Oscuro Deseo © ✓ [Libro 1] (Sin Corregir)

Capítulo 1

Capítulo 1
“Soberbia”

ALEXEI
Sicilia, Italia.
Cuatro años antes.

“El poder es más difícil mantener, que de obtener”

Con solo diecinueve años, me convertí en el Caporégine preferido del Capo di tu Capi de la cosa Nostra.

Al ser mestizo, con sangre rusa corriendo por mis venas, del mismo modo que la italiana, ser reconocido en la mafia siciliana, sería una meta imposible, pero lo logré.

Desde que tengo memoria mis padres me enseñaron la naturaleza de este mundo, del mundo en el que nací. Presencié asesinatos, me robaron mi infancia y cometí crímenes.

Antes de los doce años, sabía cómo matar a una persona, que me doblará el tamaño y triplicara mi peso. Conocía los puntos para que mi víctima muriera de forma lenta y dolorosa.

El como sacar información y manipular. Para conseguir mi objetivo.

La crueldad me crío y soy las consecuencias de está.

Mis padres me dejaron en claro que soñar no sirve para nada, solo ocupa tú mente y te desconcentra de lo importante.

También el ambicionar más allá de lo que te puedes permitir.

Lo importante para nosotros es seguir las órdenes de nuestro líder y honrar a la organización.

Honrar a la famiglia.

Pero sobre todo, ser un soldato que deje en alto a la Cosa Nostra y jamás manche su nombre.

Y nunca querer más.

Subí poco a poco de rango, de soldato, Antonegra, hasta llegar al puesto de Caporégine. Por ser el más joven, me subestimaban e intentaron quitarme lo que con mucho esfuerzo gane.

Pero no me dejé.

Mis padres estaban orgullosos, pero no duró mucho.

En realidad, las cosas buenas no duran mucho.

Cuando el jefe me dio como misión el encargarme de la seguridad de su hija.

Eso fue como una apuñalada en el estómago. No me lo esperaba.

Tuve que aceptar y jamás negarme, me enseñaron a nunca cuestionar a nuestro superior.

Con el cuerpo tenso, la cabeza mareada y el orgullo herido, regrese a mi casa. Ahí, mi madre me esperaba en el portal de la residencia, con los brazos cruzados y la mirada llameante.

No me dejó terminar de subir las escaleras, cuando se abalanzó sobre mi. Me dio dos cachetadas con toda la fuerza que pudo reunir en su mano.

Me hizo sangrar el labio superior y morderme la punta de mi lengua.

No le importaba que yo fuera más alto que ella o que mi fuerza sobrepasará la suya. Se paró frente a mí y escupió con odio las palabras que jamás olvidaré:

—Eres un inepto, Alexei. ¿Cómo permitiste que te bajarán así de rango? —niega y aprieta los puños a su lado—. ¿Qué dirán ahora de nuestra familia? Suficiente humillación tenemos con que seas un mestizo, para que ahora tengas que cuidar a una niñata —me apunta con todo dedos y su mano tiembla de la ira—. Me has decepcionado, te lo advertí, desde que llegaste a este asqueroso mundo te deje en claro que no quería este tipo de actitudes, no me importa que sean órdenes. —sus ojos se llenan de lágrimas y yo me quedo en mi lugar petrificado—. Debiste ser mejor, debiste serlo. —repite varias veces, mientras niega—. Ahora no me queda otra opción. . .