Todos mis músculos se tensaron, ¿y si alguien sabía que estábamos allí? ¿y si eran las tropas? O peor ¿y si el Gennady había descubierto todo? Todas estas preguntas cruzaron mi mente durante el pequeño instante que tardé en reconocer a la persona que había entrado, cuando vi ese largo pelo negro y esa piel pálida me relajé al instante. Era Ellyn.
-Hola príncipes desaparecidos. –saludó con una amplia sonrisa.
-Ellyn... -suspiró Azriel, que debió pensar lo mismo que yo y se relajó al reconocerla.
-Hola –saludé mientras escondía disimuladamente mis manos.
Azriel se dio cuenta. Ellyn también.
-¿Qué pasa? –preguntó mirándome y frunciendo levemente el ceño. Era muy guapa, ya me había dado cuenta la primera vez que la había visto. Esta vez no tenía aquellos dibujos en el rostro, pero los tatuajes de los dedos sí estaban, no pude evitar compararlos con los míos, aunque no se parecían en nada. También reparé en su ropa, vestía con cuero y casi completamente de negro, me recordó a Azriel. -¿Hola? –preguntó al ver que ninguno de los dos contestaba.
-Nada –respondí con rapidez.
-Ilarya. –dijo Azriel suavemente –Ella puede ayudarnos.
-¿Qué ha pasado? –quiso saber Ellyn preocupada.
-Nada. –repetí mientras pegaba con más fuerza las manos a mi espalda para ocultarlas.
-De acuerdo... -murmuró no muy convencida.
-¿Ellyn, qué... qué haces aquí? -pregunté intentando sonar normal.
-Vengo a asegurarme de que no estáis muertos y de qué no habéis vuelto a desaparecer de la nada -dijo mientras se cruzaba de brazos.
-Gracias por la preocupación, pero estamos bien. -rebatió Azriel mientras se ponía en pie.
-Siempre tan agradable, -se burló la pelinegra – ¿entonces no necesitáis nada?
-De hecho... -empecé a decir. -Azriel, alguien tiene que curarte las heridas. -Ellyn podría ayudarlo. Ellyn sabría qué hacer. No se lo había mencionado pero... Las heridas no tenían muy buena pinta. Quería pensar que estaban curando, que ese era el proceso de sanación pero... Azriel no mejoraba.- Ellyn... puede hacerlo.
-¿Curar? De acuerdo. ¿Tenéis algo...? -preguntó.
-Un ungüento. -estaba a punto de señalar la bolsa que habíamos traído, pero rectifiqué a tiempo y terminé señalándole con la barbilla donde se encontraba -Allí.
Ellyn se acercó y revolvió la bolsa hasta que encontró el botecito, se acercó a Azriel.
-Venga, quítate la camisa. -le ordenó.
-Si me lo pides así... -murmuró él en tono burlón mientras comenzaba a desabrochar los botones.
-No seas imbécil Az -dijo mientras le daba una colleja suave. Yo me reí.
-Ouch... -musitó Ellyn cuando descubrió las heridas.
-Ouch. -repitió Azriel cuando ella pasó las manos por las heridas.
-¿Quién os dió esto? -preguntó ignorándolo mientras abría el bote y lo olisqueaba.
-Un... curandero, en una aldea. -respondí.
-¿Sabes su nombre?
-Dijo... dijo que no era importante, o algo así.
Ella sonrió pero no respondió, siguió mirando la espalda de Azriel hasta que volvió a ponerse completamente seria.
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La reina del olvido
FantasyIlarya Madingley, la falsa perfección en persona, princesa heredera del reino de Mananthica, lleva una vida basada en mentiras. Ella es curiosa e inconformista, por lo que cuando se da cuenta de que todo el mundo parece ocultarle algo no duda en pon...