Capítulo 11

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Esperar

Tom llegó, por segunda ocasión a la tienda de antigüedades con un nuevo dilema en mente, ¿cuál sería el regalo perfecto para pedirle a Severus que sea su novio? Tomando en cuenta que la última vez resultó muy útil la ayuda de la vendedora, le expuso la cuestión.

Después de un par de preguntas por parte de ella y las respuestas de Tom, la joven concluyó lo siguiente; —tienes que esperar.

Tom bufó —no entiendo por qué —protestó

—Por lo que hemos hablado, no sabes nada de su familia, no conoces a sus amigos, ni del todo sus gustos y él tampoco sabe esas cosas de ti. Es normal cuando solo se han conocido durante tres semanas.

Se tenso con la mención de su familia, no era un tema del cual quisiera hablar, ni siquiera estaba listo para hacerlo.

—Unos meses al menos —agrego la rubia sacándolo de sus pensamientos

—¿Meses? —preguntó consternado —¿Cuántos exactamente?

—Tres mínimo.

—Es demasiado tiempo.

—¿Te gusta mucho este chico?

—Como nunca me había gustado nadie —declaró

La chica le regaló una sonrisa —entonces espera un poco más y deja que te conozca mejor, ¿cuál es la prisa?

Tom se había hecho la misma pregunta antes de decidir pedirle al pelinegro ser su novio. Lo último que deseaba era asustarlo por ir tan rápido, sin embargo no podía ignorar ese sentimiento que lo hacía ansiar estar a su lado, sujetar su mano mientras caminaban, abrazarlo y besarlo apenas lo veía, escuchar sobre sus días buenos y consolarlo después de los malos.

Antes no considero que el tiempo de conocerse era poco, casi nada sabía sobre relaciones, por lo que decidió seguir el consejo de la joven.

¿Severus valía esperar tres meses? Por supuesto que sí, cada maldito minuto  y más tiempo aún.

Aprendiendo a enamorarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora