Capítulo 5

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Dilemas


Habían pasado dos días desde que tuvo su primera cita con Severus, que en opinión de Tom fue un éxito. Ahora se enfrentaba a un nuevo dilema; ¿Cuántos días debían pasar para invitarlo a salir de nuevo? ¿Podía escribirle durante el tiempo que no se veían?.

Por más que lo intentaba solo podía pensar en lo mucho que quería verlo todos los días, pero tampoco quería parecer desesperado, insistente o pesado, hasta él sabía que eso no era nada atractivo y si alguien actuara de esa forma con él lo hechizaría hasta el cansancio.  

Sus dudas comenzaron a causarle ansiedad, no era una opción consultar a alguien de su trabajo, no confiaba lo suficiente en ninguno de sus compañeros para hablar de su vida personal y no tenía amigos del colegio, todos eran más conocidos, a ninguno podía llamar amigo de verdad. Todo sería más sencillo si existiera un manual al respecto y ya que esto no existía, decidió que lo mejor era buscar el siguiente regalo para Severus, hacer algo lo ayudaría a calmarse.

El tiempo que tenía libre para comer lo ocupo recorriendo las calles del callejón Diagon, no supo exactamente como terminó revisando cada rincón de una tienda de antigüedades, pero así fue, nada la convencía por completo. Aunque sabía que su tiempo era limitado no podía irse hasta que estuviera seguro de que ahí no habría nada para Severus.

—¿Buscas algo en específico? —le preguntó la joven que atendía el lugar

—No estoy seguro de que busco —respondió sin dejar de revisar en un montón de cosas

—No pareces del tipo de persona que no sabe lo que quiere.

—Se lo que quiero y en vista de que eso no existe, tengo que buscar otra cosa.

—Si ese algo no existe, ¿por qué no lo inventas tú?

Tom bufo —no es tan fácil crear un manual cuando no tienes datos suficientes del tema.

—Se investiga y listo —¿Por qué todo le parecía tan sencillo a esa chica? Decidió que mejor la ignoraría, sin embargo ella tenía otra idea en mente —quizás esto te sirva para escribir tu investigación.

Eso llamo la atención de Tom, de una vitrina de vidrio saco una pluma de color negra, con la punta fina, obviamente no era una simple pluma, la joven le explicó que estaba hechizada para funcionar sin tinta y si querías incluso podía escribir lo que le dictaras.

—Es justo el estiló de Severus.

—¿Tu novio?

—Ese es el objetivo.

Salió de la tienda con la pluma y una libreta en vueltos en un sencillo papel, antes de regresar al ministerio dejo el regalo en la puerta de Severus junto a una nota. No fue tan mal día, al final encontró solución a sus dilemas.

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