Capítulo O9.

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—Bendición tía, ¿Cómo está? —escuché desde la cocina y la azúcar se me bajó.

—Hola Paola, dios te bendiga, chévere, ¿Y tú? —le respondió mi mamá y con medio pan en la jeta miré para todos lados buscando la forma de huir de lo que se me venía encima— ¿Y eso tú por aquí?

—Venía a hablar unas vainas con Alexandra, yo le avisé a ella que venía.

Que pajúa, claro que no me dijo un coño. A ella no le importaba llegar a los coñazos a la casa y mucho menos ahora que sabía que me iba a llover la vergiza de mi vida por no andar contándole las cosas bien, hoy mi cuarto se iba a transformar en un ring de boxeo y posiblemente yo saliese con un coñazo de mordiscos y morados por culpa de ella.

—Bueno dale, yo ya voy saliendo al negocio. —le avisó mi jefa, agarré corriendo el natulac que me andaba bebiendo y me tragué el pan a los coñazos— Ella está en la cocina, me le recuerdas que baje el pollo del freezer.

Agarrándome bien los shorts que se me estaban cayendo porque no tenían cordones y la liga estaba demasiado desgastada como para sostenerlos, escuché la puerta de la casa siendo cerrada y tan pronto como la llave hizo click en la cerradura, yo estaba corriendo como si Chávez me fuese persiguiendo gritando patria detrás mío, Yulimar se quedaba pendeja ante el atletismo que me estaba mandando en ese momento y es que realmente no quería llevar coñazos hoy.

—¡MIRA COÑO E' TU MADRE VEN PA' ACÁ! —escuché el grito de Daesun y como venía corriendo detrás de mí en las escaleras— ¡Alexandra de Jesús, tú me debes unos betulios desde que llegamos de Yaracuy! ¡No te hagas la Willy y desembucha!

—¡Yo no te debo nada, mejor págame por la vez que te cubrí con tu mamá porque te fuiste para el coño de la madre con Kai Gabriel a hacer dios sabe qué y tuve que decir embustes! —le regresé el grito, viendo de reojo como Alexander salía del cuarto suyo pa' ve el espectáculo que nos estábamos montando en medio del pasillo— Tuve que decirle que estabas dormida para que no me siguiera haciendo preguntas y encima la cagara diciéndole que no sabía en donde coño estabas metía.

Todo hubiese funcionado si no me fuese ido de pico al piso por el pie que me metió mi hermano en el camino, zendo coñazo que me llevé en el brazo, pero el jugo no se me botó, vea.

—Gracias Alex chiquito, te debo una pavita. —le dijo Dae, agarrándome del piso para llevarme al cuarto, como si fuese un trapo sucio.

—Un placer hacer negocios contigo, prima. —el muy condenado lo que hizo fue sonreírle y chocarle la mano.

Que manguangua, vale.

—¡NA'GUARÁ DE FALSO, ALEXANDER MIGUEL! —grité viendo cómo se estaba riendo el coñito, parado en la puerta con el DS en la mano— ¡El guebo enmascarado te va a volver a llevar a comer perros, oíste! Tremendo falso, no existen hermanos.

—Ya, cállate y desembucha. —cortó mi prima, cerrando la puerta para quedar nosotras dos en el cuarto. Me quedé bebiendo mi juguito mientras ella me miraba con los brazos cruzados— Habla pues, cara e' ñame, no tengo todo el día.

—¿Pero qué quieres que te diga pues? —le volteé los ojos, dejando la lata del jugo en la mesita al lado de la cama— No entiendo, vale.

—Hazte la loca, De Jesús, pero tú sabes de qué te estoy hablando y más te vale que empieces a cooperar conmigo si no quieres que llame a Taehyun Eduardo para que venga e' ladilla también a caerte a coñazos para que nos eches el cuento bien. —me entrecerró los ojos, sentándose en la silla del escritorio con los brazos cruzados y la mirada seria— ¿Qué lo qué con Beomgyu?

Me recosté en la cama, tapándome con la sábana en un vago intento de huir de lo que sea que estaba pasando en ese momento, sentí el coñazo del libro que me había lanzado la chama. Se pasaba, esa mierda tenía de grueso como siete dedos y ella me lo lanzaba por el coco sin pensar en mis pobres neuronas.

𝐃𝐄𝐋 𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐀 𝐋𝐎𝐒 𝐂𝐎Ñ𝐀𝐙𝐎𝐒. ━ Beomgyu. ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora