Cuando llegamos el ambiente era agradable, la música alegre, y los ánimos de todos nosotros estaban más distendidos.
Avanzado los minutos y comenzamos a pedir lo que queríamos tomar, entre otras cosas como botanas para comer.
Habría pasado ya una hora cuando de pronto el jefe Bill se para y saluda a alguien.
— señor Jefferson qué alegría que pueda acompañarnos — todos miramos hacia el lugar donde él estaba entrando y nos quedamos desconcertados que aquel hombre tan frío y distante decidiera pasar un rato con nosotros.
No venía vestido de traje como era su costumbre, sino de forma más casual. Una camiseta de mangas largas ajustadas a su cuerpo y un Jean bien gastado. Y zapatillas.
No sé si nos asombraba más que hubiese bajado de su trono para compartir con nosotros o verlo tan raro vestido de esa manera.
Creo que todos lo estábamos mirando fijamente cuando él interrumpió.
— ¿Qué pasa les molesta que haya llegado? — preguntó tranquilamente
— No señor Jefferson — aclaró mi jefe — creo que los muchachos están un poco impresionados de no verlo con su traje formal.
— Si ya sé que piensan que soy Drácula, pero hoy estoy en modo relajo. — río con ironía.
Luego de la sorpresa todos continuamos bebiendo y charlando.
Entre la música y los brindis ya todos estábamos un poco mareados. De pronto John se puso romántico y no sé por qué se le ocurrió besarme, delante de todos.
Mientras John me besaba todos comenzaron a reír y a gritar. Y hasta mi jefe Bill se reía.
Cuando terminó nuestra escena romántica. Continuamos hablando alegremente.
Al rato John me dijo que iría al baño, pasaron unos minutos y John no volvía.
Tampoco vi al accionista, no me di cuenta en qué momento se fue.
Pasaban los minutos y John no volvía, me empecé a preocupar que quizá se sintiera mal. Así que decidí ir a buscarlo.
Llegué hasta el baño de hombres y toqué la puerta.
— ¿John estás ahí, te sientes bien?
Pero nadie respondía. Sentía que alguien se estaba lavando las manos adentro. Así que volví a tocar esta vez más fuerte.
— ¿John estás ahí?
Nuevamente no hubo respuesta.
Así que decidí entrar, con cautela para tratar de no incomodar a nadie. Para mí sorpresa John si estaba ahí. No entendía por qué no me había contestado.
— Te estuve llamando afuera. ¿Te sientes bien? — le pregunté mientras él se lava la cara.
Se da vuelta y me queda mirando con una cara que no supe interpretar en ese momento.
— Así que esa clase de mujer eres, cómo me tenías engañado mosca muerta — me dijo con tal tono de decepción.
— ¿De qué me estás hablando, estás borracho? — pregunté sin entender nada
— Así que vas de cama en cama buscando tu ascenso... — me dijo con desprecio
— No sé de qué hablas, pero no te permito que me hables así, si estás borracho mejor cierra la boca, ¡no sea que te arrepientas de tus palabras! — le dije indignada — ¿por qué mierda me hablas así?
— Y apuntas ni más ni menos que a lo más alto. — dijo riendo y tomando su cabeza.
— ¡Dime directamente qué es lo que estás tratando de decirme, de que me acusas! — me acerqué a él justo frente a su cara
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Me enamoré del feíto
RomansaEsta historia de amor no es como cualquier otra. Pues en su mayoría tratan de bellas damiselas y apuestos príncipes, que están destinados a estar juntos por sobre todas las cosas. Y se olvidan que los feos también se enamoran, se obsesionan, se apas...