capitulo 4

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No sé cuanto tiempo pasamos viéndonos a los ojos. Creo que mas de lo normal, ya que su sonrisa iba creciendo con los segundos que pasaban.

- Bueno...- su voz es tan sexy, que me produce escalofríos, solo de escucharla - ¿Tienes edad para beber? - pregunta enarcando una ceja. Oh. Esa pregunta no me la esperaba. Y al ver mi expresión, estalla en carcajadas. Creo que una cascada de babas cae de mi boca.

¿Cómo puede alguien ser tan condenadamente guapo?

Nunca me había topado en mi vida con un chico tan guapo. Y no exagero. Su cabello es rubio, cejas perfectas, unos ojos que te cortan la respiración, nariz recta, y sus labios....esos labios que no le había quitado ojo en los pocos minutos que hemos estado en la barra del club...son como la fusión de fresas y nuvecillas de algodón. Se miraban tan suaves, su mandíbula es ancha, con una fina barba rubia que la recorre. Vuelvo la mirada a sus labios, unas tremendas ganas de sentirlos contra mis labios me invade.

¡Definitivamente el alcohol no es para mi!

- Tranquila no llamare a la poli - dice sonriendo de lado. ¡Oh, Dios!

Sentí que alguien me tocó el hombro, giré rápidamente. Era Carla. Por un momento olvidé que había venido con ellas y el porqué.

- ¡Heey! - le saludo.

- Heey ¿Que haces aquí sola? - pregunta.

- Emmm...no...estoy con....- ¿Qué? ¿Dónde está? ...mis ojos buscaban al Adonis que hasta hace un segundo estaba a mi lado.

- ¿Con quién?...¿A quién buscas? - me pregunta Carla poniéndose frente a mi. Dejo de buscarlo y la veo a los ojos confundida. ¿Me lo habré imaginado?...claro que no, no pude habérmelo imaginado. El barman también lo vio, ¿no? Mi cabeza empeza a dar vueltas, siento una revoución en mi estómago.

- Creo...que...voy...a...vomitar...- le informe a Carla.

- ¡Mierda!...venga...vamos al baño - me guía por todo el club, hasta llegar al baño. Me sujeta el cabello en un moño con la mano. Y....deje salir todo.

Después de enjuagarme la boca con agua, salimos en busca de Ana.

- Ana, tenemos que irnos ya. Sam, no se encuentra bien - le dice Carla a Ana, que me mira y sonríe. Tiene los ojos brillosos y el maquillaje un poco corrido.

- Valeee...- arrastra la palabra - Voy a d-despediiirme de Aston...- dice y se va.

- ¡Ah siii! Se llamaba Aston - río como una boba.

- ¿Qué?...Venga, vamos a que te de un poco de aire.

Carla me lleva hasta la calle sujetándome del brazo.

- Creo que a la próxima, no te daremos tanto tequila - reímos.

Mientras esperamos a Ana, le hablo a Carla sobre mi Adonis, que explota en carcajadas, porque según ella me lo he inventado. Yo la intento convence que no era una alucinación, pero sigue riendo y riendo, hasta que se pone como un tomate de roja.

Por fin vemos el cabello rojo de Ana, que viene hacia la salida del club. Al pasar al lado de los guardas de seguridad, les sonríe y les tira besos en el aire, al ver la despedida de Ana, Carla y yo comenzamos a reír como paranoicas.

- ¡¿Qué pasa?! No puedo ser educa....- no termina la frase, porque se tropieza con sus propios pies y cae de rodillas al suelo. Carla y yo corremos hacia ella. La cogemos por los brazos e intentamos levantarla. Pero ella se echa a reír y cae de culo.

- ¡¡Ay!! - se queja - Con mas tacto...por f-favor.

- Creo que esta peor que yo - le comento a Carla sonriendo, Ana sigue sentada en el anden.

Pedimos un taxi para volver a casa.

Durante el trayecto Ana intentó ligar con el conductor. Y con eso supimos que estaba realmente borracha, porque el conductor era un viejo de unos cincuenta años, con una barba blanca que cubría toda su mandíbula y con anteojos de culos de botellas (era mas ciego que un topo) pero era muy amable y gracioso. Le siguió el juego a Ana. Y ella presumía sobre sus tácticas para ligar.

Cuando llegamos a su casa, no no preocupamos por no hacer ruido, ya que no había nadie. Llevamos a Ana a su habitación, y la tumbamos en su cama.

- ¿Quieres algo de comer? Porque yo me estoy muriendo de hambre - me dice Carla.

- ¡Siii!... Por si no recuerdas, la comida que comí en todo el día, está ahora en los desagües - le contesto y nos echamos a reír.

Bajamos a la cocina a preparar unos sandwich. Hablamos sobre el chico con el que ella estaba bailando. Se llama Marco, estudia economía en la universidad USM, es en la ciudad de al lado. Esta aquí con otros amigos de vacaciones.

Se le iluminan los ojos cuando habla de él. Y eso es raro, porque por lo que he llegado a conocer a Carla en este tiempo, no se enamora muy fácilmente. No afirmo que está enamorada, pero por ese brillo tan peculiar de sus ojos, puedo decir que, no sólo es un chico que conoció en una noche y ya esta.

- ¡Me ha dado su número! Me dijo que estaría aquí unos días - dice sonriendo tontamente.

- ¡Es muy guapo! - le digo, recordando un poco las imágenes borrosas de esta noche.

- Sii... - suspira - Oye y ¿Que hay del chico fantasma? - dice con tono ligeramente burlón. Pongo los ojos en blanco y me levanto para lavar los platos.

- No me lo imaginé - le digo - Sólo....bueno...no sé...desapareció. Pero era de carne y hueso, eso te lo puedo afirmar - digo señalándola con el tenedor enjabonado.

- ¿A si? - dice sin convicción alguna.

- ¡Sii! ...¡me libró de tener el culo morado! - le suelto...ooh no suena tan bien en voz alta. Se le escapa una risa, la fulmino con la mirada - Quiero decir...que me sujetó, cuando estaba apunto de caerme del taburete de la barra - explico mientras seco los platos y los coloco en el armario que esta encima de mi cabeza.

- Vale....te creo...y...¿Te dijo su nombre?

- Cameron - digo recordando su mirada tan intensa.

- Hahaha...pues ojalá y lo vuelvas a ver, así podré creer totalmente sobre su existencia.... Porque seamos sinceras...con la cantidad de alcohol que tenias en las venas, me sorprende que no vieras unicornios - se echa a reír frenéticamente.

- ¡¡¡Serás zorra!!! - le digo abriendo la boca dramáticamente. Y no puedo evitar unirme a su risa.



Y llegue a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora