29 de febrero 2024
El clima nublado era dueño de la ciudad. El envolvente silencio era únicamente interrumpido por el ruido de las olas al chocar contra el concreto de los estribos del puente. Las olas fueron mecidas por la fuerte brisa que estaba adormeciendo a la joven que se había acercado a los barandales para sentirla así de cerca. Estaba a punto de cerrar los ojos cuando sintió una mano fría rozar su espalda.
—Podrías caerte.
Se giró rápidamente al escuchar una voz masculina que le resultaba extrañamente familiar.
—Lo siento —Sonrió nerviosa—. Igual no tenía planes de saltar.
—¿Qué llevas ahí? —Señaló el libro que ella traía entre manos. Le causaba curiosidad.
—Es solo un libro —Se lo mostró. Era completamente negro, sin letras por ninguna parte de la cubierta—. Creo que el autor falleció antes de terminarlo porque está incompleto, las últimas páginas están vacías.
—Entonces el autor de este falleció antes de comenzar —Sonrió al mostrarle un libro de cubierta de cuero marrón, con una joya esmeralda incrustada en el centro—. A este le faltan las primeras páginas.
—Qué mala broma —Farfulló—, déjame verlo de cerca —Tomó ambos libros y comenzó a revisarlos—. ¡Son del mismo autor! —exclamó.
—¿Lo son?, quizás él quiere que unamos tu inicio y mi final. Que llenemos esas lagunas que dejó y entrelacemos nuestros caminos. O solo es... —Se detuvo de repente.
Ella estaba sonriendo al escucharlo hablar, pero su sonrisa fue borrada lentamente al notar las lágrimas deslizarse por las mejillas de él.
—¿Por qué estás llorando? —preguntaron al unísono y terminaron riendo por la coincidencia.
—No lo sé —respondió ella tratando de secarse las lágrimas, pero estas continuaron brotando descontroladamente—, tal vez sea...
—¿La brisa? —interrumpió él secando las suyas.
—Definitivamente, la brisa —Volvieron a sonreír—. Ya debo irme. Fue un placer conocerte —Le brindó su mano.
Él dudó por unos segundos, pero se la estrechó.
Ambos sabían que mentían. No era la brisa, sino algo más fuerte que ellos. Una simple brisa no sería capaz de mecer sus corazones de tal manera. La brisa nunca sería capaz de despertar ese sentimiento de melancolía tan fuerte.
Aunque tampoco conocían la verdadera razón, o quizás uno de ellos sí.
—Nos volveremos a encontrar —gritó uno de ellos lo suficientemente alto como para que el otro que se había alejado unos metros lo escuchara.
«¿Nos volveremos a encontrar?, ya nos hemos vuelto a encontrar».
Una historia no termina cuando el autor deja de escribirla. Hay lectores capaces de imaginar más allá de un final y dar el suyo propio. Y hay personajes capaces de vivir por siempre en los corazones de un lector.
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Ahora les pregunto:
¿Personaje que más quisiste?
¿El que más odiaste?
¿Escena favorita?
¿Releerías algún capítulo en especial?
Y ahora la pregunta del millón...
De los jóvenes mencionados en el epílogo, ¿quién recuerda y quien no?
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Vivir por siempre
RomanceTodos hemos escuchado alguna vez esa frase que decía que los libros tenían el poder de transportarnos hacia otras realidades posibles, nos hacían viajar entre mundos percibiendo la vida de mil maneras distintas. Que: "Un lector vive mil vidas antes...