— ¿Porque estás aquí Declan? — volví a repetir
— Porque quería recordar —susurró
— No es bueno vivir en el pasado, sobre todo si fue tan triste, porque no vienes conmigo buscaremos algo para comer. — y le quité la manta. Estaba, con la misma ropa del día en que me besó y discutimos. Pero sus mangas y pecho estaban salpicadas de sangre seca.
Recordé que su padre me había dicho que Declan fue hasta donde vivía Michael y le dio una paliza.
Tomé su mano y él se dejaba guiar como si fuese un niño pequeño. No puso ninguna resistencia cuando lo subí al auto. Y lo llevé hasta el hospedaje dónde estaba yo.
Al entrar la vieja chismosa se nos quedó viendo.
— Disculpe señorita, pero aquí no podemos recibir a su amigo.
— Ok, cargue a mi cuenta una habitación adicional.
— Pero él no puede dormir en su misma habitación — insistió
— Usted no me diga que hacer, solo haga el cobro, ¡y no se meta en lo que no le importa! — le dije indignada
Al ver que le hablaba de esa forma, abrió unos ojos enormes y no disimuló la apertura de su boca.
Subí con Declan hasta mi habitación, y lo llevé hasta el baño.
Preparé una tina y le ayudé a quitarse la ropa.
Me sentí muy incómoda, lo recordaba con un cuerpo juvenil, más bien delgado de niño. Pero ahora que habían pasado los años, no solo había crecido en estatura, sino que tenía un cuerpo tan trabajado. Había invertido demasiado esfuerzo para cuidar cada detalle de su aspecto. Y ahora entendía que no era una frivolidad. Quería dejar de ser ese pequeño monstruo al que tanto molestaban y atormentaban, y se había transformado en un hombre completamente diferente.
Pero a pesar de que su cuerpo demostraba mucha fortaleza varonil, lo sentía tan indefenso, abandonado y desolado como la primera vez que lo vi.
— Voy a estar afuera Declan, si te sientes mal solo llámame.
Él solo me quedó viendo con una mirada triste.
Ya que lo había encontrado con vida me sentí más aliviada y me tendí en la cama de costado.
Aproveché de mandarle mensajes de texto a su padre indicándole que lo había encontrado con vida. Pero que no se veía bien de ánimo. Que en cuanto pudiera lo llevaría de vuelta a la ciudad.
Su padre me agradeció. No sé cuántas veces me escribió gracias en el chat.
Estaba empezando a cerrar mis ojos cuando sentí que Declan salió del baño.
— ¿Puedo acostarme un rato a tu lado July? — me preguntó
— Claro ven, tápate con las cobijas.
Se acurrucó a mi lado y no sé si estaba durmiendo o solo tenía sus ojos cerrados. No quise moverme para no despertarlo. El solo se quedó ahí. Como cuando éramos jóvenes. Y nos seguía a todos lados en silencio. Y aceptaba todas nuestras decisiones sin protestar. Era como si solo le bastara estar al lado nuestro. No pedía nada, no exigía nada. Solo se aferraba a nuestra compañía como un cachorrito que no tiene dónde más ir.
Tenía el presentimiento que el Declan, el que tanto amé, aún estuviera ahí escondido en lo más profundo de su alma.
Me desperté al día siguiente y Declan estaba colocado a mi espalda y con su brazo me rodeaba.
Levanté su mano lentamente y salí a comprarle un poco de ropa para que pudiera cambiarse. Le dejé una nota que volvería pronto.
Volví con su ropa y con comida.
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Me enamoré del feíto
RomanceEsta historia de amor no es como cualquier otra. Pues en su mayoría tratan de bellas damiselas y apuestos príncipes, que están destinados a estar juntos por sobre todas las cosas. Y se olvidan que los feos también se enamoran, se obsesionan, se apas...