Capítulo 20

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"Reyes y reinas caídos"

Libero la correa del collar de Kalum y este sale corriendo. Da vueltas por la fuente y se adentra al laberinto.

Regreso la vista al teléfono y envío otro correo.

Mis dedos se mueven con rapidez, leo lo que escribí y presionó enviar.

Connor no me ha respondido los mensajes, llamadas ni correos. Pero no me importa lo que haga o diga, en unos días estaré haciendo una visita en Sicilia y resolveré varios inconvenientes.

Camino por los alrededores y sigo tecleando, no solo debo resolver los cabos sueltos en Italia, aquí también.

Aunque ante la ley yo sea la actual líder, estos hombres no me respetan. Ocurre lo mismo que en Italia. Con sus ideologías retrogradas y machistas.

Debo hacer una depuración con los integrantes y acabar con el problemas de raíz.

Me siento en una banca de cemento y admiro el ambiente; el cielo se mantiene lleno de nubes grises, el césped húmedo por las ligeras lluvias.

Estamos en esa época dónde solo hay lluvia, frío y nieve, si la temperatura baja lo suficiente.

Me quedo mirando la punta de mis botas y aprieto a mi alrededor la gabardina.

Estás noches no he dormido, por diferentes razones; sacar cuentas, pagar facturas y pensar en lo del embarazo.

Me hice más de una prueba y todas arrojaban el mismo resultado, necesito decírselo a Connor, pero sobre todo a Ashton.

Tome una decisión y él la debe saber. Sé que no estará de acuerdo y se enojará, pero no me importa. Es cierto lo que le dije aquella vez a Connor, no voy a permitir que él llegué a nuestro matrimonio con hijos bastardos, así que tampoco lo haré yo.

Este es mi cuerpo y tomó la decisión sobre el.

La pantalla del teléfono se ilumina con un mensaje, lo tomó y comienzo a responder con calma.

Pasos despreocupados suenan en la grama, se acercan a mí y una sombra me cubre.

Alzó la vista y lo veo. Está vestido con un pesado abrigo, pantalones Capri y zapatos de cuero italiano, que en este momento están cubiertos con barro. Pero a él no le importa en lo más mínimo.

Sus ojos están fijos en mí cuando pregunta.

—¿Qué haces aquí, Eleine?

Apagó el teléfono y lo guardo en mi bolsillo.

—Tomando aire y saque un rato a Kalum —señalo dónde está—, la pregunta sería, ¿Qué haces tú aquí?

Alexei alza una ceja y me mira con escepticismo.

—Llevas más de treinta minutos aquí —responde—. Además, Kalum entro a la mansión hace cinco minutos.

Pongo los ojos en blanco.

Así que me sumí tanto en mis pensamientos y el teléfono.

—Ajá, ¿Y, qué? —pregunto y continúo sentada en la banca.

Me mira enojado ahora.

No me sorprende, Alexei siempre se enoja conmigo, no importa lo que haga o deje de hacer.

—¿Cómo qué, “y, qué? —espeta—. Está haciendo menos cuatro grados, estás temblando y tienes la cara  roja. Perdón por preocuparme — bufa.

Meto las manos en los bolsillos, me levantó y comienzo a caminar, seguida por él.

—Si, si, si, está bien. Ya entendí —admito , saco una mano, la muevo y le quitó importancia, luego la regreso al abrigo.

Oscuro Deseo © ✓ [Libro 1] (Sin Corregir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora