PERO SOLO ES CEMPASÚCHIL (Higuel/Hiroguel)

capítulo 24 impulso

Hiro miro con una mueca al moreno que descansaba en su cama, ahora que lo pensaba detenidamente, era extraño que ambos cupieran en ella sin estar pegado al otro, miro de reojo el reloj de la habitación, no era tarde o la hora habitual para que Miguel durmiera.

Recordó el mensaje de Tadashi, apesar de decirle que ocurrió con exactitud le pidió que no se apresurara con la persecución. Cuando entro a la cafetería diviso tras el mostrador a Tía Cass devorando un pastelillo.

Se adentro a la habitación a paso lento, aún con el mal sabor de no saber quién lo había agobiado, se mordió el labio al recordar vagamente que él le había alzado la voz esa tarde.

Tomo asiento tras la espalda de Miguel y miro el cubo de basura que estaba a desbordar de pétalos. Inconcientemente su palma se dirigió al hombro de Miguel, suspiro un momento, tal vez deba dejarlo dormir y ya mañana le exigiría que se bañara antes de irse a "trabajar".

En segundos, sus dedos dejaron el hombro para terminar posados en los cabellos ajenos, una sensación en su pecho se asentó cuando pensó que había dejado la entrega a Honey lemon. Por más extraño que pareciese, no sé arrepentía, en ese momento le importo más el estado de ánimo del joven mexicano que la entrega del delicuente con las felicitaciones.

Hiro recorrió lento los suaves cabellos castaños, miro de reojo la puerta esperando que nadie entrase, no podría vivir con la vergüenza de ser atrapado, dándole "consuelo" a alguien más, con lentitud se recostó en la cama, apoyo su cabeza contra su mano y la otra volvió a su labor en los cabellos castaños.

-si hubiera estado ahí, ese hombre hubiera salido con un golpe en la cara- dijo con molestia, ya vería si alguien más se atrevía a insinuar tales barbaridades contra el menor.

-tal vez en México no sean tan diferentes, Ja no me imagino que hubieras echo en tu hogar, o lo que tú familia hubiera echo...- se puso a pensar como será toda la familia de Miguel, ahora solo conocía a los padres de Miguel, sabía que tenía una hermana menor, también escucho algo de sus abuelo? Pero de ahí en más, no sabía el temperamento de los demás.

-aveces me preguntó... Que dirías si te pidiera que te quedes aquí?-

Su mano se quedó tiesa unos segundos, que fue lo que dijo? Con rapidez llevo su mano a su boca, miro la espalda de Miguel y aún seguía subiendo y bajando de forma lenta, un sonrojo inundó su cara al procesar bien esas palabras que salieron de su boca.

"Cómo se me ocurre decir una barbaridad así! Si no hubiera estado dormido..." Cómo podría excusarse.

Apretó su mano aún inmerso en sus pensamientos, aún avergonzado de decir tales palabras, ese calor en su pecho se convirtió en una punzada.

-claro que diría que no... Este no es su hogar- frunció el seño ante esa respuesta.

Por qué pensaría en un hogar? Miguel siempre eligiría su tierra natal antes de este lugar.

Y si el fuera de visita? Tal vez dar una oportunidad de vivir con el allá.

-tal vez... Pueda acostumbrarme...-

Sacudió su cabeza negando la idea, su rostro ya estaba rojo a más no poder, por qué se le vendría a la cabeza una idea tan tonta? Vivir en ese lugar? juntos? No, eso jamás pasaría.

El miedo invadió su rostro cuando vio que Miguel se daba la vuelta, ahora cara a cara, podía notar la Serenidad con la que dormía.

Su mano titubeó cuando quiso tocar el rostro relajado del menor, la sola idea de que se fuera le era aterradora, una sensación de soledad lo inundó, esa misma que sintió cuando casi pierde a Tadashi.