Luego de irnos a vivir juntos ya no escondía sus poesías.
Estaba preparando un libro donde las mostraría al mundo. Era una vieja revancha que debía saldar.
En su juventud se burlaron de palabras que eran para mí, la prueba de un amor que solo era nuestro y no le importaba a nadie más.
Esta vez todo el mundo leería acerca de sus sentimientos, y nuestros cuerpos desnudos serian la portada del libro.
A fin de cuenta seguíamos siendo unos rebeldes, y nos encargaríamos de que cada casa del pueblo de chismosos que hizo nuestra vida miserable, tuviera su propia copia. Ya que estaban tan interesados en las vidas ajenas, tendrían en sus propias manos los por menores, incluso los más escandalosos.
El día que terminaron de imprimir el tiraje vimos la portada y nos reímos a carcajadas. Sabíamos el impacto que tendría en ese pueblo de hipócritas y mojigatos.
Declan contrató un repartidor y fuimos tras él en su auto con una cámara grabando las reacciones de la gente. Nos costaba grabar de tanto que nos reímos con sus expresiones y algunos hasta hacían la señal de la cruz.
Estábamos contentos con nuestra travesura y adivinen que. Si, volvimos a hacer el amor, pero esta vez en el asiento trasero del auto. Teníamos tanto tiempo que recuperar, ya se imaginan.
Mi padre biológico me llamó varias veces. No sé cómo se consiguió el número.
Declan me insistió que eso era algo que yo debía cerrar también.
Así que acepté verme con él en un café cercano.
—¿Que tienes que decirme? – pregunte sin emoción
—Ya sé que no crees acerca de que no sabía de tu existencia, pero debes al menos escuchar mi versión de los hechos.
—Expláyate entonces – le dije ya que no había más remedio.
—Con tu madre ya estábamos casados cuando nació el amor entre nosotros. No lo planeamos July, solo sucedió. El problema es que no queríamos herir a nuestras parejas, destruir dos hogares, creímos que no era justo para ellos. Además, a esa altura yo ya tenía hijos, y tu mejor que nadie sabe lo que es vivir en ese pueblo siendo apuntado por los demás. Yo podía soportarlo, pero mi esposa y mis hijos no.
—Si no amabas a tu esposa entonces porque tuviste hijos, porque seguir con la farsa— pregunté
—El casamiento fue propiciado más por mi familia que por mi gusto, sencillamente no pude forzar que naciera el amor en mi hacia mi esposa. —Dijo él
—¿Y tus otras amantes? ¿También tienes hijos con ellas? – le pregunté con cara de juicio.
—Ellas vinieron después. Cuando tu madre ya no quiso volver a verme. Buscaba quitarla de mi mente con otras mujeres —respondió
—¿Y porque no con tu esposa?
—Porque no sentía nada con ella, eso no se fuerza ya te lo dije —respondió – hasta donde sé tú eres mi única hija fuera del matrimonio.
—Claro, una bastarda.
Su cara se descompuso y trató de reponerse.
—Sé que no quieres verme, sobre todo porque no estuve con tu madre al final. Se que fui un cobarde.
—¿Y a que vienes aquí entonces si sabes que no me interesa hablar contigo?
—Mi esposa finalmente me abandonó, y mis hijos se fueron con ella. Voy a vender mis propiedades y como mi hija biológica es mi obligación dejarte tu parte.
No le dije nada. Ahora ya estaba bien con Declan. No necesitaba nada más.
—Sé que siempre fuiste el tipo de chica que defendía a los más débiles y me siento orgulloso de eso. Quizás no quieras nada de mí, pero piénsalo. Estos recursos quizás sirvan para ayudar en la vida de alguien... no sé. Esta es la cuenta que abrí a tu nombre, la próxima semana estarán disponibles los fondos.
Dejó el papel sobre la mesa y se despidió con un semblante triste.
Que ironía, había mentido toda su vida para salvar su matrimonio, un matrimonio que ni él quería.
Pasaron los días y Declan estaba eufórico debido al éxito de ventas de su libro. No es que necesitará más dinero. Este era un logro personal. Un logro de su verdadera vocación.
Mientras lo veía me quedé pensando, que hubiese sido de la vida de Declan si no hubiera tenido un padre con recursos, si no hubiera recibido a tiempo ayuda psicológica. ¿Estaría ahí en su oficina eufórico celebrando la venta de su obra?
Entonces pensé que existe muchos "Declan" ahí afuera, sufriendo en soledad, sin recibir el amor y el apoyo. Era evidente que sus futuros terminarían en desastre.
Y me di cuenta que no todo en la vida se trataba de devolver el golpe, de vengarse por las ofensas. Había que hacer algo para reparar el daño. Así como reparamos el daño nosotros con Declan. Pero nuestra historia era distinta. Había recursos, había amigos. ¿Tendrían otros niños las mismas oportunidades?
Tenía claro que no quería un solo peso del que fue mi padre biológico, porque lo consideraba un cobarde. Pero ya que ese dinero que acumuló por décadas surgió gracias al dolor de otros; consideré que lo justo era que ahora sirviera para reparar en parte tantos estragos causados.
Le pedí ayuda a Declan para que me contactara con un arquitecto, transformaría la casa de mi madre en un centro de atención para jóvenes vulnerables. Quería que el apoyo psicológico que tuvo Declan fuera accesible a otros niños.
Después de varios meses, no quedaba ni un rastro de lo que fue la casa de mi madre, ahora era una enorme construcción, con muchas salas y perfectamente equipado para combatir el sufrimiento y el dolor.
El padre de Declan colaboró con la recaudación de más fondos para el pago de profesionales, y se puso en contacto con varias universidades para que estudiantes del área de psicología y psiquiatría pudieran colaborar voluntariamente.
Alrededor de un año, el centro ya estaba atendiendo a sus primeros pacientes.
Cada vez que podíamos nos escapábamos un rato con Declan a ver cómo iba el proceso de sanación de los jóvenes.
Yo me sentía conforme, pensando que mamá estaría orgullosa, al ver la importancia que había cobrado nuestra humilde casa.
El padre de Declan y Declan por su parte, se emocionaban al ver llegar a los jóvenes pacientes. Miraban con ojos llenos de esperanza que esos muchachos también pudieran tener su final feliz.
El centro no solo atendía a las víctimas de hostigamiento, también los voluntarios participaban activamente en charlas en la escuela para evitar el matonaje. De hecho, tras hablar una vez con el director, me indicó que la situación había cambiado mucho. Y me agradecía profundamente que colaborara de esta manera. Que lo que yo estaba haciendo afectaría positivamente muchas vidas.
Le alegraba que hubiese podido superar mi pasado y tornar ya no en deseos de venganza sino de sanación.
De hecho, me sorprendió saber que hasta Michael participaba de las charlas motivacionales para una convivencia pacífica entre los estudiantes. Contando su propia historia. Y las consecuencias de sus actos. La verdad nunca esperé eso de él. Pensé que era un matón sin remedio. Pero me alegré de que su vida cambiara para mejor.
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Me enamoré del feíto
RomansaEsta historia de amor no es como cualquier otra. Pues en su mayoría tratan de bellas damiselas y apuestos príncipes, que están destinados a estar juntos por sobre todas las cosas. Y se olvidan que los feos también se enamoran, se obsesionan, se apas...