Capítulo 20

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Tú dolor es mío

A Severus nunca le había gustado ver a su hermano llorando, no importaba si era por culpa del pulgoso de Black, o si era porque se sentía agobiado con las expectativas de su familia. Las penas de Regulus se volvían suyas, su dolor lo lastimaba tanto como a él.

Cuando se conocieron Regulus pudo ser ese típico niño rico que lo tenía todo, mirando a los demás hacía abajo porque al nacer como un sangre pura ya estaba en la cima. Pero él nunca fue así, era amable, alegre y risueño, cosas que no encajaban del todo en la casa de Slytherin, sin embargo nadie podía negar su derecho a estar ahí al ver su ambición, convicción y astucia.

Pronto Severus se vio arrastrado por el huracán llamado Regulus. Gracias a él conoció a Rabastan y Lucius, aunque ambos eran un año mayor que ellos no fue ningún impedimento para que se divirtieran juntos. Fue por ellos que las bromas de los Merodeadores no fueron tantas ni hicieron su estancia en Hogwarts miserable.

Regulus cambió su vida, no solo era su mejor amigo, era su hermano.

Apenas entró al baño Regulus limpió sus lágrimas y trató de sonreír, trató porque a los pocos segundos sus mejillas se volvieron a mojar y su sonrisa flaqueo. Se acercó sin decir una palabra y lo abrazó.

Se sentaron en el suelo, Regulus recargando su cabeza sobre el hombro de Severus y esté rodeó sus hombros con un brazo.

—¿Me dirás que es lo que pasa o debo suponer lo peor?

—Solo tuve una discusión con James.

Severus bufó, lo conocía suficiente como para saber que una simple discusión no lo dejaría en ese estado —¿Sobre…?

—Le pedí que hagamos pública nuestra relación. Le conté lo que pasó con Cissy y la prometida de Parkinson, si ella nos vio es cuestión de tiempo para que alguien más lo haga y puede que no tengamos tanta suerte de que esa persona se contente solo con chantajear a mi prima. —Casi pudo ver en su mente la expresión asustada de Potter, no dijo nada, dejó que Regulus continuará hablando. —Me contestó que seríamos más cuidadosos, pero que no era necesario hacernos públicos, le he dicho que no veo el motivó por el que debamos ocultarnos cuando no estamos haciendo nada malo —más lágrimas escaparon de sus ojos —. Me gritó que no está listo para que todos se enteren de que salen con un supremacista de la sangre. Me enfadé y ahí todo se salió de control.

Severus hizo un puño su mano libre tenía ganas de salir de ahí e ir directamente a romper la cara de ese idiota, en su lugar contó hasta diez antes de poder decir cualquier cosa —Potter siempre ha sido un idiota, Reg, no tomes en serio sus palabras.

—Eso no ha sido lo peor, creo que lo peor fue cuando me dijo que él jamás podría estar aquí rodeado de tantas personas pretenciosas y egocéntricas sin asfixiarse.

—¿Le contestaste?

—Sí, le dije que aquí estaba mi familia y mis amigos y no les diría la espalda solo por él, que jamás les daría la espalda a todos como alguna vez lo hizo Sirius.

—Hiciste bien, Reg, nadie tiene que te ame va hacerte elegir entre él y tú familia y amigos. El amor no se condiciona y si lo condicionan entonces no es amor.

Quizás no era lo más adecuado de decir en ese momento, pero no podía ni le diría mentiras esperanzadoras que después lo herirían con una ilusión falsa. Dejó que siguiera llorando sobre su hombro hasta que no hubo más lágrimas y Regulus decidió que era suficiente llanto por un día.

En cuanto Severus le contó que Tom estaba esperándolo, prácticamente lo arrastró fuera de los baños para que se lo presentará.

Aprendiendo a enamorarnosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora