sé que me dije a mi misma que nunca me enamoraría de él, y no lo estoy. Pero ahora que lo conozco un poco mas, me asusta que pueda llegar a sentir algo.

- ¿Pedimos algo? - pregunta Carla sacandome de mis pensamientos.

- Ya es muy tarde - dice Ana.

- Vale....ya cocino yo. Pero me tenéis que ayudar - les advierto, y cuando me doy la vuelta, ya no están. ¡Seran cobardes!

Soplo el flequillo que cae por mi frente y suspiro. Reviso la alacena, para ver qué puedo preparar.

- Ya te ayudo yo - dice Cameron pegado a mi espalda, me sobre salto ¿Cuando ha entrado?¿Desde cuándo está aquí? ¿Porqué siempre hace lo mismo?...¡es como un maldito fantasma!

- ¡Oh!, no hace fal...

- ¡Oh siii, Cam cocina muy bien! - comenta Carla entrado a la cocina.

- Oh ahora si te apareces, ¿no? ¡Sois unas cobardes! - acuso, ella me sonríe

- Es verdad. Pero así nos amas - dice saltando sobre mi para abrazarme.

- ¡Oye! Yo también quiero unirme al abrazo - chilla Ana.

- Si seguís así, estaremos sin cenar hasta el próximo año - ríe Cameron.

Río - Tienes razón... ¿Que queréis? - pregunto separándome de las chicas.

- ¡Sorprendemos! - casi grita Ana.

Ellas toman asiento en la barra de desayuno.

Me giro y choco con el firme y musculoso pecho de Cameron - Lo s-siento - digo. intento llegar al frigorífico, pero cuando yo voy a la derecha, él también lo hace, cambio de dirección y él ¡también! Levanto la vista y tiene una gran sonrisa de oreja a oreja.

- ¿Qué, ahora vais a empezar a bailar, o algo? - se burla Carla.

- ¡Cállate! - le doy una mirada asesina.

(pero con cariño).

Carla tenía razón con respecto a Cameron y la cocina. Hemos hecho salmón a la papillote. Y ya que nos sobraba tiempo mientras esperábamos que el salmón se hiciera en el horno, a él se le ocurrió preparar algo de postre, hizo una tarta de queso y mermelada de fresa, yo le ayudé un poco.

- ¡Ah! mamá ha hablado hoy, vendrán hasta el miércoles. Papá se ha enamorado de la playa - termina la frase entre risas.

- ¡Qué raro! - ríe Cameron con ironía.

- ¡¡Si!! Me acuerdo de las vacaciones del año pasado. ¡Tuve que faltar el primer mes de clase! - dice sonriendo de los recuerdos que estarán pasando por su cabeza.

- ¡¡Y tú enfadada!! ¿No? - digo riendo.

El timbre del horno nos interrumpe.

Al bajar del taburete de la cocina me tropiezo, pero no caigo al suelo ¿Cómo no? Escucho las risas de las chicas, las miro frunciendo las cejas. Y se ríen más.

- Oye...Sam...tengo una curiosidad...- empieza Carla. Sé a donde va esto. Asiento para que siga, abro el horno y el riquísimo olor de la cena inunda mis fosas nasales. Lo saco y pongo la bandeja en la mesa. - ¿Cuándo vas a dar el estirón? - intenta formular la pregunta sin reír, pero fracasa estrepitosamente, Ana se atraganta con la bebida que tenía en la boca. Siento los ojos de Cameron fijos en mi reacción. La verdad es que sé que lo dice en broma y no me molesta. La miro seria, su sonrisa se desvanece, y ¡no puedo aguantar más la risa por su cara!

Y llegue a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora