capítulo 12

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- Heyyy...¿estabais esperando la próxima cosecha de maíz? - bromea Ashton al entrar en la cocina.

- Puede... en las esperas, se pueden hacer muchas cosas - dice Cameron con un tono malditamente sexy. Escucho la risa de Ashton.

Estoy de espaldas a ellos, abro el microondas y saco la bolsa de palomitas. Pero me quemo los dedos y en un acto reflejo la dejo caer al suelo.

- ¿Estas bien? - pregunta Cameron acercándose rápido.

- Sí - digo adolorida.

- Déjame ver - Cameron me coge la mano y la examina. Pasa su dedo por la zona afectada.

- ¡¡¡Aush!!! - chillo.

Una sonrisa de lado aparece en su casa. Valee...se las está cobrando. Será cabrón.

Cuando me doy cuenta, se lleva mi mano hacia su boca. Muy despacio, separa sus carnosos labios e introduce mi dedo índice en su boca. Jadeo sorprendida. En cuanto siento su lengua húmeda acariciar mi dedo herido, siento unas contracciones en mi vientre. Los dragones de mi estómago despierta ferozmente.

¡Santa madre del cordero!

Trago grueso. Mi boca está más seca que el desierto Sahara.

Observo sus deliciosos labios al rededor de mi dedo. Mis piernas tiemblan como gelatina y entonces un carraspeo de garganta me recuerda que no estamos solos.

Ashton sonríe pervertidamente.

¡Joder que vergüenza!

Tiro de mi mano bruscamente. Al intentar escapar de este momento tan....vergonzoso y a la vez excitante, choco contra el taburete. Pero logro salir ilesa. Paso junto a Ashton, sin siquiera levantar la vista.

No puedo seguir viendo la película y tener a Cameron a centímetros de mi.

Decido subir a la habitación. En el momento que cierro la puerta mi móvil suena. Es mi madre.

- Hola mamá - digo casi sin aliento.


- Hola cariño. ¿Cómo va el finde? - pregunta. De fondo escucho a mi tía Lucía reñirle a los niños.

- Eh...todo bien - digo no muy convencida. Ella lo nota.

- ¿Segura? Te escucho un poco agobiada.

- No, no es nada.

- ¿Es sobre chicos?

Nunca he podido entender esa habilidad que tienen las madres para saber qué es lo que te pasa. Es como si nos leyeran la mente.

Suspiro - Si. Pero te lo contaré esta noche, ¿vale?

- Está bien. No te quiero agobiarte más. Sea quién sea, no dejes que lo siga haciendo, recuerda que tu también puedes coger las riendas. Te quiero. Hasta esta noche.


Al colgar, caigo de espalda en la cama.

Analizo las palabras de mi madre: Recuerda que tu también puedes coger las riendas.



***


- ¡¡¡Sam, te perdiste la peliiii!!! - chilla Ana sobre mi. Me restriego los ojos. No me di cuenta cuándo me quedé dormida - Los chicos se han aburrido de estar encerrados. Fuera hace una tarde increíble.

Y llegue a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora