Oscuro Deseo © ✓ [Libro 1] (Sin Corregir)

EN ALGÚN LUGAR

ALEXEI

Las sirenas suenan con fuerza, la ambulancia corre con velocidad.

Tan rápido que da brincos, con cada bache de la carretera.

Los paramédicos toman los signos vitales de Eleine; su cuerpo está tendido con las manos extendidas en una camilla, en su cuerpo hay mucho cables conectados a aparatos. tiene una máscara conectada a un respirador.

Mi cuerpo tiembla, con una mano hago presión en el área de las costillas, con la otra mantengo en alto el arma. Aunque esté vacía.

Luego que André Blackffmor me dispara y se fuera corriendo, me levanté y con lentitud comencé a caminar.

Porqué mi instinto no me falló, sabía que algo iba a pasar y debía estar con ella.

A paso lento salí del campo de fútbol y llegué a la salida de emergencias, cuando escuché un disparo,  la lluvia comenzó a caer y revise el GPS en mi teléfono y fui a dónde estaba Eleine.

Pasé los cuerpos de mis hombres, salí de la institución, y llegó el sonido de otros tres disparos, uno seguido del otro.

Camine con velocidad y llegué a una zona baldía, con un cuerpo vestido de rojo tirado en el suelo.

—No, no, no —murmuré, y me acerque a ella.

Con el teléfono en mano llamé una ambulancia, le di nuestra ubicación y me termine de acercar a ella.

Un charco de sangre rodea su cuerpo y caigo de rodillas.

La lluvia cae sobre nosotros, quitó el cabello de su rostro y busco su pulso.

Es débil, pero lo tiene.

Cuando llega la ambulancia, mantengo las manos en su espalda, presionándola.

Me preguntan el por qué de nuestras heridas y que van a llamar a la policía. Yo solo saco mi arma y los apunto con ella.

Los amenazó y los obligó a que atiendan a Eleine. Ellos lo hacen y luego me quieren atender, pero no los dejo.

La prioridad es ella.

Vuelvo a la realidad, cuando la ambulancia se detiene y todo se queda en silencio.

O así lo siento yo.

Abren las puertas, bajan la camilla y los sigo.

La sigo a ella.

Las enfermeras hablan, los doctores se acercan pero no los escucho, mis oídos se encuentran tapados, como  si estuviera bajo el agua, se la llevan a una habitación y  voy tras ellos, un par de manos me detienen, pero yo los empujó y golpeó hasta que me suelto y corro.

Corro, y corro.

Cuando entró a esa habitación, me quedo en shock, le cortan por el centro el vestido hasta los muslos, su pecho queda al aire, el centro de sus piernas esta lleno de sangre y me quedo con la boca abierta.

En su estómago, vientre y costillas hay agujeros, de los que salen borbotones de sangre.

Quitan la mascarilla y pasan un tuvo por su garganta, para entubarla y le colocan cables concertados a una máquina donde se escuchan y ver sus palpitaciones, su rostro pálido cabello mojado y estado, me preocupa.

Una enfermera le inyecta una intravenosa, y su cuerpo comienza a temblar, a convulsionar.

Su ritmo cardíaco se altera y me encuentro gritando, gritando su nombre.

Médicos  entre si, la agarran de los hombros y le inyectan más cosas, pero de un momento a otro, todo  se queda en silencio, su cuerpo deja de moverse, su corazón baja las palpitaciones.

Una enfermera que no pude ver se acerca a mí y me inyecta un sedante en el cuello.

Mientras que yo grito sin parar el nombre de Eleine.

Porque no me importa más nada.

Solo ella.

—Señor, esto es por su seguridad, déjenos hacer nuestro trabajo, nos haremos cargo de usted también. . .

Mi cuerpo cae al suelo y comienzo a cerrar los ojos. Pero antes de eso, mis ojos se quedaron fijo en esa máquina.

Nunca olvidaré el como esa máquina mostró.

Como el corazón de Eleine, mi Eleine dejó de latir.

Continuara. . .