7-Condiciones

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Él era del tipo de persona que odiaba ser retada, ¿y yo?, yo amaba fastidiar.

—Prometo no quitarle mucho tiempo —Regresó y tomó asiento nuevamente. Perfecto, sabía que no se resistiría.

—Está bien, pero solo porque me gustan las apuestas.

—¿Aceptará mi trato?

—Tan solo dime en qué consiste tu pequeña apuesta y tal vez lo considere.

—La verdad pensé que no me escucharía, no esperaba llegar tan lejos.

—Antes... —Dirigió al tablero y luego la volvió hacia mí—Parecía que estabas muy pendiente al tablero —mencionó acomodando las piezas.

—Soy muy buena jugando —exclamé con entusiasmo, aunque era obvio que mentía.

—Conque es así... —colocó una de sus manos en su barbilla y mostró una sutil sonrisa de medio lado, me miró a los ojos como si me desafiara.

—Aunque no lo parezca, soy buena estratega —Obviamente, todo era mentira. En realidad, aprendí a jugar ajedrez porque me lo obligaron en la escuela.

—Si me ganas en una partida te escucharé, puede que hasta llegue a cambiar de opinión.

Y de esta manera todo se fue al carajo.

—¿Ahora mismo? —No había practicado en mucho tiempo, puede que hasta haya olvidado como se movían algunas piezas.

—Sí.

—¿Qué pasa si pierdo? —Era lo que más me angustiaba, ¿qué me pediría a cambio?

—No lo he considerado aún, tal vez piense en algún castigo mientras jugamos — Sonrió con una pizca de malicia en el rostro.

—Acepto su pequeño y fácil reto señor.

—Qué descarada mujer —Ambos reímos y comenzamos a jugar.

***

Perdí la primera vez, le pedí otra oportunidad con la excusa de que no me había concentrado lo suficiente, pero volví a perder.

—Ya debo retirarme, se hace tarde —Se levantó y caminó rápidamente por el pasillo como si estuviera escapando de mí.

—¿Qué hay de mi castigo? —Lo seguí.

—Lo consideraré luego —Continuó caminando sin prestarme atención.

—Sé que está huyendo. Pero le aviso desde ya, que no me rendiré hasta lograr mi objetivo. Tal vez podría ayudarlo a cumplir con el suyo en el camino.

—¿Sí? ¿Según usted cuál es mi objetivo? —Se detuvo y se recostó de una de las paredes café tapizada con adornos dorados del pasillo. Me paré ante él acorralándolo y este me observó curioso.

—Puedo ayudarlo a obtener la corona si así lo desea.

—No es de mi interés.

Lo olvidaba, lo que menos le interesaba a Arthur era ascender al trono. No se llevaba tan mal con el rey, pues eran hermanos, aunque de vez en cuando sus peleas fueron tan exageradas que llegaron al punto de cruzar espadas.

—Podría ayudarle a dar con el líder de R.L. —Hasta donde había leído no se revelaba su identidad, sin embargo, estando aquí quizá lo podría encontrar.

—Interesante, ¿cómo lo harías? —Se pasó una mano por la cabeza acomodando su pelo hacia atrás, parecía estar estresado o más bien cansado de mí.

Vivir por siempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora