Volví a la siguiente clase como en las nubes. Buscaba con mis ojos ansiosa ver a Declan en el salón.
Me angustié cuando miré la hora y ya no entraba nadie más por la puerta.
De pronto sentí que alguien hizo rodar su dedo por mi espalda, era él. Con su típica facha de rebelde y pelos desgreñados. Me sonrío con sus labios con el piercing y sentí como las mariposas revoloteaban en mi estómago.
No me podía concentrar en clases. En lo único que podía pensar era en el beso que me dio.
Estaba ansiosa por que terminaran las clases y poder caminar de nuevo con él de vuelta a casa.
Al terminar las clases me dijo:
— ¿Te gustaría ir a pasear conmigo?
— Claro, pero debo pedir permiso a mamá. — le dije
— Dile que vas a casa de tus amigos por una tarea. — dijo Declan
No me gustaba mucho la idea de mentirle a mamá, pero quería mucho estar con él. Así que accedí.
Le dije a Frida el plan y ella como fiel amiga se ofreció gustosa a cubrirme.
Nos desviamos del camino y entramos por un sendero que llevaba a un parque, ahí había una laguna muy bonita.
Declan toma mi mano y nos fuimos suspirando hasta ese lugar.
— Me dijiste que tenías curiosidad de saber más acerca de mí. — dijo Declan
— Si, cuéntame más de ti.
—Bueno mi sueño es ser escritor. Por mucho tiempo los libros han sido mi compañía y me gusta mucho escribir.
— ¿Y qué escribes? — le pregunté curiosa
— Bueno de todo un poco, pero últimamente me he decantado más por la poesía. — me dijo un poco sonrojado.
— ¿De verdad? ¿Y tienes algo que yo pueda leer?
— De hecho, hay algo que yo quiero leerte a ti. — me dijo muy seriamente.
Sacó un cuaderno de su mochila, donde vi que tenía muchas cosas escritas.
Empezó a girar una por una las hojas hasta que encontró unos escritos que andaba buscando.
Entonces me miró, y con la luz del día pude ver sus ojos a través de sus pelos enmarañados. Eran de un azul tan cálido, tan inocentes, como los de un niño.
Y me abrió su corazón con un poema, que el mismo había escrito para mí.
Cuando terminó de leerlo dio un gran suspiro, y se quedó viéndome para ver si yo aprobaba lo que había escrito.
Me quedé unos minutos en silencio, la profundidad de las palabras de esa poesía que él había escrito para mí realmente había tocado mi corazón.
No había recibido nada tan hermoso como esas palabras, que ese chico silencioso escribió para mí. Me costaba asimilar sus sentimientos y hasta los míos.
Me sentía como otra persona cuando estaba con él.
Entonces el impaciente al ver que yo no respondía nada me dijo:
— ¿Te parece muy cursi? — me dijo un tanto avergonzado.
— No, en realidad es lo más hermoso que me han dicho jamás. Es solo que no me esperaba esto de ti. Te veo siempre tan callado. Y en ese poema expresas tantas cosas. Y me haces sentir....
— Qué — dijo intrigado y con el ceño fruncido.
En realidad, yo no era como él, no podía expresar en palabras lo que sentía mi corazón, así que se lo demostré de otra manera.
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Me enamoré del feíto
Roman d'amourEsta historia de amor no es como cualquier otra. Pues en su mayoría tratan de bellas damiselas y apuestos príncipes, que están destinados a estar juntos por sobre todas las cosas. Y se olvidan que los feos también se enamoran, se obsesionan, se apas...