Los gritos de sorpresa de los soldados se escuchaban detrás de mí mientras yo corría saltando y esquivando ramas y rocas y más cosas que debido a la velocidad no era capaz de reconocer.
Correr, correr, correr. No pensaba en nada más.
No dudaba en que ellos me alcanzarían fácilmente, por eso había usado las bombas, para despistarlos. Pero al parecer no funcionaron del todo, porque podía escuchar sus pasos detrás de mí.
Esconderme. Eso era lo que tenía que hacer. O despistarlos.
Quedarme quieta, esperando a ver si ellos me encontraban o no, me costaría demasiado, así que opté por lo segundo.
Era arriesgado, pero me detuve y volví sobre mis pasos hasta un sección en la que el sendero se dividía dando lugar a dos caminos. Me saqué el guante que me quedaba y lo enganché en un árbol para que pareciera que me había ido por uno de ellos y se me había quedado enganchado allí por algún casual. Inmediatamente salí corriendo de nuevo hacia mi dirección inicial.
Pero segundos después de haber emprendido de nuevo mi carrera, unos fuertes brazos me sujetaron con fuerza por la cintura para inmovilizarme y luego pegar mi espalda al pecho de ese alguien que me había atrapado hasta llevarme a detrás de un árbol. Obviamente yo pataleé, grité y agredí a la persona lo máximo que pude, intentando escapar. Como consecuencia me tapó la boca con la mano.
-Quieres parar, Ilarya. -susurró cerca de mi oído.
Ellyn me soltó y yo me quedé mirándola, perpleja.
-¿Era necesario? -pregunté en un susurro mientras me agachaba para ocultarme.
-Absolutamente. -respondió ella agachándose delante de mí sin alzar el tono de voz.
-Eres una psicópata. -dije mientras la imitaba para ocultarme.
-Prefiero la palabra 'creativa'. -soltó y, aunque no la vi, supe que me sonrió burlonamente. Puse los ojos en blanco.
Guardamos silencio y escuchamos atentamente como los guardias se desviaban y sus pasos dejaban de oírse.
Me dejé caer en el suelo y respiré un poco aliviada. Por los pelos.
-Gracias. -le dije a Ellyn. Ella me hizo un gesto a modo de asentimiento.
Repasamos entre las dos todo lo que yo había traído. Al terminar, me guardé el cuchillo a mano y comenzamos a caminar por el bosque. Ellyn lo hacía de una forma muy... precavida, como en tensión. No quise darle importancia dado el hecho de que me acababa de fugar y di por sentado que sería por eso.
-Quieta. -dijo de repente al ver que la sobrepasaba mientras me sujetaba por el brazo-O harás que nos descubran.
-Lo... siento -respondí confundida. Ella seguía muy tensa. -Ellyn, no hay nadie.
-No estés tan segura... -murmuró mientras me soltaba lentamente -Estas tierras ya no son seguras.
-¿Qué? ¿Ellyn de qué hablas?
Ella suspiró y se entrelazó sus manos sobre la parte baja de su abdomen.
-No soy quien para contártelo -dijo por fin, mirándome a los ojos. -Pero según mis fuentes, está a punto de suceder.
El compromiso. Ellyn se tenía que estar refiriendo a eso. Al enlace que uniría nuestros territorios, unificaría tierras... y ejércitos. Conociéndolo, Gennady no esperaría para entrar en Mananthica, a saber si ya lo había hecho. Quizás hasta había desplegado tropas, de ahí la preocupación de Ellyn...
-Cuando. -pregunté con brusquedad.
-Tres o cuatro días, como mucho.
Ahora fui yo la que suspiró, y me llevé las manos a las sienes.
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La reina del olvido
FantastikIlarya Madingley, la falsa perfección en persona, princesa heredera del reino de Mananthica, lleva una vida basada en mentiras. Ella es curiosa e inconformista, por lo que cuando se da cuenta de que todo el mundo parece ocultarle algo no duda en pon...