*Samantha*
Me siento en un mágico y misterioso viaje, estoy mariada y aturdida por la explosión de sentimientos. Sus labios se acoplan a los míos, nuestras lenguas se frotan y forman una danza celestial.
Mi corazón corre desbocado, mis pulmones se aferran al poco aire que soy capaz de inhalar.
Nos separamos después de varios minutos. Poco a poco nuestras respiraciones se normalizan.
- ¿Porqué llorabas? - pregunta de repente.
- Si te soy sincera ni si quiera me había dado cuenta de que lo hacía - río bajo, en voz alta suena más tonto.
- ¿Enserio? ... y ¿en qué pensabas? - me regala una linda sonrisa de media luna, mis células vibran con emoción.
- Pues... creo que en todo... - él frunce ligeramente el ceño y ladea la cabeza, y juro que es la imagen más tierna que he visto en mi vida. Parece un cachorrito confundido.
- Será mejor que vayamos con los demás - sugiero sonriendo.
- Hmmm vale - toma delicadamente mi mano y bajamos las escaleras.
Sonrío inconsciente, él me saca dos cabezas, debo de parecer un Hobbit.
- ¿Qué te hace tanta gracia? - pregunta gracioso.
- Es que... parezco un Hobbit a tu lado... - río sin poder evitarlo. Él suelta una carcajada, provocandome un escalofrío tremendo.
En un movimiento rápido Cameron tira de mi y sin saber cómo sube mi cuerpo al suyo, yo por instinto envuelvo mis cortas piernas al rededor de su estrecha cintura.
- ¡¡Ah!! - chillo por la sorpresa. Su rostro está a milímetros del mío, su respiración se mezcla con la mía, mi corazón da un vuelco al sentir los músculos de su espalda contraerse.
Dios mío me va a dar un infarto.
- Ahora ya no lo pareces... - su aliento acaricia mis labios, que se mueren por tener contacto con los suyos. Ahora mismo creo que ni el desierto del Sahara estaría tan seco como mi boca.
Sin permiso alguno mis caderas empiezan a moverse un poco de arriba a bajo. Sus grandes manos apretujan mi trasero, pero sin hacerme daño, al contrario hace que mis hormonas de adolescente exploten de puro deseo. Ahí está esa atracción de nuevo. Atracción que nunca antes había sentido hacia otra persona, nunca, sólo con él. Mis dedos se cuelan en su sedoso cabello, sin poder evitarlo tiro un poco de éste, Cameron gime, dirige nuestros cuerpos hacia la pared del ascensor, mi espalda se arquea al entrar en contacto con el cristal frío. Cameron juguetea rosando sus labios con los míos, ¡Me está torturando! Joder hazlo ya...
Si él quiere provocarme, no me puedo quedar de brazos cruzados y dejarlo ganar.
Aumento la presión de mis caderas contra su vientre, bajo un poco mi peso, quedando exactamente a la altura de su entre pierna, y es cuando suelta un gruñido gutural, sonrío victoriosa. Aumento el ritmo y la presión en él. Cameron junta nuestras frentes, su pulso se ha acelerado tanto como el mío.
- V-vale tu g-ganas... - dice con dificultad.
Paso la punta de mi lengua por su delicioso labio inferior, él tiembla ante el acto. Cae en su propio juego, estrella sus labios con los mío, muerde mi labio y aprovecha cuando abro la boca para meter su lengua en mi interior. El beso es hambriento, lleno deseo, una de sus manos sube a mi rostro y acaricia mi mejilla con ternura, contrastando con la pasión que emana la fusión de nuestros lenguas.
- ¡Oh, ahí están! - chilla alguien que creo que es Carla, abro los ojos como un rayo, el ascensor ya se ha detenido y espera a que salgamos. Mierda.
Rezo para que no se hayan fijado en nuestra posición.
Sólo en caso de que sean ciegos- se burla mi subconsciente.
Rápido desenredo todas mis extremidades de su gran cuerpo, y desciendo de la nube en la que estábamos para pisar el suelo mundano. Intento desesperada arreglar mi vestido, con los dedos temblorosos peino ligeramente mi pelo. Intento que todo esté en su sitio, pero claro, no puedo cambiar el maldito color escarlata de mis mejillas. Miro al Adonis que está como si nada, bueno aparte de su agitada respiración y los labios rojos e hinchados, pasa su lengua por éstos y a mi se me va el alma.
Dirijo mi mirada hacia el frente, salimos del pequeño espacio que cada vez se empequeñecía. Agradezco el aire fresco que ayuda a que mi organismo vuelva a su temperatura normal.
A lo lejos Carla corre hacia nosotros. En el camino tropieza con sus propios pies y cae de bruces al suelo.
- Joder... - corro hacia ella - ¿Estas bien? - ella suelta una estrepitosa carcajada. Si que esta borracha.
- Siii... os estabais liando allá arriba... - canturrea arrastrando las palabra.
- ¿Carla estas bien? - Cameron llega a nuestro lado, entre los dos la ayudamos a ponerse en pie.
- Siii... oye habéis usado protección, ¿verdad? porque no quiero ser tía todavía - dice muy seria, yo casi me atraganto con mi propia saliva y creo que Cameron también.
- Os imagináis que las cámaras de seguridad hayan grabado cómo os lo montabais... - mi amiga morena no para de reír, bueno no hasta que flexiona la espalda hacia delante y todo el licor consumido se desparrama en el suelo.
- Va a ser una noche muy movida... - comenta Cameron.
- No tienes porqué dar detalles, eres un guarr- es cortada por los espasmos de su cuerpo al seguir vomitando. Sostengo su cabello castaño en una coleta con mi mano.
- Carla, calla y vomita en paz - río cuando intenta volver a hablar, fallando estrepitosamente.
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Y llegue a ti
Teen FictionSoy Samantha, me he mudado con mi madre y hermana a un pueblo donde me hago amiga de un par de chicas del colegio. Todo iba normal hasta que un chico se aparece en mi vida y se incrusta en mis pensamientos sin permiso alguno...