capitulo 33

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*Cameron*


¿Dónde se ha metido Samantha? no es como si hubiera mucho sitio para esconder o desaparecerse aquí arriba.

Tengo que disculparme con ella, me he comportado como un idiota monumental, pero es que no me queda de otra; cuando la he visto esta tarde me invadió un mar de nervios. Odio no poder expresar ésto.

Ana ya me dejó bien claro que si le hago daño, me cortará los genitales, conozco a mi hermanita y es capaz de todo por las personas que le importan y quiere.

Obviamente ni siquiera se me pasa por la cabeza herir a Sam, no creo que exista alguien que sea capaz de hacerlo, ella es como una niña dulce y tierna que no lastima ni a una mosca.

Pregunto a mi hermana por Sam, me dice que ha subido a la última planta. Genial. No se le hizo mejor la idea de bajar, sino de subir más alto. Putas alturas.



Me tomo mi tiempo en subir las escaleras, cada paso que daba me sentía mas mareado. Por fin llego, ella está d espalda, su cabello largo le llega a la mita de la espalda, se ve hermosa con ese vestido, muy despreocupada, divertida, las converse le dan ese toque juguetón que tanto amo en ella.

Mi corazón se estruja cuando escucho un pequeño sollozo. ¿Está llorando? ¿Porqué?...

Me acerco con cautela, ella no nota mi presencia, tiene la mirada puesta en las calles casi vacías de París.

- ¿S-sam?...

Toco su hombro con delicadeza. Ella da un pequeño saltito, sonrío sin darme cuenta.

- ¿Estas bien? - ella frunce el ceño, una pequeña arruga aparece entre sus cejas. Dios ¿Cómo puede ser tan adorable?

- S-si... ¿Porqué? - su lengua moja sus labios carmín. Se me seca la garganta, y mi agotado corazón comienza su carrera para bombear sangre a mi cerebro.

Trago saliva con dificultad - Estas llorando - sin pensarlo llevo mi mano a su mejilla, recojo una lágrima con mi pulgar.

Samantha cierra los ojos y recuesta ligeramente su mejilla en mi mano. Abre los ojos, esos que causan estragos en mi, su mirada tiene un brillo melancólico.

- Lo siento - las palabras salen sin poder detenerlas, no me gusta verla así, siento que es por mi culpa, siempre lo malo es por mi culpa. Siento la necesidad de hacerla sentir bien.

- ¿Qué sientes? - su ojo grises traspasan mi alma.

- Todo... - baja la mirada - Oh, no me refiero a que siento... ser un idiota, gilipollas y un estúpido por tratarte como lo he hecho. Es solo que... - joder, es un mal momento para que me falten las palabras y el aire - Me cuesta mucho expresar lo mucho que me g-gustas, porque desde hace mucho nadie me había llamado la atención como tú lo has hecho. Esto sonará muy estúpido pero, no quería admitir mis sentimientos hasta estar seguro de que yo te gustaba, es muy cobarde de mi parte no habértelo preguntado o no sé... Pensaba que me provocabas para divertirte, y lo del beso en aquella fiesta, pensé que lo habías hecho por lo bebida que estabas, por eso fue que dije que no, y te juro que tuve que esforzarme muchísimo para no devorarte esos hermosos labios...

No puedo terminar de hablar porque cuando menos me doy cuenta sus carnosos labios se unen con los míos. Se pone en puntillas para tener más acceso, yo me agacho un poco para hacerle la tarea fácil. Siento que sonríe contra mi boca, es un beso tierno, con cariño, no movemos los labios solo sentimos el contacto de los ajenos. Son tan suaves y dulces.

Pagaría millones si pudiera solo para permanecer así toda mi vida. Disfrutando de sus labios, sintiendo su suave respiración contra mi rostro, provocandome pequeñas cosquillas.

Ella separa su rostro y clava sus hermosos ojos en los míos, siento como si entrara en mi mente y merodee en ella, descubriendo mis secretos nunca contados, mis miedos, mis debilidades, todo.

- Me vas a besar o ¿no? - su tono es un poco divertido pero a la vez triste. Inconsciente sonrío como u estúpido.

Paso mi lengua por su labio inferior, ella se estremece. Nuestros labios entran en contacto otra vez, nos sincronizamos con el tiempo, disfruto de éste momento. Sin poder evitarlo mis dientes se clavan en su carnoso labio, claro no con tanta fuerza, ella gime y yo gustoso introduzco hábilmente mi lengua en su cavidad bucal, tarta unos segundos para que su suave lengua acaricie la mía, el sabor de su boca es como un éxtasis para mi organismo.

Maldigo a mis pulmones, ya que nos separamos por falta de aire. Nuestras respiraciones se mezclan en el exterior.

- Espero que ésto pase más de una vez... - digo en sus labio ahora hinchados y más rojos de lo natural.

Sus dedos acarician mi nuca y se cuelan en mi cabello. Muchas chicas han hecho eso, pero con ninguna se ha sentido tan bien, con ella siento que estoy en casa. Que he nacido y esperado tanto tiempo por ella y para ella.

Agradezco al destino-o lo que sea que controle nuestros caminos- que ella llegara al pueblo, que llegara a mi.




Y llegue a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora