Oscuro Deseo © ✓ [Libro 1] (Sin Corregir)

Capítulo 13

Maratón 2/3

“Oscuridad”

Siento la cabeza pesada, mis extremidades duren y están un poco entumecidas. Inter yo mover las manos pero no puedo, algo me lo impide.

—¿. . .  Ya despertó?

Escucho a lo lejos que dice una voz y el como otra le responde en el mismo tono, no sé si lo escucho de ese modo porque me encuentro entre dormida o porque están lejos de mi.

—Aún no, pero no te preocupes no podrá escapar de aquí. . . Está atrapada y obtendremos las respuestas que queremos.

¿Respuestas? ¿De qué hablan? Ellos deben responderme a mí, ¿Quiénes se han creído?

Muevo los ojos e intento abrirlos, poco a poco lo hago y cuando lo logro los cierro de inmediato. Quedé encandilada por la brillante luz blanca de una luminaria en el techo. Abro de nuevo los ojos y me voy acostumbrando de nuevo al ambiente.

Tengo la cabeza echada hacia atrás, soy tan do al cielo, la muevo lentamente y mi cuello duele. Llevo horas en esa posición, tengo los brazos  sobre mi cabeza aseguradas con unas gruesas cadenas y me encuentro colgada del techo. Muevo las piernas y me alegro al sentirlas, el movimiento  envía un cosquilleo por todo mi cuerpo.

—La bella durmiente por fin despertó.

Dice una voz entrando a la habitación, alzó la cabeza y lo miro fijamente, es un hombre, tiene alrededor de treinta años, es de contextura fuerte y está lleno de tatuajes, de resto es un completo desconocido.

—¿Quién eres, y por qué me tienen aquí? —pregunto con rabia.

Suelta una risa fuerte, camina lentamente hacia donde me encuentro y se queda parado frente a mí.

—Las preguntas no las haces tú, cariño, así que te vamos a preguntar varias cosas y por cada  que no respondas, tendrás un castigo.

—Estar frente a ti es suficiente castigo —digo con asco

Alza una mano y de un golpe seco me da una cachetada, el golpe hace que gire la cabeza y que me rompa el labio. Vuelvo la cabeza, escupo un poco de sangre a sus pies, mientras con mi lengua toco el lugar afectado.

—Eres un cobarde —digo—. Atacar mientras no me puedo defender, ¿Tanto miedo me tienen? —pregunto con ironía.

Acerca su cara a la mía, sus ojos son oscuros, tiene la cabeza rapada y el rostro completamente tatuado, en vez de mostrar una imagen atemorizante, lo que me da es náuseas.

—¿De quién debemos temer? ¿De ti? Eres una simple niña, colabora y si nos sirve la información por ese que no te hagamos sufrir mucho y te demos una muerte rápida.

Me carcajeo en su cara.

—Pero es que ustedes son estúpidos con “e” mayúscula. No les diré nada. Los que deben pedir piedad son ustedes, cuando los acabe a todos . . .

No termino de hablar cuando me da un fuerte golpe en el estómago, eso hace que me quedé sin aire y suelte un grito de dolor.

—Cállate y deja de decir estupideces.

Se gira, llama a alguien y otra persona entra a la habitación, mientras esté arrastra un objeto de metal. Yo me encuentro recuperando el aire y maldiciendo a sus ancestros, eso me tomo por sorpresa.