Capítulo 13.

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Mi papá es un señor muy chévere, amable y echador de vaina, no podía oír que uno se echaba un pelón en algo porque las agarraba en el aire y eso era mamadera de gallo hasta que el tema se le iba de la cabeza. Nos traía dulce a Alexander y a mí cuando llegaba de los viajes que tenía que hacer a Valencia, echaba cuando con nosotros de las vainas que había vivido en su adolescencia y hasta nos peleábamos de embuste cuando no teníamos nada que hacer, como aquella vez que me echó un coñazo en el brazo y se me durmió porque me había dado era, pero duro. Es bien fanático del béisbol, respiraba beisbol y las cuatro camisas y trescientas gorras que tenía en el clóset lo confirmaba, cuando comenzaban las temporadas de juegos no había quien lo parara del mueble y si se quedaba dormido viendo el juego y tú querías apagar o bajarle volumen al televisor se arrechaba porque y que él estaba era descansando los ojos.

Has visto tú.

Pero como también es bueno, tenía sus vainas malas y es que me sacaba la piedra cuando hacía treinta preguntas por segundo y a mí el cerebro se me bugueaba pensando cuál de ellas responder primero, porque el pretendía que yo tuviese una memoria más arrecha que la de Sheldon en the Big Bang theory y me acordara de cuánta vaina me había dicho. Señor, papá, cálmese que se le mete el espíritu de Eminen y yo no puedo entender que es lo que tú está diciendo.

Como ahora.

── ¿Para dónde? ¿Con quiénes? ¿A qué hora te vas? ¿Quién es el tripón de la fiesta? ¿Cuándo? ──y yo estaba frente a él en la mesa tratando de que no me explotara la vena de la frente mientras mi mamá se reía── ¿Por qué no la Merú? ¿Qué van a hacer?

── Coño, mi amor. Respira y deja que te responda una por una. ──le había dicho mi mamá, riéndose mientras venía con nosotros── Con calma.

Tomé aire pa' responder, porque ya estábamos a sábado y tenía que ser rápido porque si no fregaba.

──Al oeste de Barquisimeto, al club de la mamá de un amigo. Con los muchachos que tienes toda una vida conociendo, Daesun y Taehyun también. Me voy a las ocho, porque tengo que recoger a un gentío. ──le dije, enumerando con los dedos y viendo si no me faltaba alguna── Es Jisung, se graduó conmigo, es un reencuentro. Hoy en la noche, pá'. Porque en la Merú hay que ir amuñuñaos y es incómodo y en la Tundra vamos mejor. Vamos a echar vaina, lo que uno hace en una fiesta.

── ¿Y si te digo que no vas? ──me miró con los ojos entrecerrados y yo me crucé de brazos.

──Tú sabes que tengo dieciocho y que puedo ir. ──le dije alzando las cejas.

──Tú sabes que es mi carro y tú mi hija y si no me da la gana no vas. ──me retó y no me quedó de otra que resoplar sabiendo que era verdad pues── Mire Alexandra de Jesús, si a es camioneta se le hace, aunque sea, un rayón por fuera, usted no sale de esta casa hasta que tenga veintisiete años, oyó.

Al menos me había cedido la camioneta, ya había triunfado porque quitarle esa bestia a mi papá era pedirle que se arrancara un brazo con el corta uñas.

── ¿Si me la vas a prestar? ──pregunté, esperanzada y con las manos juntas debajo de mi cabeza. Me estaba mirando becerreado.

──Por el fin de semana porque vamos a ir a que tú abuela dentro de un rato y nos regresamos mañana en la tarde noche. ──me dijo y el grito que pegué al cielo no fue normal, mi mamá se rió, abrazando a mi papá del brazo── Pero ya tú sabes, con inteligencia y prudencia, no es que vas a andar haciendo cebo por ahí y te me comportas.

──Si papá, tú sabes que yo no soy así. ──a veces sí, pero eso no tenía que saberlo── Si quieres te aviso cuando ya venga de regreso.

──Está bien, aunque lo más probable es que te regreses a las tres de la mañana. ──me volteó los ojos── Nada de andar bebiendo mucho, tienes que manejar hasta acá y del oeste pa' la casa es bastante trayecto.

𝐃𝐄𝐋 𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐀 𝐋𝐎𝐒 𝐂𝐎Ñ𝐀𝐙𝐎𝐒. ━ Beomgyu. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora